“Me daba pánico cuando me decían que debía ir a declarar al juzgado”

Matilde Glineur Berne es una de las víctimas en los hechos por los que se investiga al Poder Judicial que se desempeñó en los ‘70. Indica que el trato era muy duro y que nunca hubo resolución por su denuncia
“Me alegro por los avances que se han dado en estas semanas en la causa de los Magistrados, porque los militares fueron el instrumento, ellos no eran los ideólogos. Ahora se juzga a los jueces y después se terminará con los políticos que fueron quienes mandaron. Sino nos quedamos en la chiquita, ellos no idearon todo”, señaló Matilde Glineur Berne, una de las víctimas de la causa por la que se investiga al Poder Judicial cordobés que se desempeñó durante el golpe de Estado.

En las últimas semanas, la causa que tiene como imputados a los letrados que fueron responsables de la Justicia federal cordobesa. Tres de los acusados, Ricardo Haro, Antonio Cornejo y Eduardo Molina, se encuentran con prisión domiciliaria, mientras que Carlos Otero Álvarez y Miguel Ángel Puga están detenidos en el penal de Bower.

Luego de haber sido detenida en Río Cuarto y trasladada a Córdoba en pésimas condiciones, donde fue sometida a terribles torturas, Glineur Berne denunció los hechos ante el ahora fallecido juez Adolfo Zamboni Ledesma y su secretario Otero Álvarez, a quien se lo acusa de no haber investigado.

En diálogo con PUNTAL, Matilde recuerda cómo fueron los hechos que denunció y por los que no tuvo respuesta desde la Justicia. “Me detuvieron en Río Cuarto, un viernes 13 de junio, en el ‘75, antes del golpe. Estuve en la UR9 porque vino gente de Córdoba a buscarnos a mí y a mi pareja”, recuerda la reconocida médica de nuestra ciudad, y agrega: “No había pedido de ningún juez, estaban de civil, eran grupos de tareas de la Policía”.

Indica que ante lo sucedido, su padre, que era presidente del Colegio de Abogados, y el juez Gustavo Porqueles, presentaron un recurso de amparo para que se esperara un pedido de los jueces para el traslado. “Recién nos sacaron el día sábado, me pegaron al frente de toda la gente que se congregó en el edificio del centro. La gente de Río Cuarto no nos tocó, fueron los policías de Córdoba”, aseguró.

- ¿Cómo fue ese traslado a Córdoba?

- Nos pusieron en dos autos civiles y nos sacaron de la ciudad tirando tiros con las ametralladoras por las ventanas. Una situación se vivió en Río Cuarto y otra distinta cuando salimos de la UR9. La tortura comenzó desde que nos subieron a los autos, y hubo cosas que me quedaron marcadas, como lo que hicieron con mi padre.

Glineur Berne señala que en medio del viaje frenaron los autos y detuvieron el automóvil en el que venía su padre siguiéndolos. Lo sacaron del vehículos y le realizaron un simulacro de fusilamiento. “A mí, me tenían tirada dentro del auto y me decían que mi papá había quedado con las cuatro ruedas para arriba”, explicó.

“Son cosas que te dejan marcada porque no son agresiones que te hacen a vos, sino que lo hacen a la gente que uno ama”, dijo y aseguró que en el viaje “sucedieron cosas muy feas”. Señala: “En el camino a mí también me hicieron simulacro de fusilamiento, pero después de que tiraban la primera bala y no me pegaba, ya sabía que no me iban a matar”.

En Córdoba

- ¿Qué sucedió una vez que llegaron a Córdoba?

- Me llevaron a la D2, donde estuve 22 días de manera ilegal, y después me trasladaron al Buen Pastor. Ahí me blanquearon y me pusieron a disposición del Juzgado Federal Nº1 y el Nº2. Me dieron la libertad en diciembre del ‘75, y cuando estaba esperando para que me la concedieran, me regresaron a la cárcel a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional).

Para Glineur Berne la cárcel del Buen Pastor fue transitoria, porque al poco tiempo la llevaron a la UP1, momento en el que realizó su denuncia ante el juzgado. “Eso fue en diciembre, yo estaba embarazada de 7 meses, tenía una panza muy grande y no me daban ni agua”, dice.

- ¿Fue liberada desde la UP1?

- No, en la UP1 estuve hasta octubre del ‘76, cuando me llevaron a Devoto. Estuve en el primer grupo que trasladaron, estábamos en una lista que había sido pedida por (Luciano Benjamín) Menéndez, de 26 mujeres y 140 varones, que iban a matar. Nunca supe porqué estabamos en esa lista, sabemos que hubo una interna entre ellos, en una madrugada nos ataron con alambres, nos vendaron y nos subieron a un avión. En la UP1 vivimos la época más terrible, con los fusilamientos y los compañeros estaqueados en el patio, las torturas, y las cosas terribles que nos hacían hacer. De Devoto me largaron recién en 1980.

Glineur Berne señala que fue detenida en 1975, por lo que a la denuncia ante la Justicia la hizo también durante la democracia. “Después del golpe ya no había posibilidad de hacer más denuncias”, dice.

- ¿Qué respuestas tuvo ante sus declaraciones?

Sobre el viaje y mis días en el D2, cuando hago la denuncia de las torturas ante el juez, me dijeron que no me había trasladado nadie. Como si no hubiera existido personal destinado a ir a buscarme, o autos, por generación espontánea fui detenida en Río Cuarto y aparecí en el D2. Nadie me vio ni me tocó, siendo que conmigo iban 4 personas y en el auto que llevaban a mi compañero iban otros 4 policías.

- ¿Quién fue el que tomó su caso?

- A la denuncia la hice ante Adolfo Zamboni Ledesma, con quien tenía una de las causas en mi contra. Ante él informé sobre mi traslado de Río Cuarto a Córdoba, y después me dijeron que investigaron la denuncia pero la desestimaron porque ningún personal había sido destinado y que no me conocía nadie.

Asegura que tanto el juez como su secretario, Otero Álvarez, “me trataron muy mal, me faltaron el respeto constantemente”, dijo y agregó: “Yo me acuerdo perfectamente la cara de los jueces, como recuerdo la de los que me torturaron”.

- Para el fiscal Gonella, el Poder Judicial garantizó la impunidad del accionar militar.

- Sí, así fue, fueron coautores de los hechos. Cuando a mí me decían que me preparara para ir a declarar al Juzgado, a mí me agarraba pánico. Le tenía más miedo que ir con la Policía, porque eran terroríficos. Nos tenían esperando parados y sin agua. Sabíamos que los militares no nos iban a tratar bien, pero que los abogados tampoco lo hicieran, no lo esperábamos. Nos agredían, insultaban, cosas que esperábamos de los militares, pero es distinto un juez o su secretario que esperábamos que impartieran justicia.

- ¿Ha analizado la posibilidad de presentarse como querellante en la causa?

- Esta semana lo voy a analizar, voy a ver cómo actúo en relación a esto. Sucede que es muy duro sólo pensar en que me tendré que enfrentar con quienes me torturaron y que me empiecen a preguntar cosas terribles de lo que me pasó. Estamos contentos por las detenciones, se tomó conocimiento de que lo que decíamos era cierto, pero igual tenemos que seguir viviendo.

Hechos por los que se imputa a Otero Álvarez

En la causa de los Magistrados, el hecho Nº28 es el que contempla las torturas denunciadas por Glineur Berne y que apunta contra Carlos Otero Álvarez en su condición de secretario penal.

Se considera que no cumplió con sus deberes funcionales, “al no poner en conocimiento de la autoridad competente el delito de tormentos denunciado” Matilde. Ella refirió haber sido víctima de vejámenes y apremios ilegales en el Departamento de Informaciones D-2 de la Policía de la Provincia de Córdoba, mientras que “refirió que en circunstancias en que fue trasladada en automóvil desde la ciudad de Río Cuarto hasta la ciudad de Córdoba, por personal policial de esa ciudad que se encontraba vestido en ese momento de civil, fue objeto de simulacros de fusilamiento en dos o tres oportunidades” y otras agresiones físicas, indica la causa.

Según el fiscal Carlos Gonella, Otero Álvarez “tomó conocimiento de estos hechos durante la indagatoria de la víctima a la que asistió como fedatario en la fecha indicada, sin que entonces ni con posterioridad cumpliera con los deberes impuestos por el Código de Procedimientos en Materia Criminal entonces vigente”. Por lo tanto, considera que garantizó la impunidad de los autores materiales y mediatos de los delitos denunciados.

Luis Schlossberg

lschlossberg@puntal.com.ar

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