Los directivos de las empresas de medicina paga mantuvieron reuniones en las últimas semanas con funcionarios de la Superintendencia de Servicios de Salud para lograr la autorización de un nuevo incremento a las cuotas de los afiliados.

El monto reclamado era sensiblemente mayor al 5,5% que finalmente se habría comprometido a otorgar el Ejecutivo, según confiaron fuentes vinculadas con las negociaciones al diario La Nación. Las prepagas reclaman, por un lado, compensar la diferencia entre las subas solicitadas el año pasado y las que se dejaron aplicar para compensar los aumentos de costos de 2013.

Mientras las compañías exigían un aumento total de 26%, el Gobierno habilitó dos ajustes de entre el 18 y 19%, según el tamaño de la entidad, siempre correspondiente por los costos de 2013. El último se liquidó con las cuotas de diciembre e impactó en las boletas de enero. No obstante, también el año pasado se autorizó una suba del 8%, pero como compensación por los gastos de 2012.

Así, en definitiva, las cuotas de los afiliados se encarecieron a lo largo del 2013 entre 27,7 y 28,9%. Sin embargo, las empresas insisten en que acumulan un retraso en los últimos años, porque la suba de costos fue mayor.

En tanto, el otro argumento que esgrimieron para pedir la suba fue la fuerte devaluación del peso, que tuvo un impacto severo en la actividad, según los directivos. Ocurre que hace 15 días, las clínicas y prestadores médicos advirtieron que los insumos, el material descartable y los medicamentos (principalmente los importados, pero también los de fabricación local) llegaban con incrementos que en algunos casos superaban el 40 por ciento.

Frente a esta situación, las prepagas sostienen que sólo podrán hacer frente al aumento del 11,5 por ciento que piden los sanatorios trasladando esa alza a los afiliados.