Se cumplieron 10 años del reactor que INVAP construyó para Australia

Se cumplieron 10 años del reactor que INVAP construyó para Australia

Hace una década comenzaba a operar lo que sería un hito en la trayectoria de la empresa rionegrina y de la industria argentina: la exportación de un reactor de investigación por 200 millones de dólares.

El pasado viernes 12 de agosto se cumplieron 10 años del momento en que el reactor OPAL (reactor australiano de agua liviana en pileta abierta, por sus siglas en inglés) comenzó a operar por primera vez y a muy baja potencia. 

En noviembre de ese año, el OPAL alcanzó pleno funcionamiento y fue inaugurado oficialmente en abril de 2007 y se convirtió así, en la mayor exportación de tecnología llave en mano de la Argentina, por un monto de 200 millones de dólares.

El OPAL es un reactor de 20 MW de potencia que utiliza uranio de bajo enriquecimiento -diseñado para investigación, producción de radioisótopos e irradiación de materiales de silicio para la microelectrónica- ubicado en Lucas Heights, a 35 kilómetros de Sydney.

El OPAL es un reactor de 20 MW de potencia que utiliza uranio de bajo enriquecimiento. Fue diseñado para investigación, producción de radioisótopos e irradiación de materiales de silicio para la microelectrónica.

El proyecto del OPAL partió desde el diseño de concepto hasta la ingeniería, la capacitación del personal y la puesta en marcha. En la actualidad, el reactor sigue operando efectivamente, la producción de radioisótopos continúa y en el área de investigación, lo usan cerca de 1.000 científicos al año para experimentar con haces de neutrones.

El diseño del proyecto es ciento por ciento argentino, y los técnicos y obreros australianos estuvieron bajo las órdenes del equipo argentino durante los años que duró la obra.

Gran parte de la infraestructura fue construida en Bariloche y luego trasladada a Sydney. Muchos de los especialistas argentinos se mudaron con sus familias a Australia y otros tantos lo hicieron solos, visitando cada tres meses a quienes permanecieron en nuestra ciudad.

Un detalle curioso sobre el diseño está en una especie de enrejado externo de acero que cubre gran parte del reactor. El mismo se pensó en función de un posible atentado terrorista, y para ello se simuló un ataque con un helicóptero. El resultado fue un entramado de acero que destruye el avión y lo hace estallar fuera del OPAL.

La construcción y puesta en marcha del reactor nuclear OPAL dio trabajo a más de 1.000 expertos de más de diez países, implicó la participación de más de 80 empresas subcontratistas y sus planos ocuparon algo más de 30.000 documentos.

Todas estas cifras parecen ínfimas frente a las dimensiones físicas de la obra que llevaron a cabo los expertos del INVAP y la CONEA, todos ellos argentinos; y de los casi 400 millones de dólares australianos (más de 200 millones estadounidenses) que Australia invirtió en el proyecto.

INVAP tiene 40 años de trayectoria y durante los años noventa atravesó una grave crisis. Hoy factura 1.604 millones de pesos, frente a 730 millones de pesos en ventas en 2014. Durante los últimos 10 años, la empresa no paró de crecer y llegó a los 1.400 empleados, tanto a partir de la expansión de su negocio original -el nuclear, que hoy emplea a una cuarta parte del plantel- como a través de la incursión en otros sectores, desde satélites hasta radares, aviones autónomos, medicina y energía eólica. 

Sin embargo, desde fines del año pasado, debido a la incertidumbre sobre la continuidad de los proyectos en curso tras el cambio de gobierno, la empresa frenó la contratación de nuevo personal.

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