¿Culposos?

¿Culposos?

Por: Jorge Fontevecchia. "(Cambiemos) aumentó el gasto social. Tienen procesos culposos.También saben que fracasaron en lo económico y tienen que aguantar este gasto indefectiblemente para que no haya conflicto social. 

Ni siquiera fueron liberales. Hay algunos que el domingo van a misa, reparten alimentos y se sienten bien. Es el modelo de beneficencia del 50, donde algunas señoras tranquilizaban su conciencia regalando ropa y alimento". Esto dijo Pichetto, poseedor de la sintaxis más articulada del peronismo no K, en la última edición de la revista Noticias.

Pocos días antes circuló en reenvíos de whatsapp un texto de Nicolás Márquez, un escritor ultraconservador, sosteniendo que "el de Macri es un gobierno culposo. Conformado por ricos vergonzantes. Tienen pánico de ser acusados de 'derechistas' y entonces viven coqueteando con el error progresista y con la socialdemocracia. Desde el punto de vista ideológico es un horror. Pero desde el punto de vista político es infantil: los sectores conservadores se sienten traicionados por este gobierno timorato y los sectores de izquierda, por más cortejos que Macri les brinde, no lo van a votar jamás porque le tienen un odio de clase connatural y porque además ellos ya tienen sus propios partidos. Es asombroso lo torpe e infértil que es Cambiemos. Una verdadera desesperanza".

Al comienzo de Cambiemos, otra definición mucho más benévola de un importante empresario sostenía que "Macri es futbolero, le gusta que lo aplauda la tribuna". Y el año pasado, en lo personal, yo tuve una directa comprobación de ese fantasma en el jefe de Gabinete, Marcos Peña, cuando en Perfil.com se publicó que su padre fue segundo del canciller Costa Méndez durante la dictadura militar (ver: http://bit.ly/padre-peña-dictadura).

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Edipos de Macri, con su padre patria contratista, y de Peña, de padre funcionario de la dictadura

Por entonces, el jefe de Gabinete canceló un almuerzo previsto en Perfil y tuve una discusión con Jaime Duran Barba, quien justificaba la ausencia por el golpe emocional que le producía a Marcos Peña que difundiéramos esa información. Algo ilógico porque primero la nota decía textualmente: "Marcos Peña nació en 1977 y, obviamente, no tiene ninguna responsabilidad sobre el pasado de su padre". Además, podía argumentar que su padre había colaborado en la hora más crucial de la diplomacia argentina durante la Guerra de Malvinas, tratando de reducir las consecuencias de los errores militares. De hecho, Félix Peña, el padre de Marcos, sin ninguna consternación, participó posteriormente en varios eventos de Editorial Perfil y de la revista Noticias porque se trata de un reconocido diplomático de carrera y activo intelectual del CARI.

En la misma nota que hirió la sensibilidad del jefe de Gabinete, su padre explicaba: "Yo llegué a la Cancillería cuando había claras señales de que estábamos en el final de una etapa y se iniciaba una transición hacia la democracia. No la hubiese integrado antes" y aclaró que no tuvo "ninguna intervención" relacionada con las denuncias de violaciones a los derechos humanos.

Pero quizá Marcos Peña y Macri tengan razón y quienes los califican de "culposos", "ricos vergonzantes" (en el caso de Peña por asociación con su jefe y subordinados, porque él vive en un departamento de 70 metros y claramente no es rico), de “tener pánico de ser acusados de derechistas”, “torpes”, “infértiles”, “timoratos” e “infantiles” no hayan alcanzado a percibir que la clave del triunfo electoral de Cambiemos pudo haber residido, precisamente, en esa pretendida hibridez. Y de ser reelecto Macri en 2019, a pesar de su economía, esa táctica pasaría de ser torpeza a astucia y de defecto a virtud.

La polarización paradójica: Macri y Cristina se disputan el centro del PJ no K y radicales no M

Salvando las distancias, una elasticidad similar parecería estar ensayando Cristina Kirchner cuando, en su última presentación pública en el estadio de Ferro previa al G20, comenzó diciendo: "No es una contracumbre. Nosotros, como espacio progresista, debemos acostumbrarnos a no presentarnos como la contra de nada, sino como un espacio político de ideas y perspectiva económica y social" y propuso "un frente social, cívico y patriótico en el cual se agrupen todos los sectores que son agredidos por las políticas del neoliberalismo" que exceda "a derechas e izquierdas". Y, para que no quedaran dudas, agregó: "La división no puede ser entre los que rezan y los que no rezan, esa división es un lujo que no podemos permitirnos porque en nuestro espacio hay pañuelos verdes, pero también pañuelos celestes, y tenemos que aprender a aceptar eso". También Cristina Kirchner hace de cierta hibridez fuente de sustentación política, y quizá por eso mismo el kirchnerismo, para resistir doce años en un país con valores de clase media como Argentina, nunca se radicalizó hacia el chavismo.

Paradójicamente, la polarización (“gato-yegua”) lucha por el centro, o como decía Perón: "Todos son peronistas". Pichetto, en el reportaje de Noticias, acusa a Cambiemos de ser "kirchnerismo blanco" y uno de los problemas del peronismo federal, ahora Alternativa Federal, podría ser que el centro entre Cambiemos y el kirchnerismo también esté ocupado por Macri y Cristina o por lo menos se esfuercen por ocuparlo, mucho más Cambiemos hasta ahora.

Pero aún en el éxito electoral tendrán razón aquellos que critiquen a Cambiemos sobre el "para qué". Para qué ganar si no es para cambiar nada. Con agudeza el sociólogo Carlos De Angelis se preguntaba ayer en PERFIL si en 2019 Cambiemos seguirá usando el eslogan de "cambiemos". También aplicable a Cristina Kirchner: ¿para qué ser presidenta con la obligación de cumplir con el Fondo Monetario o en un contexto económico mundial que le impida hacer las políticas en las que confía?

Pero en esa búsqueda de los polos por acercarse al centro, es moralmente mejor ser culposo que hipócrita, aunque en la desesperación económica muchos puedan preferir al que “roba pero hace”. Pichetto diría que no está prescribiendo eso al criticar “el modelo de beneficencia del 50, donde algunas señoras tranquilizaban su conciencia regalando ropa y alimento” de Cambiemos, sino que propone a Alternativa Federal como quienes podrían hacer y no robar. Tiene dos problemas: en la misma nota de Noticias Pichetto dice: "Los últimos años, el kirchnerismo modificó negativamente los grandes lineamientos que hizo Néstor", pero la táctica electoral actual del kirchnerismo busca instalar que el corrupto era Néstor Kirchner y que Cristina no tuvo responsabilidad con la corrupción.

Finalmente, el éxito electoral en 2019 dirá quién tuvo razón en una sociedad que afortunadamente también es culposa, híbrida y centrista.

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