Cuenta regresiva

Cuenta regresiva

Obligado a ganar para recuperar la punta, Godoy Cruz será la primera de las diez finales que tiene para conseguir el título. Lo necesitan el Vasco, Angelici y Tevez.

 

Lo necesita Arruabarrena. Ni que hablar Angelici. Para los hinchas, si creemos lo que dicen en la cancha, es una cuestión vital. Al igual que para Orion, Cata Díaz, Gago y compañía, si lo que quieren es larga vida deportiva en el club llamado Boca y propietario de un planeta aparte por las partes recién mencionadas. Diferentes motivos, igual objetivo: un título. Hace falta como hacía muchos, muchos años que no pasaba. Y el camino para lograrlo entró en su cuenta regresiva. Diez partidos. Diez finales. Hoy, con Godoy Cruz, se viene la primera.

La primera, dijimos. No la única. Porque el fixture no asoma sencillo -comparándolo, por ejemplo, con lo que fue el del arranque del año- teniendo en cuenta la posición y posibilidades de los rivales. Veamos: después de los de Heinze toca el Lobo de Troglio en el Bosque. El domingo siguiente, sin Gago, Tevez, Lodeiro y Fuenzalida, San Lorenzo llega a la Bombonera en una definición anticipada por el torneo. Enseguida, como para tener un respiro, clásico con River en Núñez. Y el sprint final es con Racing, Tigre y Central en Rosario...

Ya lo anticipó el Vasco: “Si no se logra ningún título, en diciembre estaré en mi casa con mi familia”. En la misma línea se ubicó Orion, el arquero que hoy no estará pero que de su titularidad no duda ninguno del cuerpo técnico: “Para perdurar en Boca tenés que ganar”. El mismo concepto cabe para varios de sus compañeros. Angelici, que lo único que ganó durante su gestión fue una Copa Argentina que ni él tiene en cuenta, no se anima a blanquear públicamente su necesidad -más allá de reconocer que “la gente no se junta en el Obelisco para festejar balances”- debido a que en años eleccionarios, cualquier palabra mal entendida puede ser usada en su contra antes de las urnas. Y un voto menos puede significar un cambio de gobierno...

Salvo modificaciones obligadas por lesiones, suspensiones o eventuales convocatorias para selecciones, el equipo que saldrá en el póster en caso de conseguir el objetivo se podrá decir de memoria. Quedó en el olvido la rotación justificada por la doble competencia del primer semestre y, con la llegada de Tevez, Arruabarrena se volcó por un nuevo esquema que, salvó en la caída con Unión de local, siempre le dio resultado.

Carlitos, justamente, no sólo motivó un cambio de esquema. También de mentalidad. Anticipó en su llegada que el grupo tenía que retomar la mentalidad ganadora. A él se la transmitieron Schiavi, Palermo y varios grandes de la historia del club. Ahora, volvió como ejemplo a seguir. Todos los necesitados se ilusionan. Y la música del final feliz de la película ya está programada. “Que de la mano, de Carlos Tevez...”.

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