Lo más crudo de la cuarentena: el pequeño negocio ya no puede sobrevivir ni con ayuda estatal

Lo más crudo de la cuarentena: el pequeño negocio ya no puede sobrevivir ni con ayuda estatal

El aislamiento social obligatorio asfixia a los negocios a la calle. Tensión con proveedores, cheques rebotados y sueldos en riesgo, parte del escenario.

Por Claudio Zlotnik.

Por una lógica cuestión de privacidad, la identidad del empresario no es revelada por iProfesional, pero la historia es ciento por ciento verídica. Se trata de S.I., dueño de uno de los restaurantes más emblemáticos de la Ciudad de Buenos Aires.

Como los demás en el país, el local de S.I. se encuentra cerrado al público. El salón -que recibía 120 comensales entre lunes y miércoles y entre 170 y 200 de jueves a domingos- ahora está vacío. Desde la puerta impresiona observar las sillas sobre las mesas que -igual- están cubiertas con los típicos manteles blancos.

Hacia allí se acercan los motoqueros de Glovo para llevarse los pedidos. Pero nada es lo mismo. Tampoco para el dueño. Desde que empezó la cuarentena, cada noche recibe entre 28 y 35 pedidos por la aplicación. Aunque la situación viene volátil. El último jueves, por ejemplo, vendió apenas una decena de cenas.

S.I. saca cuentas y las comparte con iProfesional. Desde que el local cerró, las ventas a pedido cubren apenas entre 9% y 11% de su facturación habitual. No le alcanza ni siquiera para pagar los sueldos.

Los salarios de cocineros, mozos, el personal que atiende en el mostrador y los lavaplatos, usualmente se cubren con el 35% de la facturación normal, cuenta el dueño del restaurante. En total son 19 personas, que cobran un salario promedio de 35.000 pesos de bolsillo.

A S.I. se lo nota angustiado. Está claro que con lo que expende ahora no le alcanza para pagar los salarios ni las demás cuentas que debe abonar cada comienzo de mes: desde el alquiler del local hasta los consumos de electricidad y gas, además de los impuestos (nacionales y de la Ciudad).

"Encima, Glovo me gira el dinero en las próximas semanas. Y se queda con el 20% más IVA de la venta en concepto de comisión", relata.

Para colmo, la mayoría de sus proveedores sólo admiten venderle al contado: básicamente, sus compras de carne, pescado y verduras.

El broche a la dramática situación lo ponen los bancos. Como varios de los cheques emitidos por S.I. volvieron rebotados por falta de fondos, desde las dos entidades con las que trabaja lo llaman varias veces por semana para ver si puede cubrir el "rojo".

"Me llaman para decirme que me pueden cubrir hasta un máximo de $30.000 por 24 horas", señala. "¿De dónde voy a sacar el efectivo?", pregunta.

Recién se tranquilizó cuando el Banco Central sacó la norma que evita las inhabilitaciones y las multas por los cheques impagos. Un problema menos. Pero eso no impidió el malhumor cuando, el miércoles pasado, no pudo depositar dinero en efectivo en la sucursal.

"Salí del negocio a las 10.30 y eran las 14.30 y no lo había logrado. Se supone que por grandes sumas hay personal especialmente afectado, pero en mi caso todo fue con demoras y nervios", relata.

Para pagar los sueldos, el empresario preguntó en los tres bancos donde tiene cuentas. "Dudé mucho. ¿Quién me dice a mí que la cuarentena termina después de la Semana Santa y vuelvo a trabajar? ¿Y si, en el mejor de los casos, me dejan abrir con restricciones y sólo me permiten cubrir la mitad del restaurante? ¿Cómo pago los salarios del mes que viene? ¿Y cómo hago para pagar las cuotas de esta deuda?".

Por ahora, son preguntas que no tienen respuestas. Porque nadie las tiene.

Los créditos propuestos por el Gobierno para que las Pymes paguen salarios de marzo tienen una tasa de interés del 24% nominal anual. Unas treinta cámaras que engloban a pequeños y medianos empresarios reclamaron a Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, que el costo de esos préstamos sea al cero por ciento. Como una manera de darle un respaldo explícito a los comercios y fábricas que están obligados a cerrar las persianas en plena cuarentena.

Kulfas se entusiasmó con la idea, pero los bancos la rechazaron. El ministro, incluso, habría redactado un decreto de necesidad y urgencia para salir rápido con la iniciativa. Pero la presión de los bancos fue implacable. Los financistas aceptaron, como máximo, una tasa nominal del 24 por ciento.

Distintos empresarios consultados por iProfesional comentan que los Repro (Programa de Recuperación Productiva) todavía no están a disposición, a pesar de que el Gobierno prometió que se accedería a través de un trámite express.

Lo admite también Marcelo Fernández, dirigente Pyme -titular de la Confederación General Económica (CGERA)-. "¿Cómo hacemos para presentar los papeles si no estamos abriendo la fábrica? ¿De dónde sacó la nómina de los empleados, por ejemplo?", se pregunta.

"Los empresarios no sabemos de trámites; sabemos de trabajo y de producción. No de preparar el papeleo, y hoy eso es imposible. Pero los salarios hay que pagarlos", relata angustiado el dueño de una textil.

El impacto de la cuarentena, en primera persona

La experiencia de un fabricante de plásticos completa el panorama sobre la efectividad y la poca conveniencia de las líneas especiales para pagar los salarios.

Plantea el industrial Pyme, en diálogo con iProfesional: "Me acaban de liquidar el préstamo de $630.000 al 24% anual en 12 cuotas. Según el banco, el plan de tres meses de gracia no existe. No me lo dieron. En total, me acreditaron $609.000. ¿Por qué menos? El banco cobró 2% de comisión ($12.600) más IVA. El Impuesto a los Sellos, que en principio dijeron que no llevaba, finalmente lo cobraron. También "Percepción". En total, el costo fue de casi $21.000, donde sólo recuperaré el IVA".

Y agrega: "Si a todos estos gastos los sumo al 24% anual, el Costo Financiero Total (CFT) debe andar por lo menos entre dos y tres puntos adicionales. El único aliciente es que esta tasa seguro que terminará siendo negativa respecto de la inflación que viene. Pero, que quede claro, en la crisis, los únicos que siguen haciendo negocios son los bancos".

Otro caso, esta vez el de una pequeña empresa que fabrica frenos, con 22 empleados. Así cuenta la experiencia Agustín, uno de los socios, que quiso sacar la línea especial para capital de trabajo:

"El lunes a las diez y media de la mañana, mi oficial de cuenta del banco me ofreció $750.000 al 24% anual. Me prometió que era algo express. Hasta ahora (viernes por la tarde) no se pudo liquidar pues lo fácil que era se complicó con un montón de formularios que fueron apareciendo", se lamenta.

Y detalla: "Ayer (jueves) teóricamente estaba todo y hoy lo liquidaban. El funcionario del banco me llama hace un rato y me dice que, como máximo, podrían otorgarme $620.000. Menos de lo que necesito. Y que no existen los tres meses de gracia para devolver el préstamo. Me cansé. Le dije que no iba a volver a firmar todos los papeles; en este contexto es un problema adicional. Así que el lunes que viene decido".

¿Qué hacer? Esa es la cuestión

S.I, el dueño del restaurante, ya tomó la decisión. No quiere que se lo juzgue moralmente, pero resolvió que dejará algunas cuentas impagas. "Más adelante se verá. Soy un cumplidor histórico", asegura, con papeles en la mano.

Este mes no abonará ni el IVA, ni Ingresos Brutos, ni el ABL, estos dos últimos de la Ciudad. Pagará exclusivamente las cuentas de luz y de gas. Y esta misma semana se sentará a negociar la cuota mensual del alquiler. Va a proponer pagar la mitad y el resto para el momento en que se normalice la situación.

También cumplirá con los $35.000 mensuales de la cuota de la medicina prepaga. Eso sí, "después de tantos años va a ser la primera vez que demore el pago de la cuota del colegio. Para todo no alcanza".

Historias en primera persona de uno de los momentos económicos y sociales más complicados de la Argentina desde la crisis de 2002.

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