Cristina, la piedra en el zapato para la renovación del peronismo

Cristina, la piedra en el zapato para la renovación del peronismo

Fue una noche para el olvido para el PJ, cuyos aspirantes a 2019 quedaron opacados aún por una ex Presidenta derrotada. ¿Podrá construir un candidato competitivo en 2 años?

 

Corría el 2014, sin re-reelección y a falta de herederos no sanguíneos, un mal que persiguió siempre al kirchnerismo (su mujer Cristina y su hermana Alicia supieron ocupar los viejos cargos de Néstor), un año antes de las presidenciales desde la Casa Rosada se inventó el G7 del peronismo. En la renovación de autoridades partidarias, entre los aspirantes a sucesor se repartieron vicejefaturas ad hoc. La única candidatura que pasó el "baño de humildad", para terminar perdiendo el ballotage, fue la de Daniel Scioli.

El ex gobernador bonaerense hoy es diputado gracias a Unidad Ciudadana de Cristina Fernández de Kirchner. ¿Y qué pasó con el resto de los "presidenciables" de entonces, pensando en 2019? Descartados el (jubilado) entrerriano Sergio Urribarri, Aníbal Fernández por razones de público conocimiento y Julián Domínguez, relegado de la lista de Cumplir. El santafecino Agustín Rossi sigue alineado al kirchnerismo y regresará al Congreso, perdiendo con Cambiemos pero ganándole al socialismo gobernante.

 

 

Del resto del G7, quien hace años venía trabajando en la mudanza a Balcarce 50 es el mandatario salteño Juan Manuel Urtubey, cuya figura se nacionalizó más por su casamiento con Isabel Macedo que por sus logros políticos. En 2015 fue reelecto con el 50,8% de un padrón de 937.124 electores: casi el 10% de los votos bonaerenses de Cristina Kirchner, a quien pretendía jubilar. Anoche, junto a otros peronistas light, fue uno de los grandes derrotados de la jornada. Otro que integraba el team era Florencio Randazzo que, tras el veto, se fue a su casa, volvió este año y el sello del PJ no le sirvió para nada.

 

 

Otro de los que aspira(ba) a olvidar a la ex Presidenta era su futuro compañero de recinto (tal vez no de bancada), Miguel Angel Pichetto. En 2015 perdió la gobernación de Río Negro cuando parecía imperdible para el PJ. Anoche, María Emilia Soria fue una de las revelaciones de la provincia al derrotar a los oficialismos local (que bajó sus candidatos post-PASO) y nacional. Y con el sello del Frente para la Victoria.

 

 

Por fuera de lo que supo ser el dispositivo peronista K, se anotaba para 2019 el cordobés Juan Schiaretti. Cambiemos le destruyó ayer todos sus sueños. Otros eternos apuntados era los (precisamente) puntanos Rodríguez Saá. El Adolfo dio vuelta un resultado de 20 puntos frente a su ex delfín Claudio Poggi. Caso extraño: ahora ganaron con un Alberto hiper-cristinista. "Entiende que el peronismo debe ir unido o (el macrismo) nos pasa por encima", justificaban el cambio ideológico cerca del gobernador de San Luis a principios de año. Mal no le fue: lo mismo que a intendentes bonaerenses que volvieron a peregrinar al Instituto Patria luego de escuchar a Randazzo y a Sergio Massa.

 

 

Hablando del líder renovador que era mirado por los aspirantes a renovar el PJ: no sólo ratificó su tercer puesto de las PASO, anoche perdió su bastión Tigre.

 

 

Funcional a la Grieta como enemiga predilecta a la Casa Rosada, sorteando las causas judiciales en su contra, Cristina Kirchner fue la derrotada, por primera vez en su CV, más ganadora. Despertando amores y (muchos) odios, es el único escollo para la unidad del PJ pero, paradójicamente, también es la única que lo podría encolumnar detrás suyo, en un universo peronista herido como en 1985, cuando fue divido, por un alfonsinismo que bordeó el 43% de los votos. ¿Será el 2019 otro 1987? ¿Podrá el peronismo construir un candidato competitivo en dos años en un país pintado de amarillo? ¿O se resignará, algo inédito en su historia, a llevar resignado sabiendo la derrota a un Leopoldo Moreau (hoy vocero de UC) de 2003?

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