Cristina, con Mujica por la suspensión del dragado del canal Martín García

Se verán el martes. “Si me tengo que tragar sapos, lo hago”, dijo Pepe
El presidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, mostró ayer su descontento por la suspensión de las obras de dragado del canal Martín García y en un desayuno en la Unión de Exportadores de su país manifestó: “Si me tengo que tragar sapos y culebras por el trabajo de la gente, lo hago”. Se trata de un nuevo capítulo de una larga negociación, que continuará el martes en Brasil en una conversación que mantendrá el mandatario oriental con su par argentina, Cristina Fernández, en el marco de la incorporación de Venezuela como miembro pleno del Mercosur.

Durante un encuentro en el complejo Punta Cala, Mujica llamó a los uruguayos a no “asustarse” por la negociación con la Argentina y declaró: “Cada vez que tenemos bronca y pelea, perdemos. ¿Qué voy a hacer, pincharle el ojo?”, se preguntó con ironía el ex dirigente tupamaro, que remarcó que “los enemigos derrotistas están adentro del Uruguay”.

Más allá de la voluntad política de los presidentes, las obras de dragado del canal Martín García han sufrido en los últimos meses numerosas demoras, de las que se acusan mutuamente las cancillerías de ambos países. Esta semana, el tribunal de cuentas (TCR) de Uruguay señaló que los retrasos que se dieron en las licitaciones en torno de la obra terminaron por privilegiar a Riovía, empresa holandesa que dos meses atrás estuvo en el centro de los cruces binacionales cuando en Uruguay surgieron dudas en torno de denuncias de irregularidades.

Tras conocer ese informe, el Palacio San Martín paralizó por completo el proceso para profundizar el dragado del canal, hasta tanto el gobierno uruguayo “se sienta totalmente satisfecho de haber aclarado sus dudas sobre la regularidad de los procedimientos”. En respuesta, la cancillería uruguaya rechazó la “decisión unilateral” de la Argentina, instó a “continuar las negociaciones inmediatamente” y dio a entender que el tribunal de cuentas no detectó irregularidades en la licitación, al advertir que “la extensión del contrato fue estrictamente ajustada a derecho”.

En medio de la polémica también se conoció un estudio de la Sindicatura General de la Nación (SIGEN), que consideró que no existieron irregularidades en el proceso y que el precio acordado por la licitación fue “razonable”.

Este nuevo cruce entre la Argentina y Uruguay, al que este jueves se sumaron las palabras de Mujica, se produjo dos meses después de haberse conocido la denuncia sobre presuntas irregularidades en el proceso.

“Tenemos que negociar como quien está en una palangana, moviéndose para un lado y para el otro”, manifestó ayer el mandatario charrúa, ante los exportadores, desde donde se preguntó si están “hipotecando principios de soberanía o peleando por el trabajo de los uruguayos”.

La culminación del pliego para el llamado a licitación de las obras de dragado del canal Martín García había sido anunciada por Cristina Fernández y Pepe Mujica en un encuentro hecho en agosto del año pasado en la Casa Rosada y que había sido catalogado de histórico porque además allí se acordó el desarrollo del proyecto de regasificación de gas natural licuado, la creación de una comisión conjunta para la organización del Mundial de fútbol de 2030, la rúbrica del acta constitutiva del Consejo Empresarial Argentino-Uruguayo y la llegada de un tren binacional después de más de treinta años. Fue de alguna manera el fin de una época de tensiones por la instalación de una pastera en la ciudad uruguaya de Fray Bentos.

Más allá de las diferencias en torno del dragado del canal, las cancillerías de ambos países se habían cruzado hace un mes por la incorporación de Venezuela como miembro pleno del Mercosur. Horas después de la cumbre de Mendoza, el ministro uruguayo Luis Almagro había dicho que no estaba de acuerdo con que se haya dado “en esas condiciones, […] en estas circunstancias” y que su país debía “analizar nuevamente la legalidad de esta medida”. Pero fue desautorizado por Mujica y por Buenos Aires y Brasilia, que ratificaron la unanimidad y legalidad de la decisión adoptada.

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