Cristina va a Moscú con medio gabinete para cerrar acuerdos

La Presidenta se reunirá con el premier ruso Vladimir Putin. Lleva ocho ministros en la delegación.

Cristina Kirchner será el primer presidente electo desde el retorno de la democracia en culminar su mandato sin pisar la Casa Blanca. En cambio, eligió cerrar su último año de gestión volviendo a visitar las dos potencias con las que mostró más afinidades: en febrero pasó por China y esta semana estará en Moscú, donde intentará cerrar un amplio espectro de acuerdos comerciales, energéticos, culturales, de seguridad y defensa, coronando un esquema de alianzas en el tablero mundial cuya perdurabilidad después del 10 de diciembre resulta una incógnita.

La inédita magnitud de la comitiva que se subió anoche al Tango 01 da idea de la importancia que el Gobierno le asigna hoy a la relación con Moscú. Además de los habituales compañeros de ruta de la Presidenta, Carlos Zannini, el canciller Héctor Timerman y el vocero Alfredo Scoccimarro, llegarán a la capital rusa los ministros Axel Kicillof (Economía), Julio de Vido (Planificación), Débora Giorgi (Industria), Agustín Rossi (Defensa), Carlos Casamiquela (Agricultura), Enrique Meyer (Turismo) y Teresa Parodi (Cultura), junto al secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni.

Rusia permanece bajo sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos por la anexión de la Península de Crimea el año pasado, hasta entonces parte de Ucrania. También es cuestionada por los organismos internacionales de derechos humanos por persecuciones a la prensa y líderes políticos opositores.

Uno de ellos, Boris Nemtsov, fue asesinado en febrero, cerca de la Plaza Roja. Pero Argentina, lejos de sumarse a las sanciones y críticas, viene redoblando su acercamiento político e intenta sacar tajada de esta coyuntura incrementando sus exportaciones, aunque infinidad de trabas burocráticas y la reciente devaluación del rublo complican el panorama.

Durante el mandato de Cristina, la Argentina triplicó sus importaciones rusas (de 400 a 1.300 millones dólares, más del 80% en gasoil) mientras las exportaciones se mantuvieron estables, en poco más de US$ 700 millones.

Esta vez, la expectativa mayor está puesta en el posible acuerdo para la construcción de una nueva planta de energía atómica y otros proyectos nucleares para los que vienen trabajando en conjunto el gigante estatal ruso Rosatom y la Corporación América.

La firma de Eduardo Eurnekian también espera que la Presidenta y Vladimir Putin firmen el contrato de obra de la represa hidroeléctrica de Chihuido, en Neuquén, que le fue adjudicada en diciembre pasado y espera el financiamiento del Banco de Desarrollo y Comercio Exterior ruso (ver recuadro).

El compromiso de inversión de la petrolera Gazprom en Vaca Muerta completaría el collar de anuncios energéticos.

Pero hay más. Porque Rossi, que desmintió el supuesto interés en la compra de aviones de combate rusos que publicaron medios británicos, terminará de ultimar los detalles para la llegada de cuatro barcos remolcadores polares que patrullarán el Atlántico Sur y la Antártida y podría sumar nuevos helicópteros para la Fuerza Aérea.

Berni va en búsqueda de cooperación en la lucha contra el narcotráfico y Parodi presentará una muestra artística argentina en Moscú.

Aunque los detalles de la agenda se terminan de definir contrarreloj en estas horas, la Presidenta hablará el miércoles en un foro empresarial ruso-argentino para el que viajarán algunas decenas de empresarios y el jueves será la recepción oficial, con la tradicional ofrenda floral en la tumba del soldado desconocido, la firma de convenios y el almuerzo con Putin en el Kremlin, antes de emprender el regreso a Buenos Aires.

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