Cristina manda señales al PJ pero abre “filiales” de su partido en las provincias

Cristina manda señales al PJ pero abre “filiales” de su partido en las provincias

Envía delegados a acercar posiciones pero igual se prepara para competir. Con qué gobernadores habla tras las esquirlas de las peleas de 2017.

 

Como un canciller político, Axel Kicillof se vio con el pampeano Carlos Verna, aquel ferviente anti K que en 2011 desechó ser gobernador para no someterse a una imposición de Cristina. Macho alfa de la política, Verna fue gentil con los huéspedes K y militó la "unidad grande" contra Mauricio Macri.

Otra enviada, Anabel Fernández Sagasti, señalada como la senadora preferida de la ex presidente, se sentó mano a mano con Sergio Uñac, el gobernador de San Juan. Antes, Oscar Parrilli, como fronting de un contingente K, estuvo en La Rioja con el gobernador Sergio Casas.

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Tres puntadas de la micro cirugía política monitoreada por la ex presidente y destinada a acercar posiciones con el peronismo territorial y a recuperar el diálogo con antiguos rivales y enemigos. Meses atrás, la secuencia era inimaginable pero ocurrió en los últimos 40 días. En el Instituto Patria dicen a Clarín que forma parte del plan de reconciliación con el PJ.​

Pero todo tiene un lado B. En simultáneo, Cristina potencia Unidad Ciudadana. En el Instituto Patria dicen que UC es complementario al PJ pero la ex presidente abre "filiales" de su partido en las provincias.

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Hasta ahora lo hizo en Salta, donde manda Juan Manuel Urtubey, la figura con la que cree casi imposible confluir, en San Juan, en La Rioja, Corrientes y en Córdoba, dominio de Juan Schiaretti, otro sin diálogo con la ex presidente.

"Unidad Ciudadana nació para ir en contra de Macri no en contra de otros compañeros" repite Cristina cada vez que le plantean los riesgos de la dualidad partidaria. En el kirchnerismo dicen apuntar a un "frente opositor" contra Cambiemos pero en 2017 Cristina patrocinó listas K que jugaron por fuera de los PJ territoriales.

Por ese riesgo, buena parte de los gobernadores del PJ decidió despegar las elecciones provinciales de la presidencial. 

Antes de fin de año, el plan cristinista anota lanzamiento de Unidad Ciudadana en Mendoza, La Pampa y Entre Ríos, este último controlado por el peronismo vía Gustavo Bordet, un PJ dialoguista que se dice abierto a negociar con el kirchnerismo pero cree que no sería bueno que Cristina sea candidata. En ese distrito, la bandera K la levanta Sergio Urribarri que forcejea con Bordet. Igual, como es de rigor, los delegados K gestionarán un encuentro con el gobernador.

La expansión de Unidad Ciudadana a las provincias se lee como un desembarco del kirchnerismo puro para negociar mejor o, llegado el caso, para competir. Los operadores K hablan de reciprocidad: "Si un gobernador juega en contra en la nacional ¿por quéé nosotros no vamos a presentar lista en la provincia?" dice un armador y anticipa dos territorios donde habrá, si o si, disputa: Salta y Córdoba.

José Manuel De la Sota retomado el contacto con Cristina, estuvo con Máximo Kirchner y proclamaba la unidad. Con su muerte, eso parece otra vez lejano.

La ex presidente activó ablande con los jefes territoriales del peronismo. Con algunos como Verna estaba peleada hacía años, con otros como Casas y Uñac directamente no tenía relación.

Habla, si, con Gildo Insfrán (Formosa), cada tanto lo hace con Alberto Rodríguez Saá (San Luis) y tiene teléfono abierto con Gerardo Zamora de Santiago del Estero. Igual con Lucía Corpacci, de Catamarca, que el sábado encabezó un homenaje a Néstor Kirchner y derramó elogios K.

"La vida me regaló la oportunidad de conocer a Néstor, a Cristina, por más que lo quieran denostar la historia los va a poner en su lugar" dijo la gobernadora que irá en busca de cuarto mandato. 

Un caso atípico es Juan Manzur, que fue su ministro, pero que no habla con ella desde el 2015. La ex presidente tiene, además, relación directa con José Alperovich, ex gobernador que anunció que enfrentará a Manzur.

Cristina no tiene diálogo con buena parte de los gobernadores del PJ. No habla con Bordet, ni con Domingo Peppo (Chaco) tampoco con Mariano Arcioni (Chubut) ni Rosana Bertone (Tierra del Fuego).

El entrerriano solo la vio una vez: en Casa Rosada, en diciembre de 2015,durante una reunión dura con mandatarios salientes y entrantes donde la ex presidente impuso, entre otras cuestiones, a Héctor Recalde como jefe del los diputados, cargo que las provincias pedían para José Luis Gioja. En aquella cita también estuvo el riojano Casas.

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