Cristina Kirchner seguirá sin aparecer en escena a pesar de que el Senado comenzará a salir de la parálisis en la que ingresó por el avance del coronavirus. Lejos de su rol en el Congreso, la vicepresidenta se siente cómoda hablando solo con “los propios” y siguiendo de cerca las medidas contra la pandemia en la provincia de Buenos Aires.

Habla a diario con el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Las conversaciones suelen durar más tiempo que las que mantiene con el presidente Alberto Fernández. Incluso hay días en los que la ex presidenta se comunica más de una vez con el jefe provincial. También habla con sus funcionarios. Fernanda Raverta, ministra de Desarrollo de la Comunidad tiene línea directa y le informa sobre la ayuda social destinada a los barrios más vulnerables, sobre todo, del conurbano. Tal como había contado PERFIL, dos semanas atrás Cristina comenzó a comunicarse con los intendentes para monitorear la situación en sus distritos.

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La ex presidenta esquiva el dialogo con la oposición y prefiere dejar esta tarea en manos de sus senadores de confianza, José Mayans y Anabel Fernández Sagasti. Este lunes, el presidente del Interbloque de Cambiemos, Luis Naidenoff le envió una carta para exigirle que se retome la actividad parlamentaria y se conforme la Comisión de Salud. La respuesta fue la conformación de la misma y la citación para el martes del ministro de Salud, Ginés González García para que brinde un informe por el coronavirus ante la comisión. Un día antes (lunes) el ministro de Trabajo, Claudio Moroni presentará en videoconferencia el informe que ya debió postergar ante las comisiones de Trabajo y Seguridad Social.

Ayer, la vicepresidenta visitó a Fernández en la Quinta de Olivos después de cumplir con la cuarentena obligatoria tras regresar de Cuba con su hija Florencia. Al igual que en las conversaciones con funcionarios provinciales y municipales, Cristina se mostró preocupada en atender a los sectores más pobres afectados por el freno a la economía.