Hay crisis municipal, política y económica: sus manifestaciones

Hay crisis municipal, política y económica: sus manifestaciones

Se van disparando las alarmas. Saltan las protecciones térmicas y los fusibles no resisten el recalentamiento. El panorama es francamente desalentador y las señales que se emiten tampoco logran atenuar un descascarado, que naturalmente le va quitando capas a una gobernabilidad que acelera su inevitable desgaste.

 

Los últimos 40 minutos que como únicos asistentes tuvieron a la gobernadora María Eugenia Vidal y al intendente Carlos Arroyo, no dejan lugar al optimismo, como no podía ser de otra manera, por una lógica de alineación que los separa. Hasta sería anormal que no sucediera. Es más razonable que las diferencias existan, y no resulta lo más saludable ir a los planteos de maquillaje para ocultar una situación que exuda desborde.

Entrar en el juego de las diferencias, entre si la crisis es política o económica, a esta altura es francamente desafiar la Ley de Gravedad, aunque los actores lo disimulen en defensa propia, eludiendo sus responsabilidades. Es económica y política.

No hay nada que nos haga caer en el asombro. Hubo errores de cálculo, disparatadas especulaciones y una convivencia que se tornó insoportable. En este contexto, fruto de las internas, le aplicaron sólo sedantes a un paciente con síntomas irreversibles. El meneo político ya es insuficiente, la alteración nos aproxima a un desenlace. El cuadro se enrarece y nada hace suponer que se revierta la situación.

La candidatura de Arroyo a la intendencia se procesó a través de la línea que bajó Maximiliano Abad en el espacio CAMBIEMOS. Su participación fue basal previo a las PASO de 2015. El andamiaje lo construyeron Jorge Macri y Emiliano Giri, guiados por la consultora y encuestadora Mariel Fornonis, que vendieron a Mar del Plata llave en mano, sin reparar las consecuencias y no medir aquello de que el fin justifica los medios. El patrón de la campaña electoral fue ocultar a los Arroyo, padre e hijo, con ausencias aún a costa de la presentación de certificados médicos, cuya autenticidad siempre quedaron en la duda. Y este procedimiento es una condena para la democracia: ahora nadie se hace cargo, cuando ha llegado la hora de que en el día a día ya escasean los amigos del campeón.

Está en llagas aún el episodio del que Mauricio Macri y María Eugenia Vidal, fueron corridos a piedrazos en el barrio Belisario Roldán, sin que todavía se hayan esclarecidos los hechos. El doctor Alejandro Fargosi acaba de afirmar que es vergonzoso el estado de la justicia de Mar del Plata, por la intervención de Justicia Legítima.

El desafío era gigantesco. Su mensura fue subestimada, desde el vamos. La herencia fue una hipoteca imposible de cancelar, dentro de los hábitos usuales. Los desencuentros le aumentaron la cuota a un desequilibrio de arrastre, que se terminó de contaminar con las nuevas reglas de juego, que impuso la conducción económica del país y la provincia.

Mar del Plata no generó anticuerpos, es más tampoco respetó el calendario de las vacunas. La sucesión no se dio en la Nación ni en la Provincia ni en la Municipalidad. Y ahora estamos debiéndole “a cada santo una vela”. Las apretadas del Sindicato de Trabajadores Municipales, ya forman parte del inventario mensual, ahora hasta los propios concejales y otros funcionarios, se han quedado en rojo. Con esta tendencia no es difícil imaginar lo que puede estar ocurriendo en diciembre.

El pésimo servicio de recolección de residuos a valores que no tienen relación con la precariedad de la prestación, era una variable de ajuste importante. Pero en lugar de disminuirlo se aumentó aún en el marco de la transición del gobierno municipal. Esa hubiera sido una señal, que tomada hace 10 meses, hubiera tenido efectos prácticos, como el recorte del 10 % de los generosos emolumentos de una planta política que supera largamente el centenar de funcionarios. Más todas las medidas de ahorro que se han adoptado, aún en el marco de temas de discusión.

La inflación chocó contra la ambulancia y la emergencia se trasladó a la cobrabilidad de las tasas y derechos municipales. Así como al intendente Arroyo se le alinearon todos los planetas para ser elegido, los mismos planetas se fueron desorbitando hasta la misma desembocadura de la realidad: es lo que hay.

Pero lo que más preocupa es el margen de los aventureros, de los transgresores natos y de los operadores inescrupulosos, que deliran con el poder sin medir las consecuencias. El ordenamiento político que brinda la democracia como sistema a través de las elecciones, está a punto de claudicar, porque evidentemente no se está reconociendo cuál es la intensidad de la grave situación.

Los inspiradores de Agrupación Atlántica, se pueden contar con los dedos de una mano e insólitamente en forma pública se detonan entre sí. Es el socio del PRO, que en procura del dominio de territorialidad, buscó al doctor Arroyo en la oferta del espacio de CAMBIEMOS. Es Diego Valenzuela, Martiniano Molina, Ramiro Tagliaferro, Héctor Baldassi, Miguel Del Sel, y tantos otros, que han surgido a la exposición política de la noche a la mañana.

La vara de Mar del Plata es muy alta, excesivamente alta, no en vano constantemente se habla de una población superior a varias provincias argentinas. Pero también debe constar que el ejido urbano comprende el 80 % de su 1.500.000 km2. de su superficie. Esto daría una idea de la concentración de sus problemas y de la densidad de los mismos. Su salida es muy difícil y problemática.

Nadie lo va a reconocer, y menos desde la política. Pero inevitablemente se puede observar que hay puentes que se han roto. Muy posiblemente, Mar del Plata haya quedado aislada, a merced de lo que su clase política decida. Hay una sensación de haberse hecho cargo de los errores de la  gestión anterior, pero dejó de llover “maná del cielo”, ese error de cálculo del intendente Arroyo lo ha dejado a la intemperie, el último temporal y sus consecuencias tal vez hayan sonado como un ultimátum de la naturaleza, un adelanto que obliga a la reflexión.

Comentá la nota