La crisis de la industria en plena campaña reaviva la interna del Gobierno por agenda económica

La crisis de la industria en plena campaña reaviva la interna del Gobierno por agenda económica

Con el sector productivo en recesión, el ministro Sica logró la aprobación de medidas para aliviar al sector, en contra del duro plan de austeridad fiscal

Dante Sica y Nicolás Dujovne se ven las caras bastante seguido. No les resulta difícil: los dos comparten oficina en el Palacio de Hacienda. Uno en el piso 11 y el otro en el quinto, al lado del salón de reuniones. Esa cercanía facilita que el ministro de Producción y Trabajo y el anfitrión de la antigua sede de Rentas mantengan reuniones periódicas.

Se trata de una rutina que forma parte del esquema de poder vigente desde la última crisis cambiaria: "La política económica la maneja Hacienda", suelen repetir en ambos ministerios.

La armónica división del trabajo, sin embargo, se vio sacudida el jueves por la rebaja de cargas sociales a las economías regionales que anunció Macri en casa de Gobierno junto a Sica. La medida beneficia a unas 20.000 Pymes exportadoras de productos agrícolas que desde marzo pagarán contribuciones patronales a partir de salarios de $17.500, en lugar de $7.000.

Se trata de un adelanto de lo previsto por la reforma tributaria de 2017 que sumará un costo fiscal de $2.900 millones en 2019, justo cuando Dujovne busca reducir el gasto y hacer buena letra ante el FMI.

"Hoy tomamos la decisión junto al ministro (Sica) de aliviarles la carga", dijo ayer Macri, al anunciar que "llegó el momento del crecimiento". "Es el primer paso de la agenda productiva, va a haber muchas novedades a partir de este diálogo", prometió.

De ese modo, el Presidente intentó apaciguar los reclamos de la Unión Industrial Argentina (UIA), la Confederación de la Mediana Empresa (CAME) y otras entidades Pyme, que ayer participaron del acto junto a gobernadores. El descontento se debe a la caída de la actividad, las altas tasas y la suba de tarifas.

Pero la decisión generó roces internos: mientras la mayoría de las cuestiones impositivas pasan por Dujovne, en este caso los cambios se definieron en la secretaría Pyme, a cargo de Mariano Mayer, dentro de la cartera productiva. "La medida se gestó en el Ministerio de Producción y Trabajo", ratificaron cerca de Sica aiProfesional.

En Hacienda, eran varios los asesores, subsecretarios y secretarios que anteanoche, previo al anuncio, no estaban al tanto de "la medida de Sica" y que por lo tanto no habían participado en su planificación, según supo este medio.

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Por otra parte, Sica está recibiendo en estos días pedidos de auxilio de varios sectores en crisis, desde el textil hasta el electrónico. Todas las propuestas implican algún tipo de costo fiscal, sea en forma de subsidios o de financiación. Algunos de esos pedidos ya están prácticamente aprobados, como el de la financiación en 12 cuotas sin interés para electrodomésticos de "línea blanca" con tecnología de consumo eficiente. 

Durante la jornada de ayer, hubo otra concesión por parte del Gobierno. Luego de las quejas de empresarios por la suba de intereses por deudas impositivas, el titular de la AFIP, Leandro Cuccioli, aseguró que las Pyme tendrán un techo del 3% mensual. La resolución 59/2019 estableció que desde marzo las tasas para refinanciar deudas impositivas se elevarán al 4,5% para intereses resarcitorios y 5,6% para punitorios, y se actualizarán periódicamente desde abril. Los industriales y comerciantes se habían quejado ante Sica por este tema.

Mientras tanto, con la misión del Fondo Monetario Internacional revisando las cuentas fiscales, el equipo de Dujovne está enfocado en cumplir su plan de déficit cero, una de las condiciones para obtener un nuevo desembolso del organismo, por u$s10.000 millones.

Su otra prioridad es negociar un mayor margen de intervención en el mercado cambiario ante el temor a una dolarización preelectoral. El ministro de Hacienda le ganó esa batalla a Sica en diciembre cuando alineó al Gobierno detrás del objetivo de controlar la divisa, a costa de tasas altas y más recesión, lo que los industriales denominan una "política fiscalista".

Resguardado de los problemas de la industria, el "superministro" se encierra desde temprano en su despacho, actividad que interrumpe cada tanto para subirse al ascensor, cruzar Hipólito Yrigoyen y reunirse con Macri en la Rosada.

Urgido por el descontrol cambiario, el Presidente le entregó el año pasado la llave de la economía para negociar con el FMI. La barrida del "equipo de coordinación" integrado por Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, junto con la absorción de Finanzas y el Banco Central, estabilizó el dólar, pero con una inflación interanual en enero del 49%, tasas del 45% y el uso de solo un 56% de la capacidad instalada en la industria. 

Crisis y campaña

A fines del año pasado, la expectativa era que la economía dibujara una "U" o incluso una "L" en 2019. El Gobierno venía de cosechar elogios del empresariado por la organización exitosa del G20, que ubicó a Macri junto a los principales líderes del mundo.

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Pero el "veranito" duró lo que un suspiro: la falta de señales de recuperación, sumado a la quita de subsidios en Vaca Muerta y las inundaciones en el campo, reactivaron el malestar del "círculo rojo", en donde se dio una situación inusual: el abroquelamiento de la industria, las cámaras de comercio y la Sociedad Rural.

"Es una medida fuera de tiempo, no estamos para tomar personal, sino para subsistir. Si no crece mercado interno, la mayoría de Pymes están en el horno", advirtió un directivo de la UIA.

La agrodindustria tampoco se mostró entusiasmada: "La medida de la reducción de las cargas laborales ayuda pero no es todo lo esperado. Necesitamos otras medidas del gobierno nacional como la quita de retenciones y el aumento de reintegros para salir a exportar y sacar a la industria del estado recesivo actual", dijo Ángel Leotta, titular de la Corporación Vitivinícola Argentina.

En el Gobierno saben que la situación es crítica. El Presidente fue de los primeros en salir a hacer una autocrítica hace dos semanas al reconocer que no había podido bajar la inflación como esperaba. Pero en la Rosada también ven motivaciones políticas detrás de las quejas empresarias.

"Los industriales presionan viendo las cartas de los que pueden ser candidatos, miran con buenos ojos a Ricardo Lavagna y empiezan a jugar políticamente", dijo una fuente oficial, en referencia al candidato a Presidente por el peronismo que la semana próxima se reunirá con el Fondo.

Del otro lado, los empresarios también sospechan que los paliativos otorgados por el Gobierno a las Pymes pueden ser parte de una interna gubernamental en la cual ganó una batalla una facción preocupada por las chances electorales de Cambiemos.

Como parte de esos movimientos, los industriales visitaron el miércoles al gobernador de Santa Fe, Miguel Lifshitz. De la reunión participaron el titular de la central fabril, Miguel Acevedo; los vicepresidentes, Luis Betnaza (Techint), Daniel Funes de Rioja (Copal), Cristiano Ratazzi (Fiat) y Adrian Kaufman Brea (Arcor); y el secretario Alberto Alvarez Saavedra, quienes dialogaron sobre "la necesidad de construir acuerdos políticos". Una idea similar a la de Lavagna, quien esta semana se vio con el gobernador en dos ocasiones para avanzar en una "alternativa".

Los reclamos airados de la industria coincidieron además con una explosión de anuncios de despidos masivos. A la posibilidad de reducir 300 empleos en Vaca Muerta por parte de Tecpetrol, la petrolera de Techint, que finalmente se habrían frenado en las últimas horas, se sumó el hecho de que la fabricante de neumáticos Fate presentó un preventivo de crisis para deshacerse de 400 trabajadores la semana pasada, tal como anticipó iProfesional, mientras las textiles Wrangler y Lee anunciaron su salida del país, junto con la pérdida de 200 puestos

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Las tensiones en la macro volvieron a reavivar la interna entre el sector liderado por el asesor de la Presidencia Jaime Durán Barba y el jefe de Gabinete Marcos Peña, y el ala política representada por el ministro de Interior Rogelio Frigerio y Sica, a quienes sus adversarios macristas los tildan adrede de "peronistas".

En este último bando aseguran que Sica no se mete con Dujovne, ya que este tiene el respaldo de Peña y Macri. Pero ayer más de un empresario recordó que hubo chispazos con el secretario de Agroindustria, Miguel Etchevehere.

En enero, el ministro de Producción intentó quitarle al funcionario el control de la cuota Hilton, que ahora manejaría Marisa Bircher desde la secretaría de ComercioExterior de Producción. Y en las últimas semanas lo "puenteó"  al reunirse a solas con el titular de la Sociedad Rural, Daniel Pellegrina. 

"Es normal que en un gobierno te reciban todas las áreas", explicaron cerca de Etchevere, exdirigente de esa entidad del campo. Pero lo cierto es que la pelea es seguida de cerca por Peña, quien creó una comisión para definir la cuota Hilton y limitar de paso la influencia creciente de Sica.

La obsesión de Sica

En su entorno aseguran que Sica es un obsesivo. En las últimas semanas viajó a Brasil para conocer de primera mano lo que se está debatiendo sobre el Mercosur en el equipo de Jair Bolsonaro, se reunió con el embajador de Estados Unidos y realizó traslados relámpagos a los campos inundados de soja.

En medio de todo eso, además se permite escapadas frecuentes para supervisar las refacciones del edificio de Roca 651, la vieja sede de Industria y Comercio fundada por Perón. Lo hace desde una oficina chica del segundo piso que quedó vacía en febrero del año pasado cuando fue suprimida la Subsecretaría de Servicios Tecnológicos, a cargo de Carlos Palotti, ahora bajo la órbita de la Sepyme.

La llegada del exfuncionario de Eduardo Duhalde al Ministerio de Producción fue parte de los cambios a los que se vio obligado el Gobierno el año pasado por la sacudida cambiaria y las quejas de industriales. Desde entonces, el funcionario se deshizo de los hombres de su antecesor Francisco Cabrera. Ese fue el destino del secretario de Comercio interior, Miguel Braun, que migró a Economía; el del jefe de Gabinete Ignacio Perez Riba, ahora a cargo de la simbólica Unidad de Coordinación, y en enero pasado el de Shunko Rojas, cuya subsecretaría de Comercio Exterior fue ocupada por Federico Manuel Lavopa.

Pero donde más pasa su tiempo Sica es en la Secretaría de Trabajo. Allí su desembarco fue vertiginoso: en el lapso de dos meses expulsó al equipo de Jorge Triaca y copó las principales secretarías, limitando la influencia del flamante secretario de Trabajo, Lucas Fernández Aparicio, un hombre del ministro de Transporte, Guillermo Dietrich.

El control de esas áreas es clave en su estrategia enfocada en la reforma laboral y mantener controladas las paritarias, tras un año en el que los gremios –en especial estatales y docentes- perdieron hasta 20 puntos. Ese es el margen que le dejó Dujovne para reducir los costos a los empresarios.

 

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