Crece la tensión entre Vidal y los intendentes por los impuestos y la obra pública

Crece la tensión entre Vidal y los intendentes por los impuestos y la obra pública

Hasta hace poco más de un mes la imagen de María Eugenia Vidal era incuestionable en la provincia de Buenos Aires, porque a pesar de los vaivenes de la política económica y de la incapacidad del gobierno nacional para frenar la inflación, e incluso de problemas locales como la falta de acuerdo con los docentes, las inundaciones y sequías en amplias zonas, la gobernadora mantenía una línea de flotación muy por encima del resto de la dirigencia, lo que la proyectaba como potencial candidata de reserva para el oficialismo en 2019.

 

Sin embargo, en apenas unos días y con mucha más fuerza en la última semana, las encuestas comenzaron a reflejar un deterioro en el acompañamiento a la gestión de Vidal, lo que demuestra que finalmente los múltiples frentes de batalla que mantiene abiertos el ejecutivo bonaerense comenzaron a provocar algún tipo de desgaste político y cierto hartazgo en un sector de la población.

Pero la explicación de esta sensible caída en los número de apoyo a la mandataria, que comienzan a equilibrarse por primera vez por debajo del 50 por ciento, tienen más que ver con las tensiones políticas en el territorio bonaerense que con alguna pérdida de carisma o credibilidad, que sin dudas siguen intactos y la mantienen como la dirigente con mejor proyección a nivel nacional.

En las últimas dos semanas se aceleraron las tensiones con los intendentes y no por decisiones propias, sino por haber acatado sin chistar los pedidos del presidente Mauricio Macri en materia de reducción de los impuestos que se cobran con las facturas de servicios públicos, que necesariamente va a impactar en las partidas que reciben las comunas como parte de la coparticipación.

En esta columna ya advertimos que el "esfuerzo" que prometió la provincia en realidad lo iban a pagar los intendentes resignando de forma compulsiva el dinero que recaudan las prestadoras de servicios y que giran automáticamente a las arcas municipales, lo que provocó protestas incluso entre los jefes comunales del oficialismo y proyectos de la oposición para "compensar" a los municipios.

La verdad es que Vidal logró sortear con éxito ese primer obstáculo en la relación con los intendentes, pero la corrida cambiaria que aceleró una vuelta al Fondo Monetario Internacional, impuso nuevas condiciones para la inversión en obra pública en la provincia y dejó sin efecto los nuevos equilibrios alcanzados.

El anuncio de Nicolás Dujovne sobre un recorte en el déficit nacional representará casi 8 mil millones de pesos menos para las obras públicas nacionales en territorio bonaerense y justamente esas fueron parte de los argumentos que utilizó Vidal para contener a los intendentes que se quejaron por la posibilidad de perder parte de los fondos de coparticipación.

Pero, además, el equipo económico de la provincia sigue sin explicar cómo, cuándo y dónde planea gastar los 70 mil millones de pesos extra que ya debería haber comenzado a recibir como compensación nacional por la desaparición del fondo de reparación histórica del conurbano. 

Entre los intendentes peronistas se preguntan cómo es posible que un recorte que representa poco más del 10 por ciento de ese dinero ponga en crisis a la obra pública proyectada en todo el territorio. Algunos comienzan a preguntar si lo que hay es falta de voluntad política de resolver el problema o simplemente los fondos prometidos no están disponibles y, por eso, ni Hernán Lacunza ni Roberto Gigante salieron a aclaran que las obras no van a paralizarse.

Por el momento lo único que se supo es que el gobierno busca establecer algún tipo de criterio para explicar el recorte, sin aumentar las tensiones con los jefes comunales, que ya comenzaron a pedir audiencias con funcionarios de primera línea para conocer el impacto que tendrá en cada uno de los distritos, algo que el ejecutivo intentará minimizar probablemente sin demasiado éxito.

La realidad es que los jefes comunales, que ya sufrieron la eliminación del Fondo de Infraestructura Municipal (FIM) y acataron, en algunos casos con reservas, la quita de impuestos en las facturas de servicios, ahora ven como el plan de obras de sus distritos entra en una etapa de incertidumbre.

Esto es así porque el oficialismo solo garantizó la continuidad de la obras en marcha pero no de las que todavía no comenzaron, lo que incluye a algunas que fueron negociadas en las últimas semanas como parte de los acuerdos para que los intendentes acompañaran la quita de impuestos en los servicios públicos.

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