Corpus: Ocho hombres atacaron a dos abuelas para robarles la chacra

Los delincuentes le exigieron el título de propiedad. Las mujeres de 79 y 88 años escaparon al monte donde pasaron toda la noche ocultas

 

Eran ocho. Fueron extremadamente violentos y actuaron con datos precisos en plena noche. No buscaban dinero en efectivo, sino que a fuerza de golpes exigieron la entrega del título de propiedad de la chacra.

 

Las víctimas fueron Teresa y Wanda Pilaszek, dos hermanas de 79 y 88 años, que pudieron zafar de sus atacantes y, ensangrentadas, abandonaron la vivienda para refugiarse en el monte hasta que amaneció, justo cuando los delincuentes se fueron.

 

Ambas son dueñas de una chacra de 30 hectáreas en la localidad de Corpus, viven solas y es la segunda vez en dos meses que los bandidos las intimidaron para que les entreguen el documento de la propiedad, que tiene un valor económico altísimo.

 

Hasta ahora las hermanas resistieron, pero temen que la historia se repita y que los malandras regresen a cumplir su promesa de muerte.

 

No entienden los motivos, pero saben que corren serio riesgo y por eso desconfían de todos, hasta de algunos familiares que desde hace un tiempo se mostraron sospechosamente interesados en esas tierras que heredaron de sus abuelos.

 

“Estamos asustadas, hay cosas que no cierran sobre el repentino interés en nuestra chacra. En la misma zona hay otras pero sólo la nuestra quieren, eso no lo entendemos, pero tampoco queremos irnos porque acá está nuestra vida”, señaló una de las mujeres. La propiedad está a menos de un kilómetro de la ruta nacional 12 y a unos siete del río Paraná.

 

Sorpresivo ataque

Si bien el ataque ocurrió el sábado a las 21:30, en los cuerpos de las hermanas todavía son visibles las secuelas de los golpes en forma de hematomas, que con el correr de los días se tornaron morados.

 

Las mujeres hicieron la denuncia pero tienen mucho miedo. Igualmente se animaron a relatar a El Territorio los detalles del episodio que para ellas, “tiene aristas llamativas”. Decidieron contar todo “para resguardarnos y que se sepa que quieren quedarse con nuestra chacra”.

 

Teresa tomó la palabra y señalando los cortes en su frente dijo: “Me golpeó primero con una linterna y después con un hierro”. Su hermana Wanda acotó: “Pensé que nos iban a matar; yo hacía fuerza para defendernos y salir de ahí”.

 

Las denunciantes detallaron que el drama se inició cuando los hombres “llegaron en dos camionetas y dos motos, las atravesaron en medio de la calle con las luces apuntando la casa y uno de ellos rompió la puerta, entró y directamente nos golpeó pidiendo el bendito título de la chacra. No se lo íbamos a entregar, está bien escondido, pero de entrada fue claro que sólo buscaban eso”.

 

“En un momento el hombre se asustó de los gritos, de los rezos de Wanda y de la sangre que había en la casa, creo que por eso paró de pegarme”, dijo Teresa, recordando que en ese instante escuchó que los malandras tenían intenciones de secuestrar a una de ellas. “Dijo que si no secuestraban a una no iban a conseguir la plata, entonces saqué fuerzas no sé de dónde y lo empujé, el hombre cayó y en eso aprovechamos para correr hacia el monte”.

 

Una noche en el monte 

Las hermanas tienen su casa en un espacio de cinco hectáreas y la chacra más cercana está a unos 300 metros de distancia, en línea recta. Por eso, ambas huyeron hacia el tupido monte, pero para acceder a él debieron cruzar, en la absoluta oscuridad, un alambrado.

 

“Es muy cerrado, pero de la mano nos fuimos metiendo mientras ellos apuntaron las luces de las camionetas hacia ese sector y los de las motos se fueron metiendo atrás nuestro. Tratamos de ir por el suelo para que no nos vieran y así estuvimos, escondidas, durante toda la noche y hasta que amaneció”, relató Wanda, recordando que “ensangrentadas, muy cansadas y con frío” llegaron a lo de Gladis, su vecina, quien junto a su esposo les dieron asilo y las acompañaron primero al hospital para curar las heridas y luego a radicar la denuncia en la comisaría local.

 

“No sé por qué estamos vivas, si estaban dispuestos a todo para que le entreguemos el título, y es más, buscaban solamente eso, porque cuando volvimos a la casa notamos que revolvieron todo pero no se llevaron ni un billete de los ahorros que teníamos”, expresó Teresa.

 

“Pueden volver”

Seis días después del hecho, las investigaciones de la Policía no arrojaron novedades y ellas siguen corriendo peligro en esa zona dominada por el paso de los narcotraficantes. Se resisten a salir, pero piden protección porque creen que “los delincuentes pueden volver para completar el trabajo”.

 

Fue el tercer ataque que sufren, ya que a mediados de marzo un grupo de desconocidos rompió un puente de hormigón utilizado por las hermanas para llegar de manera directa a un sector de la chacra y por el otro lado (más lejano para ellas) sacaron varias cargas de madera nativa, hecho que fue denunciado y cuya causa está en un juzgado posadeño. Antes, Teresa fue abordada regresando a su casa, se defendió y pudo zafar de su atacante.

 

“Necesitamos más seguridad policial, hay gente que se quiere quedar con nuestra chacra por el valor que tiene, no sé quienes, pero buscan matarnos o corrernos de acá”, reiteró Wanda. Su hermana asintió y a su vez pidió “que las autoridades investiguen, que se llegue al fondo de la cuestión, ya que las denuncias están hechas”.

 

Según los mismos vecinos, la zona es peligrosa y muchos sufrieron robos violentos. Las autoridades policiales consultadas informaron que se investigan dos líneas y no se descarta la posible complicidad de algún familiar con los atacantes de las mujeres.

 

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