Cornudo consciente: Scioli financiaba los viajes del amante de Karina con plata de la provincia

A partir de la denuncia de Elisa Carrió por la existencia de “cajas negras” en el gobierno de Daniel Scioli, se disparó una investigación por "los gastos extrapresupuestarios para la realización de eventos o que están sospechados por falsedad, inconsistencia y por la posible utilización de facturas truchas".

Las órdenes de pago fueron solicitadas por Walter Carbone, subsecretario de administración de la jefatura de gabinete y autorizadas por Alberto Pérez, jefe de gabinete de ministros durante el año pasado. En esta causa se investiga el destino de unos 17 millones de pesos.

Se cree que estos fondos fueron "disimulados en los expedientes" y finalmente destinados a la campaña política presidencial del entonces gobernador Daniel Scioli.

Lo que nadie esperaba es que escondidos entre los expedientes sospechados aparecieran viajes y viáticos de Ignacio “Nacho” Castro Cranwell, por ese entonces sex toy de la ex primera dama bonaerense, Karina Rabollini.

Castro Cranwell perteneció al círculo íntimo de Alberto Perez, protegido además por Oscar “Cacho” Cuartango, una de las figuras más fuertes en el esquema sciolista, supo ganarse la confianza del ex gobernador al punto que de él se decía que era la segunda mano de Daniel Scioli.

Los ex compañeros de ruta comentan ahora que los viajes a todo trapo a España, Inglaterra y los generosos viáticos fueron ni más ni menos que viajes de placer con la mujer del jefe “en los viajes iba como parte de la comitiva de Karina, o sea que le garpaban el viaje para que él se la cepille”

En junio de 2015 se emitio una orden de pago por 27 mil pesos a nombre de Ignacio Castro Cranwell en concepto de viáticos; en julio del mismo año otra orden de pago por 5534 pesos correspondiente a dos dias de gastos pagos en España a la que se suma otra orden de pago por una suma cercana a los 23 mil pesos por 7 dias en Inglaterra donde supuestamente iba a “estrechar lazos culturales”.

La realidad es que Ignacio, un joven acomodado de una zona rica del Gran Buenos Aires, perteneciente al equipo de Carlos Gianella, mano derecha de Alberto Pérez, se estrechaba en lazos amatorios con Karina Rabolini, con la cual entre suspiros de placer decidían la política comunicacional de la ex primera dama bonaerense.

Paralelamente a eso, Karina nunca dejó de ver al empresario farmacéutico y poeta Alejandro Roemmers, su amor oculto, ya que el hombre es casado, pero tampoco se privó de entregarse al placer de los brazos de Nacho Castro Cranwell, un muchacho mucho más joven que ella.

Daniel Scioli financiaba estos viajes con dinero de la provincia, y fiel a su costumbre siempre de mirar para otro lado y hacerse el tonto como perro que tiró la olla, cual cornudo consciente, dejaba hacer. Pensar que estuvo a un paso de ser presidente…

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