Cornejo quiere cerrar casinos y reformar la Justicia

Cornejo quiere cerrar casinos y reformar la Justicia

"Las salas de juego estatales ya no tiene sentido", dijo. Habló además de sancionar a los magistrados que no hagan su trabajo.

El gobernador Alfredo Cornejo está seguro de que en la segunda mitad de su gestión quedará estampada su marca registrada. Antes de eso –gesticula con las manos–, el objetivo es salir a flote, asomar la nariz. Después habrá tiempo para implementar cambios profundos.

Según el mandatario, además de solucionar los problemas económicos de la provincia, su gobierno intenta mostrar “señales” de cambio y así diferenciarse de los últimos dos mandatos peronistas.

Una de esas señales apunta a limitar el desarrollo que tuvieron los casinos en Mendoza, convertidos en un polo para quienes buscan este tipo de atractivo, tanto con la apertura de hoteles de lujo con salas de juego como con los anexos con tragamonedas instalados en ciudades chicas.

“Creemos que hay que achicar el juego. Si bien ha sido bueno durante un tiempo para la caja de Mendoza, hace algunos años que ya no es positivo ni para eso. La idea es ir cerrando todo lo que se pueda en la medida en que se vayan venciendo los contratos”, aseguró.

“Podemos llegar a hacer diferencias en algunos casos para no tergiversar el mercado en algunos lugares y que sólo queden los privados. Pero, tenemos que ir achicando los casinos; especialmente en las ciudades pequeñas, donde el juego está haciendo destrozos a nivel social”, explicó y puso a Uspallata como ejemplo.

La justicia y una relación compleja

“En la relación con la Corte pongo toda la buena voluntad para que sea óptima y entiendo que, de su parte, también hacen lo mismo”, especuló, para luego aclarar que hubo gestos de acercamiento de ambas partes desde que el máximo tribunal provincial decidió que los jueces penales también trabajen por la tarde.

“Acerca de la vespertinidad de la Justicia, nosotros estábamos trabajando en un proyecto de ley y se lo presentamos a Omar Palermo y a Julio Gómez, que integran la Sala Penal de la Corte. También invitamos a que lo conozcan los presidentes de las Cámaras del Crimen y de la Cámara de Apelaciones”, reconoció. 

Y continuó: “Les contamos el proyecto y les mostramos las estadísticas que genera la Corte, que muestran que hay gente con prisión preventiva durante mucho tiempo sin llegar a juicio. Ahí surgieron respuestas para tomar medidas prácticas y que no son ‘sexies’ para el periodismo, pero que son efectivas. Y ahí manifestaron que estaban de acuerdo en hacer un turno vespertino en el mismo espacio físico y redistribuyendo al personal. La idea es optimizar el recurso, sin agrandar el presupuesto. Tampoco agregar horas extras”.

Para el gobernador, la decisión de la Corte de sacar una Acordada no alteró las conversaciones. “La verdad es que, a los efectos prácticos, nos pareció bien y celebramos que se haga. La medida está en la agenda que yo propuse sobre la modernización del Estado”, señaló.

Su vínculo con la Corte no había comenzado del mejor modo. Apenas unos días después de su asunción, apareció un fallo que limitaba las prisiones preventivas y exigía a fiscales y jueces trabajar más para resolver la situación procesal de las personas que estaban detenidas.

Cornejo entiende que esa resolución judicial también encerraba la propia impericia de algunos funcionarios judiciales y no hacía foco precisamente sobre ese punto.

“En el fallo, el principal ejemplo citado era un caso de una persona que estuvo un año y ocho meses sin prisión preventiva. No aparecía el nombre, pero sí se menciona el número de expediente”, comentó. 

Cuando se lo consultó acerca de qué se trataba el caso, el mandatario detalló: “Era un caso de violencia de género. Un hombre le había pegado a su mujer y había quedado detenido un mes por orden del fiscal de Flagrancia. Después volvió a su casa con un arma, se llevó a los hijos, los muebles y volvió a amenazar a la esposa. Lo volvieron a detener y ahí se pasó casi dos años sin prisión preventiva. ¡El fiscal de Flagrancia! Y para ese funcionario no hubo ninguna sanción”.

Y prosiguió: “Entonces fundaron todo un fallo, en parte, en ese ejemplo. Resulta que con haber sancionado a ese fiscal, que no fue sancionado, se podría haber evitado el resto. Lo que pasa es que nadie quiere aplicar sanciones porque así se evitan peleas internas”. (N. de la R.: la Justicia de Flagrancia actúa en los casos en que una persona es sorprendida cometiendo un delito y no hace falta más pruebas que esa. Por lo tanto, el caso debería llegar a juicio en pocos días).

Ideológicamente, ese fallo enfrentó al Ejecutivo con la Corte; especialmente, contra Omar Palermo, quien aportó el marco de esa resolución del máximo tribunal. Entendían que había cierta demagogia en un fallo que no era cuestionable desde lo académico pero que desconocía la realidad social.

Sin embargo, Cornejo reconoció: “Palermo tiene razón cuando dice que tener a una persona tanto tiempo detenida sin prisión preventiva después se convierte en un juicio contra el Estado, pero por qué el Poder Judicial no advirtió esto antes para sancionar a ese fiscal”.

Además, aclaró: “Mejorar la administración de justicia es parte de la idea que tenemos de modernizar el Estado. Debemos apuntar a la oralidad, a los procesos rápidos. Inicialmente, será costosa la implementación. No se trata de implementar el Código Procesal viejo o nuevo. Debemos buscar un sistema que sea menos burocrático” y añadió que retomar la idea de Celso Jaque, de construir una “ciudad judicial”, está detrás de ese proyecto. 

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