La Copa que no miramos

La Copa que no miramos
“Perdónenme, yo soy futbolero, pero la Copa Argentina es una copa de leche” fue el argumento que utilizó el ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, para justificar por qué los hinchas visitantes pueden ingresar en el torneo más federal del fútbol argentino, en contraposición a lo que ocurre en el Torneo Inicial 2013.
La “Copa de leche”, instrumentada por el Estado Nacional, es un programa que consiste en la distribución de víveres secos a organizaciones aptas para acercar ese complemento nutricional (leche, azúcar, harina, sémola, arroz, cacao, yerba, fécula de maíz y mermelada) a una población específica de beneficiarios: niños de 6 meses a 14 años de edad, ancianos o personas con capacidades diferentes o embarazadas con alto riesgo nutricional y/o proveniente de familias en condiciones de pobreza o vulnerabilidad social.

La “Copa de leche” que menciona el ministro, o también llamada Copa Argentina, es una competencia nacional y federal que permite que pequeñas instituciones de la periferia futbolística tengan la oportunidad de enfrentarse contra los clubes más importantes de la Argentina y, en el caso de salir victoriosos, incluso accedan a disputar una competencia internacional, como la Copa Libertadores, pese a no estar en Primera. Por este motivo, todo amante del fútbol, del federalismo y de una distribución (lo más equitativa posible) de las oportunidades debería estar complacido con la implementación del torneo.

El premio clasificatorio es fundamental al momento de analizar el futuro del torneo, es aún más importante que el aspecto remunerativo del mismo; de mantenerse en el tiempo permitirá que la Copa Argentina despierte un mayor interés entre los competidores, al ver que equipos vírgenes logran sellar el pasaporte por primera vez. Este boleto internacional para el campeón, también se aplica en la “Copa do Brasil”. Es lo que les permitió a equipos de las categorías de ascenso brasileñas, como el Santo André (en 2005) y Paulista F.C. (en 2006), disputar la Libertadores. Es a través de la comparación con la versión brasileña, donde terminan exponiéndose claramente los puntos positivos y negativos del formato argentino.

Al igual que aquí, a la Copa do Brasil se la disputan representantes de todos los estados (léase provincias) pero la forma de acceso es diferente: sólo los campeones de los torneo estaduales y los equipos de las categorías más altas (que clasifican automáticamente) participan del torneo que se disputa con formato de partidos de ida y vuelta (local y visitante). En la Argentina, por el contrario, no hay exclusividad para campeones, por lo que hay más participantes (aspecto positivo), pero la cantidad exige utilizar el sistema de partido único para ser más resolutivo. El aspecto negativo radica en que, al no haber localía, es menor la afluencia de público al estadio y si a eso le sumamos que los partidos se juegan en lugares remotos (donde no hay simpatizantes de los clubes), en días laborables y en horarios vespertinos, se incrementan los espacios vacíos en los estadios y se desvirtúa la imagen de la competencia.

Sedes de disputa más cercanas al lugar de residencia (especialmente en aquellas instituciones que no tienen seguidores a nivel país), horarios más cómodos y precios más accesibles, serían modificaciones válidas para aumentar el interés del público por la competencia.

Esta segunda edición (sin contabilizar las históricas, disputadas en el siglo pasado) está llegando a su etapa decisiva y sólo queda por definir un semifinalista: Arsenal o Godoy Cruz. Entre los que ya lograron su pase están: Estudiantes de Caseros (un equipo de Primera B metropolitana que sorprendió a todos, principalmente a River, Banfield y Talleres), San Lorenzo (el gran candidato al título) y All Boys (que eliminó a Estudiantes de la Plata).

Pese a no haber alcanzado la masividad de audiencia que podría tener, cada vez son más las instituciones que utilizan a sus titulares en la Copa. El presente no es resplandeciente pero el futuro es esperanzador. Sólo hace falta que las autoridades la tomen en serio y adopten las medidas necesarias para mejorarla, porque para el beneficiario, la “Copa de Leche” cada vez es más importante.

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