La cooperativa de agua de Romero envuelta en una fuerte crisis

La cooperativa de agua de Romero envuelta en una fuerte crisis

Quejas por presunta contaminación y subas de tarifas. Marchas

 

Las aguas bajan turbias en Melchor Romero. La cooperativa que abastece la red domiciliaria y se encarga del tratamiento cloacal en la localidad del oeste platense permanece desde hace meses como eje de conflictos y acusaciones. La compleja trama incluye pedidos de amparo contra subas tarifarias, denuncias por contaminación, tomas de la sede de la entidad, quejas por baja presión y cuestionamientos institucionales. Y como si eso fuera poco, todo enmarcado por movilizaciones a favor y en contra de las autoridades vigentes.

El más llamativo de los episodios se registró a mediados de septiembre pasado, cuando una “patota”, según fue caracterizada por los testigos, irrumpió en las oficinas de 519 entre 169 y 170 -donde además funcionan delegaciones del Registro de las Personas y el Banco Provincia-, mientras diversos vecinos intentaban realizar los trámites-.

De acuerdo con Matías Martín Asmar, titular de la Cooperativa de Agua Potable y Otros Servicios Públicos de Melchor Romero Limitada, “un centenar de encapuchados, armados con palos y revólveres, robaron a las empleadas, las amedrentaron e incluso se llevaron elementos de valor”.

Fue el pico de violencia en un año repleto de rispideces en torno a casi todos los aspectos del servicio de agua romerense -con 3.200 usuarios- y sus prestadores, organizados en formato cooperativo desde hace 46 años. La tensión comenzó a subir en abril, a partir de la polémica asamblea que consagró a la actual dirigencia y el inmediato ajuste que se practicó en las tarifas, y aún no se disipa.

ELECCIONES Y AUMENTO

Pasado el recambio institucional, las facturas por el servicio del agua y cloacas comenzaron a llegar a las casas de Romero con aumentos del 100 al 150 por ciento, y “mensualizadas”, en vez de ser entregadas de manera bimestral. Esto generó una inmediata reacción y decenas de vecinos manifestaron su disconformidad ante la sede de la Cooperativa.

“No hay argumentos válidos para la suba ni el pago mensual” asegura Carlos Ezequiel Bevacqua, quien fue síndico de la entidad la asamblea de la discordia y es uno de los referentes de la comisión de vecinos que tiene una mirada crítica de la situación actual. Este grupo autoconvocado, que viene manteniendo reuniones periódicas -la última fue el jueves pasado- enarbola el pedido de intervención de la entidad.

Bevacqua, quien presentó un pedido de amparo contra la recomposición del cuadro tarifario, asegura que la validez del mandato de la comisión electa hace ocho meses está bajo escrutinio del Instituto Provincial de Acción Cooperativa (IPAC): “hasta que el Instituto no investigue a fondo y se expida acerca de las irregularidades que denunciamos, como el voto de asociados truchos, los socios que no son de esta localidad, y la exclusión forzada del recinto de muchos que quisimos participar de la asamblea, la CD no tiene plena vigencia. Y tampoco decisiones como el aumento”.

Los autoconvocados advierten que “mientras usuarios de otras cooperativas, como la de Abasto, están pagando 180 pesos por mes, los de Olmos 160, y los de Gorina 200, nosotros estamos en torno a los 500 en una familia tipo; esta distorsión es injustificable”.

Las autoridades de la Cooperativa, que además brinda servicio de cloacas a 900 familias, aducen que “como es de público conocimiento, la escala tarifaria debió ser actualizada como consecuencia de los acontecimientos económicos que se dieron en todo el país; pasamos 20 meses sin modificar nada, pero nos vimos obligados a ponernos en consonancia con otras cooperativas”.

TARIFAS “RAZONABLES”

“Teníamos uno de los precios más bajos de la Provincia” subraya Matías Asmar, “pero ahora nos acercamos a otras entidades en cuanto a los valores, porque la situación se había vuelto insostenible”. El mecanismo de facturación establece que quienes consuman hasta 5 metros cúbicos de agua mensuales pagarán 120 pesos, mientras que su utilizan entre 5 y 10, abonarán $160.

A fines de septiembre, después del ataque a las oficinas que Asmar atribuyó a grupos vinculados con el anterior oficialismo municipal, “legítimamente desplazados de la conducción de la Cooperativa”, hubo una nueva movida vecinal, pero en ese caso para apoyar a las autoridades actuales, con el lema “basta de patotas, cuidemos nuestras instituciones”.

Asmar considera que “buscan cualquier argumento, a veces absurdo como el de los ‘socios de otros lugares’, que nada impide tener, para tapar sus propias irregularidades; nosotros nos manejamos según los estatutos y apostamos a la transparencia y mejora del servicio. Quieren forzarnos a renunciar ex dirigentes que jamás presentaron los balances y están cuestionados penalmente por diferentes acciones”.

“Es falso que exista algún tipo de observación, inspección o sanción por parte del IPAC, o del INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social)” se destaca en la Cooperativa: “estamos en línea con todas las pautas de servicio de las cooperativas del rubro. El costo al usuario de una conexión nueva está en el orden de los tres mil pesos, tenemos capacidad para incorporar hogares al sistema, y las familias pagan entre 120 y 200 pesos mensuales”.

“No hay ningún cuestionamiento válido, objetivo o verificable” sostiene Asmar, a quien corresponde un mandato por dos años: “como no tienen razón, intentan desplazarnos por la fuerza y con acusaciones absurdas. Pero la comunidad de Romero nos apoya, y mucho más después del injustificable ataque que sufrieron nuestra casa y nuestros trabajadores”.

Mientras tanto, las quejas vecinales se siguen sucediendo; la semana pasada, un grupo de vecinos de 169 entre 522 y 523 cuestionó a la cooperativa por “cortar el agua apenas hay problemas con la electricidad; en la boleta pagamos por un generador de emergencia, pero es como si no existiera”.

POLEMICA POR CONTAMINACION

Otro de los cruces entre los autoconvocados y la Cooperativa de Agua tuvo como disparador el presunto vuelco de líquidos cloacales sin tratar al arroyo El Gato, a la altura de la planta potabilizadora de 167 y 530.

“Fuimos al arroyo con un escribano público para tomar una muestra certificada del agua, de una boca que sale directo desde la planta hacia El Gato, y la hicimos analizar” explicó Bevacqua: “en el laboratorio nos confirmaron que esos efluentes no tenían ningún tipo de tratamiento previo”.

Sin embargó, directivos de la cooperativa sostuvieron que “todos los meses hay estrictos controles químicos y bacteriológicos de los vertidos”, y aclararon que de existir descargas de camiones atmosféricos en el curso de agua, no tienen ningún tipo de vinculación con la entidad ni tampoco autorización para desagotar allí”.

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