Contratiempos, fe y un gran esfuerzo

Contratiempos, fe y un gran esfuerzo
Monseñor no ofició la misa, el sonido falló y hubo menos gente, pero la emoción se hizo notar en la cima.
Después del esfuerzo que implicó ganarle a la montaña, los inconvenientes se fueron sumando en la cima. A pesar de que su presencia estaba confirmada, monseñor Delgado faltó a la celebración. A su vez, el sonido falló y, como consecuencia, muchas personas no se percataron de que la misa había comenzado. Y a eso se sumó que este año subieron las Sierras Azules menos personas que en la edición anterior. Sin embargo, la gracia de Dios pudo más y, en su homilía, el sacerdote dio una clase para que todos los presentes aprendieran a hacer crecer su fe. Así se vivió el tradicional festejo de Pascua, a 1.700 metros de altura.

Eran las 23 cuando la mayoría de los grupos inició el camino hacia la cima de las Sierras Azules. Y, como todos los años, la pendiente pronunciada hizo padecer a muchos, obligó a tomar reiterados descansos e incluso casi logra que algunos de los peregrinos se queden a mitad del trayecto. Sin embargo, antes de que saliera el Sol, las carpas habían copado la montaña y se oía cánticos dedicados a Dios por todos lados. Según datos de la Policía, fueron casi 6.000 las personas que escalaron la montaña, es decir, unas 2.500 menos que en 2013. Aún así, el entusiasmo se percibió del mismo modo que en las ediciones anteriores.

Ya durante el amanecer, cuando de las fogatas sólo salía un humo gris y espeso, comenzó la misa, aunque muchos fieles no lo notaron. Por un lado, porque todos esperaban la llegada de monseñor Alfonso Delgado, quien no asistió. Según el padre Víctor Gallardo, el arzobispo decidió ir a la celebración en honor a San Expedito, que también se realizó ayer, y temía no llegar a tiempo si antes subía la montaña. Debido a eso, fue el padre Martín Reta quien quedó a cargo de la celebración. Y por otro lado, porque el equipo de sonido dispuesto para ser usado durante la misa no funcionó. “El generador de electricidad no anduvo, por eso nos quedamos sin sonido. De todos modos, hubo gente que colaboró y avisó que la misa estaba por comenzar, pero muchos se enteraron recién cuando ya había empezado”, contó Gallardo.

A pesar de los contratiempos, nada impidió que los fieles se emocionaran al escuchar la palabra de Dios desde la cima de la montaña mientras el Sol comenzaba a aparecer. El padre Reta dijo que “cuando venían subiendo, muchos de ustedes se sintieron desvanecer y pensaron en pegar la vuelta. Pero hubo una fuerza que les dio aliento para continuar. Esa es la fuerza que los ayuda a enfrentar las dificultades de la vida y es que, cuando uno tiene fe, pide con fe y Dios nos da su gracia para que sigamos adelante en el camino”. Y explicó que “a través de la resurrección de Cristo, tan difícil de entender, Dios nos muestra que lo imposible es posible. Dios nos pide fe a través de la resurrección. Vamos a pedirle a Dios que aumente nuestra fe”. Ya con la fe renovada, las miles de personas empezaron a bajar. Y esta vez, el camino les resultó mucho más fácil que durante el ascenso.

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