“Consultoras”, las grandes perdedores de la elección

“Consultoras”, las grandes perdedores de la elección
Las consultoras RBA, de Barón e ICQ, de Acuña, informaron datos tendencioso. Lejos del resultado final.
No es la primera vez que ocurre, aunque sí tal vez la más evidente. La diferencia entre los resultados finales de las elecciones del domingo pasado y las encuestas difundidas por las consultoras International Consulting Question (ICQ), que dirige Gustavo Acuña y RBA,dirigida por Ramiro Barón, evidenciaron que las operaciones políticas para influir sobre los votantes, primaron sobre la lectura numérica de los acontecimientos.

Días antes del comicio del domingo pasado en el que se definieron los senadores y diputados que Salta enviaría al Congreso Nacional, una encuestadora cercana al Gobierno provincial difundió, claro que a través de una red de medios y periodistas oficialistas, datos que ponían al Frente Para la Victoria (FPV) en una posición casi inmejorable, con números más que alentadores para los principales candidatos surgidos del Partido Justicialista: Rodolfo Urtubey y Evita Isa.

Pablo Kosiner, actual diputado nacional y jefe de campaña de Rodolfo Urtubey, era uno de los encargados, junto con el secretario de Prensa del Gobierno, Juan Pablo Rodríguez, de comunicar números que escapaban a la realidad y que los dejaron al borde del papelón en varias oportunidades.

“Estamos arriba con 10 puntos”, decía Kosiner la tarde del domingo cuando el conteo del Ministerio del Interior de la Nación indicaba que la diferencia entre Rodolfo Urtubey y Juan Carlos Romero no superaba los 4 puntos.

En la categoría senador, la “encuestadora” ICQ vaticinaba un 33% para el hermano del gobernador, Rodolfo Urtubey (obtuvo el 28,7%), un segundo puesto para Romero con el 22,02% (obtuvo el 24,4) y a Olmedo con el 21% (sacó el 22%).

La candidata del Partido Obrero obtuvo 17,1%, cinco puntos más de lo estimado. También informaba que Evita Isa obtendría un 25,1% (pero obtuvo el 19%) y Pablo López un 12% (logró el 19,31%). Es la misma que en las primarias estimó 26,6% para Rodolfo Urtubey y el 12% para Olmedo. Sin embargo, una semana antes de la elección del domingo le atribuía al hermano del gobernador un 37%, o sea 8 puntos más de lo que obtuvo en las primarias de agosto. Lo que se cuestiona son las diferencias que marcaba entre el candidato principal y el resto, diferencia que no existió ni de cerca.

“Una nueva encuesta ubica a R. Urtubey primero con 29,5%, Olmedo con 21,2% y Romero con 19,5”, rezaba el titular de un medio gráfico basándose en los resultados que tres días antes de las elecciones publicó la consultora RBA.

La misma compañía ubicaba a Evita Isa en el primer puesto dentro de la categoría de diputados nacionales, seguida por Durand Cornejo, Jasbel Singh y Pablo López. Pero los resultados fueron poco exactos, tanto en la categoría de senadores como de diputados. Evita Isa quedó en el tercer puesto y Romero obtuvo una banca, al contrario de lo que pronosticaba.

En diálogo con El Tribuno, Julio Pizetti, gerente de la consultora Datamática, manifestó que “el objetivo central de una encuesta es aportar variables para definir una estrategia de armado de campaña, donde, entre otros datos, se evalúa la intención de votos”. Pizetti consideró que “hoy vemos que se utilizan las encuestas como elementos de comunicación y hay seudo consultores que se prestan a eso. Te podés equivocar, pero otra cosa es usarla como elemento de propaganda. Entonces no venden encuestas, sino opinión”. Dentro del mundo de las estadísticas, los errores permitidos entre encuestadores serios no superan el 3%. Pero son encuestadores. Y serios.

¿Boca de urna o influencia?

Ya sea a través de vaticinios cargados de intereses, encuestas previas o bocas de urna hechas a la medida del “comprador” y sondeos de “mesas testigo”, el dato relevante de la jornada electoral del domingo fueron las grandes diferencias entre los números que arriesgaron los especialistas antes del recuento de votos y los resultados.

La consultora ICQ difundió bocas de urna muy similares a sus encuestas previas y, por lo tanto, muy diferentes a los resultados finales: “Con 34 puntos ganaría Rodolfo Urtubey; 22,2 Olmedo y 21.83 Romero”, vaticinaban, aunque el titular, Gustavo Acuña, abría el paraguas para advertir que “entre el segundo y el tercero hay medio punto de diferencia, lo cual va a dar para largo con el recuento de votos”. Mientras tanto, en Diputados, arriesgaba que “con el 24% se impondría Evita Isa, que Durand Cornejo lograría el 18,05% y que Jasbel Singh y Pablo López terminarían en un empate técnico, con 17%, peleando el tercer lugar”. Los resultados: Durand Cornejo salió primero, Pablo López segundo e Isa tercera, sin llegar siquiera al 19%.

Organismos oficiales, que también hicieron su boca de urna, manejaban los siguientes datos en Senadores: Urtubey 29, Olmedo 20, Romero 19. Mientras que para Diputados estimaban: Isa 19, López 18, Singh 17 y Durand Cornejo 16. Lejos.

Lo cierto es que intentaron crear un clima, marcar una tendencia aunque la estrategia fue rebatida por las urnas mismas. Varias “encuestas” brindaban información que contradecía a los datos oficiales del Ministerio del Interior de la Nación.

BOCAS DE URNA ICQ RBA

URTUBEY 34 34

ROMERO 21,8 20

OLMEDO 22 21

RESULTADOS FINALES:

URTUBEY 28,75% - ROMERO 24,40%

OLMEDO 22,9%

“Se busca el efecto carro ganador”

Sobre las bocas de urna, Benjamín Gebhard, titular de la consultora Sigma, explicó que “normalmente la falla está en la metodología, sobre todo en el error muestral que anticipan los encuestadores. Si en la muestra hablan de un riesgo de error de tres puntos y después la falla es mayor, es porque hiciste mal las encuestas”.

Gebhard agregó los motivos que, a su criterio, podrían influir en los “errores” difundidos por las encuestadoras: “En primer lugar hay que decir que las encuestas en sí tienen una influencia en el electorado previo al comicio, pero no se puede saber cuál va a ser ese efecto. Muchas veces se busca el efecto de ‘carro ganador’, mediante el cual el elector le da su apoyo al candidato que aparece como favorito. La otra es apelar a la militancia, advirtiendo que la victoria está en riesgo: esto pasa sobre todo en las elecciones intermedias, donde la gente vota algo que no votaría en unas elecciones de cargos ejecutivos”.

Sin embargo, Gehbard advirtió que, si bien quien hacer la encuesta puede tener una u otra intención, “lo cierto es que el efecto que causa la encuesta nadie lo ha podido capitalizar nunca”.

¿Una moda?

Lo que es cierto también es que las encuestas se realizan cada vez con mayor frecuencia. ¿Qué quiere el electorado? ¿Me conviene criticar a mi contrincante? ¿Será verdad que la gente quiere ver al candidato sonriendo más? Aunque no parezca real, muchas de las decisiones de las campañas se toman en base a las respuestas que surjan de esos interrogantes, respuestas que tienen un alto costo.

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