Incluso confirmó a EL CRONISTA tal circunstancia el Presidente de la Cámara de Comercio, Industria, Producción y Servicios de Chascomús, Ramiro Ferrante quien no sólo afirmó que se trataba de ello sino que nos amplió la información con referencia a la presencia de capitales chinos, señalando que tenían prácticamente la certeza que los mismos inversores habían adquirido los galpones ubicados detrás de la Estación de Servicio en Hipólito Yrigoyen y Escribano, para levantar otro super, sin descartar otras adquisiciones de inmuebles toda vez que, nos dijo Ferrante, les han manifestado por distintas vías que el proyecto que anima a los inversores a que aludimos comprende la construcción y habilitación de cuatro supermercados.

PREOCUPACION VIGENTE

Preguntamos entonces a propósito de la preocupación de la Cámara, toda vez que desde al menos una década atrás, en el país se ha procurado levantar una “muralla” para frenar a los supermercados chinos. Nos confirmó Ferrante que a ellos les preocupa y que han venido gestionando hasta aquí sin frutos para que ocurra lo que ha acontecido en numerosas ciudades que dictaron o buscan reglamentar restricciones diseñadas para impedir su avance.

Apuntó Ramiro Ferrante en diálogo con EL CRONISTA que ello ha ocurrido en numerosos municipios y mencionó entre ellos por considerarlos interesantes en las normas logradas a Tnadil y al más cercano de General Belgrano… Lo cierto es que la incontenible ofensiva comercial que desde el 2001 a esta parte vienen protagonizando los supermercados chinos – que naturalmente responden a una estrategia de sector – parece haber despertado un sentimiento “proteccionista” en el interior de la Argentina, y se multiplican los distritos que implementaron, o evalúan implementar, políticas para obstaculizar la radicación de esos comercios.

POR AQUÍ Y POR ALLA

Estas medidas, que de acuerdo a la perspectiva de los sectores competidores son catalogadas de “protectoras de las economías locales” o, en el caso de los chinos, tildadas como “xenófobas”, ya tienen presencia en plazas como Mar del Plata, Rosario y Chivilcoy. La lista es muy amplia: incluye además a Santa Fe, Rafaela y varios partidos de Buenos Aires: Pehuajó, Tres Arroyos, también implementaron restricciones “a medida”, para frenar la avanzada.

Las respectivas cámaras de comercio proponen la instauración de ordenanzas que, entre otros requisitos, exigen un tiempo de residencia permanente en la ciudad para quienes deseen abrir un supermercado. En otros casos, la barrera impuesta pasa por condicionar el espacio de los puntos de venta. En las áreas céntricas no deberán sobrepasar los 190 metros cuadrados cubiertos, cuando los establecimientos chinos parten de una superficie mínima de 200 metros cuadrados. Mar del Plata es una muestra en la implementación de esta medida, ya vigente. Y algo similar ocurre en Rosario. ¿A qué responde este temor, que cobra cada día más fuerza? En principio, a la dinámica de crecimiento que evidencia el supermercadismo chino en la Argentina, que ya hace un lustro o poco más, abría a razón de 14 comercios por mes. De ahí que pasó de los 300 puntos de venta que ostentaba en 1994 a una cifra que sobrepasaba los 4.100 en el 2010. Ahora son 8.000.

PARTICIPACION CRECIENTE

La participación de los super chinos en el nivel general de ventas se acercaba hace cinco años al 40% y esa auténtica telaraña de comercios se concentraba en un 70% en el Área Metropolitana de Buenos Aires y en las ciudades de La Plata, Mar del Plata y Rosario, para luego expandirse por todo el país. Todos estos indicadores no pasan desapercibidos para la enorme masa de pequeños y medianos comerciantes, que justifican las ordenanzas que se han impulsado por tratarse de marcos “que permiten la supervivencia de una importante cantidad de negocios que dan estímulo a la economía local y hasta sirven de nexo entre los pobladores de una ciudad”.

Para los supermercadistas asiáticos, la postura de los empresarios del interior excede al mero temor comercial para adoptar la forma de una lisa y llana discriminación racial. De ahí que el grueso de los reclamos y denuncias han sido presentados en el Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo, INADI.

NO TANTO COMO ANTES

Los chinos ya tienen una presencia económica destacada en la vida cotidiana de los argentinos a través de los más de 8000 autoservicios de la colectividad que funcionan en todo el país. El sector igualmente no atraviesa su mejor momento. Después de cumplir más de una década ininterrumpida de crecimiento, la expansión de los supermercados orientales encontró un freno. “No hay cierres masivos, sino un freno en el proceso de aperturas de nuevos locales. Ya quedaron en el pasado las épocas en que abríamos 20 o 30 autoservicios por mes. Hoy lo que más se ven son reconversiones y la transformación de algunos autoservicios en locales de comida por kilo y una migración de muchos comerciantes hacia el interior del país”, reconoce la presidenta de Cedeapsa, una de las cámaras que reúnen a los autoservicios chinos. Acaso en este último dato, radique la llegada a Chascomús a que hacemos referencia y por la que la Cámara de Comercio ha renovado su preocupación. Siguen esperando contar con una ordenanza específica y lamentan que su petición a nivel provincial y nacional para que los locales de un mismo inversor sean sumados para convertir al emprendimiento en grandes superficies, las que si están reglamentadas, no haya sido atendida todavía, como tampoco el que se considere su política de compras aunadas para emparentarlos con las grandes superficies.