Las confesiones de Marcos Peña, pacto por otro blanqueo y las cuatro leches de Nicolás Dujovne

Las confesiones de Marcos Peña, pacto por otro blanqueo y las cuatro leches de Nicolás Dujovne

El jefe de Gabinete, en una cumbre con la UIA. Retocan el proyecto por aportes de campaña y el ministro de Hacienda cena en EE.UU.

 

La cumbre secreta de Puerto Madero: confesiones de Peña ante empresarios

Fiel al preconcepto de que para tener éxito en política hay que seducir al capital, Marcos Peña se embutió el jueves, cuando caía el sol, con un grupo de empresarios del sector industrial, para escuchar sus demandas y exponerles la agenda del Gobierno hacia las elecciones. El formato de las invitaciones fue según el padrón de la UIA; el lugar, un local público de Puerto Madero –imagine Ud. uno de los dos Yatch Clubes que conviven en esa pedanía– y consistió en un taller en el cual diversos sectores de la actividad industrial le repitieron el pliego de necesidades:

 

1) Preocupación por la caída de la actividad. 

2) Situación de las empresas por falta de crédito por las tasas altas. 

3) La dificultad de las pymes y las economías regionales para acceder a las líneas de crédito que anunció el Gobierno. 

4) La demora en el avance de alguna reforma laboral que facilite la creación de empleo.

El pliego de quejas no es nuevo, pero sí la oportunidad. Hacía varios meses que un grupo tan representativo de hombres de negocios no se reunía con Peña, y ocurría el mismo día cuando el dólar había vuelto a picar alto. Si algo le sobra a Peña es ánimo paciente, sólo comparable a la sonrisa de monalisa con la que el llorado Eduardo Bauzá enfrentaba situaciones parecidas cuando era el jefe de gabinete de Carlos Menem.

Peña respondió con el rap de todos los días:

1) El salto del dólar es parte de la caída de todas las monedas del mundo ante la divisa yanqui.

2) Esta semana que viene entran dólares de la cosecha. 

3) En la primera semana de abril el FMI suelta otro tramo de los fondos acordados.

4) La incertidumbre del mercado está motivada no en el Macri que puede irse, sino en la Cristina que puede llegar.

Nadie se salió de tono y Marcos, a quien acompañaba Daniel Sica, anotó todo, pidió comprensión ante la rigidez del plan de déficit cero y aseguró que Cambiemos va a lograr la reelección de Macri. Partieron todos con la sensación de que los habían escuchado, ni muy contentos ni muy tristes, y con el compromiso de no contarle a nadie.

Peña cumplió con halagar al capital. ¿Creerá que los hombres de negocios ordenan, cuando y como quieren, la suba y la baja de los políticos, como si tuvieran un barómetro secreto? El mercado en realidad lee los diarios, y los gurúes que califican economías hacen copy-paste de lo que se cuenta en columnas como ésta. Hay menos de ciencia y mucho más de kiosco en la sabiduría de los estudios de economía. Los empresarios llevaron argumentos para contener la bronca de las bases, que no sólo trinan en los sindicatos. Es lo que hay.

Tango, malbec y cuatro leches para Dujovne

Nicolás Dujovne, a miles de kilómetros de Puerto Madero, emprende el mismo raid ante los petroleros del mundo. Esperó los resultados de la elección neuquina, en donde el Gobierno puso en juego nada menos que la sede de las inversiones que es Vaca Muerta, en la parrilla argentina “Tango y Malbec”. Esa steakhouse, que está a pocos metros del hotel en donde alberga la delegación argentina a la cumbre mundial de petróleo, surte carnes texanas, de las mejores del mundo, pero la vedette del menú es el postre cuatro leches, algo más sano que el chocoarroz, exquisitez del ministro de Hacienda (aquí las leches: leche condensada, leche evaporada, crema de leche y dulce de leche).

Junto al secretario de Energía Gustavo Lopetegui y un malón de funcionarios y empresarios del sector, siguieron la elección de Neuquén. Ese resultado es la variable de ajuste del discursoque tiene que dar el ministro a mediodía de este lunes, en el almuerzo organizado por el Instituto Argentino de Petróleo y Gas, un sello de argentinos y para argentinos. El ministro lleva el mensaje que repetirá el martes por la noche en la Rice University. También en Houston.

Aquí la minuta:

1) También que Cambiemos va a ganar las elecciones. 

2) Que si Macri reelige cumplirá con la promesa de levantar en diciembre de 2020 los impuestos a la exportación, que se ordenaron en setiembre pasado ($ 4 por dólar exportado a los productos primarios, $ 3 para los industrializados). Eso implica mejorar en un 10% la rentabilidad de quienes venden al exterior.

3) Exaltará la acción del Gobierno y las empresas en la llamada “Mesa de Vaca Muerta”, que los empresarios dicen que es la que mejor funciona, que ha logrado bajar el costo de los pozos hasta acercarlos a los más baratos del mundo.

4) Reconocerá que hoy el pasivo sobre el programa es la incertidumbre política, y que ellos deben escucharlos para aprovecharse de la geología excepcional del yacimiento.

Uno se pregunta, ¿tenía que estar Dujovne en Houston justo el mismo día cuando se votaba la suerte de Vaca Muerta, que es como el rolex de oro del Gobierno? La justificación es que su cartera incluye Energía y que él no elige las fechas de estas cumbres.

Pacto de urgencia para blanquear aportes de empresas a las campañas

Tanto vareo con empresarios tiene otro costado que puede proveer lo más divertido de la semana: la batalla por la reforma electoralpara blanquear los aportes de empresas (que siempre ha sido en negro) para las campañas. Navegó sin luces en los últimos meses, y se libera porque Elisa Carrió, que impugna esa cláusula, avisó hace rato que su partido votará en general y se retirará cuando se trate en particular.

El Gobierno y la oposición acordaron discretamente reflotar el dictamen aprobado en el Senado en noviembre pasado, con las firmas de Miguel Pichetto –que esperó resultados de Neuquén en Mendoza junto a Sergio Massa, Diego Bossio, mientras festejaban la vendimia– y Ángel Rozas. Este martes, la comisión de Asuntos Constitucionales que preside Dalmacio Mera le hará algunos retoques para ver si logra los votos para que se sancione el miércoles en el recinto. Va a ser la primera sesión de la cámara, pero depende de un acuerdo político que uno de los negociadores describió con una metáfora: "Si hay patria para algunos, que haya patria para todos". Esto se traduce así:

1) No hay privado que se anime a poner una moneda en una campaña, después del encuadernamiento masivo del empresariado ponedor. 

2) Si hay reforma que admita esos aportes de empresarios a campañas (y no sólo a los partidos), pueden quedar atrás los reproches de la justicia al manejo de fondos de Cambiemos y del peronismo en 2015 y 2017. 

3) Eso ocurrirá automáticamente en favor de Cambiemos, señalado por la justicia por usar en las campañas, de manera ilegal porque está prohibido, dinero aportado por empresas para funcionamiento partidario. Será por aplicación de la ley más benigna.

4) Los apoderados del peronismo están señalados, en cambio, por incongruencias entre los aportes de particulares y su capacidad fiscal para hacerlo. Para que se levanten las acusaciones debe haber una amnistía explícita, a la que se niega Carrió contra viento y marea.

Ahí ésta el punto, y la negociación está protegida entre cuatro paredes. ¿Qué paredes? Las del CARI, think tank que alberga en la mañana de este lunes un seminario a puertas cerradas, protegido por las normas de discreción de Chatham House (sede del Royal Institute of International Affairs de Londres, que intenta discutir temas sin que alguien pueda contarlo como se hace aquí). Estarán los apoderados de los partidos, jueces electorales, peritos y baqueanos en materia electoral y algunos expertos que vienen de Estados Unidos. El clima es borrascoso porque el peronismo iniciará acciones judicialescontra decretos y medidas administrativas, que el Gobierno ha dispuesto para la transmisión de datos en las próximas elecciones. El peronismo del Congreso apoyará la reforma, que necesita mayoría calificada porque se trata de materia electoral, sólo si hay patria para todos.

El prejuicio del imperio de la economía en la política

La política es un planeta de prejuicios y estereotipos, alimentados por la singularidad de los hombres y de su circunstancia. Eso impide la formulación de leyes, y la intención de encontrarle un sentido a la acción política ha destruido a las mejores mentes de ésta, y de muchas generaciones (un aullido por acá). Uno de los preconceptos dominantes entre los profesionales es que el público vota por la economía, cuando es difícil de explicar muchos procesos en los cuales la agenda de la política le toma la delantera a la economía. Sin ir más lejos, el triunfo del oficialismo en 2017 se basó más en las expectativas que surgían de la agenda institucional y política, que del pantano en el cual se debatía la gestión (inflación, tarifas, precios).

Otro es que los políticos tienen que contar con el apoyo del mundo de los negocios, o porque les aportan fondos de campaña o porque controlan voluntades del público. Un estereotipo más, porque los empresarios se adaptan a cualquier sistema político como el agua se acomoda al cordón-cuneta. La saga de los aplaudidores del Salón Blanco y de los bolsones encuadernados en varios clubes corruptos (obra pública, energía) prueba de sobra esa flexibilidad de cintura de los negocios para seguir a la política, y no al revés.

Néstor Kirchner clamaba en 2003: quiero tener con las empresas el mismo acuerdo que tenía Carlos Menem cuando era presidente. Lo logró con poco esfuerzo. Mauricio Macri, conociendo esa colectividad como pocos, porque nació en ella, se mantuvo lejos de la frecuentación con empresarios, a quienes ha señalado varias veces como responsables de no crear empleo o de subir los índices de precios. Durante la campaña de 2015 fue más que reticente para halagar al Foro de Convergencia Empresaria, un club de cámaras empresarias que se había creado en su apoyo. Dilató más de una reunión con el argumento de que se reunían con Daniel Scioli y Sergio Massa con más pasión de la que expresaban ante él. Por eso los recibió una sola vez antes de ir a las urnas de aquel año. Para no deberles nada.

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