Pero la desesperación de Daniel Salvador demoró esa conformación, desobedeciendo los artículos de la Carta Orgánica con el fin de intentar seguir en la alianza cambiemos y los reclamos de militantes y dirigentes se hicieron sentir.

Los mandatos de esos Convencionales estaban (y están) vencidos, por ende al no convocarla deja abierta a la libertad de acción a todos los dirigentes, pero no sólo eso, sino que viola la ley de Partidos Políticos, que expresa claramente que "Si un partido o alianza o frente no dirime en internas o pasos sus candidaturas por más de un período está queda caduca".

Dos temas claves: quien llama a la constitución del nuevo órgano aún no asumió, por lo tanto carece de legitimidad; segundo, el llamado a esa constitución no respeta los plazos establecidos por la Carta Orgánica que expresamente dice que deben ser 45 días antes de la convocatoria a elecciones.

El intento desesperado sólo muestra que la Alianza Cambiemos está caída en la Provincia, pero el miedo no es zonzo. La avanzada de Ricardo Alfonsin, Federico Storani y Juan Manuel Casella en un frente con Roberto Lavagna no sólo es el miedo de María Eugenia Vidal sino también de Mauricio Macri, que convocó para la semana que viene a dos de esos dirigentes por separado.

La pregunta es: ¿Podrá constituirse la nueva Convención si alguien va a la justicia? Y el otro interrogante es si los afiliados intentarán o no romper esa conformación, aún sabiendo que Salvador dejará entrar sólo a los que envió invitaciones, violando una vez más la Carta Orgánica que explica bien claro "que todos los afiliados tienen derecho a participar del Plenario". En el sector crítico del radicalismo, se preguntan si enviará a la policía para evitar la avanzada militante.

No sabe el vicegobernador que él mismo está generando un conflicto que puede llevar a la fractura provincial. Por lo pronto, hay que esperar al 18 y ver si las nuevas autoridades deciden (o no) la continuidad en Cambiemos.