El Conde a juicio por secuestro y violación

El Conde a juicio por secuestro y violación
El disc jockey platense enfrenta cargos por la "privación ilegal de la libertad doblemente agravada y abuso sexual" de su pareja Vanesa Rial. Y los ultrajes a sus dos hijas menores de edad
Todo listo para pedir el juicio oral y público por uno de los casos más conmocionantes registrados en los últimos tiempos: el fiscal penal de La Plata, Marcelo Romero, ya culminó la etapa investigativa que tiene en el centro de todas las sospechas al disck jockey Cristian Martínez Poch (50), alias “El Conde”, detenido bajo prisión preventiva por haber mantenido cautiva durante más de 15 días a su pareja Vanesa Rial y haber abusado sexualmente de ella y de dos de sus hijas.

Fuentes judiciales indicaron que tras el final de la investigación (cierre de sumario) Romero formulará esta semana el requerimiento de juicio oral para Martínez Poch. El escrito quedará radicado en el juzgado de garantías n° 3 a cargo del flamante magistrado Pablo Raele.

Martínez Poch luego deberá enfrentar un tribunal oral en lo criminal por los mismos delitos por los que se encuentra detenido: "privación ilegal de la libertad doblemente agravada y abuso sexual con acceso carnal calificado por la duración y sus circunstancias de realización" en perjuicio de su pareja, la letrada platense Rial.

Además, “el Conde” está imputado por los cargos de "corrupción de menores agravada y abuso sexual gravemente ultrajante" del que habrían resultado víctimas dos de sus hijas cuando eran niñas, según declararon ellas, actualmente de 19 y 20 años.

Según acreditó el fiscal Romero en el expediente al que tuvo acceso Trama Urbana, el martes 24 de septiembre la abogada Rial fue rescatada por la Policía tras allanarse uno de los departamentos de un edificio ubicado en las calles 23 entre 58 y 59, donde se cree que Martínez Poch la tenía cautiva desde principios de ese mes. La denuncia la había presentado su padre.

De acuerdo a lo declarado por la abogada, durante ese tiempo el hombre la golpeó, la drogó y abuso sexualmente de ella.

Dos días después de la liberación de la mujer, prestaron declaración testimonial ante el fiscal dos de sus hijas, quienes relataron que años atrás, luego de la muerte de su madre, fueron abusadas por su padre.

En la causa penal, el fiscal Romero consignó que tras escuchar el relato de las hijas del imputado "no existe poder de síntesis capaz de abreviar e ilustrar sobre las atrocidades y la perversión a las que se vieron sometidas las víctimas, quienes -sin el mínimo espacio de libertad decisoria y ambulatoria- se vieron obligadas a convivir con un chacal".

Un chacal, de “atrocidades y perversiones”

En el transcurso de la investigación, el fiscal realizó un allanamiento al departamento en el que vivía “El Conde” Martínez Poch con su pareja donde secuestró medicamentos psicotrópicos y analgésicos, lo que corroboraría que drogaba a su mujer para luego abusar sexualmente de ella.

Por su parte, Vanesa no pudo culminar su primera declaración en sede judicial. Debió ser internada en un neuropsiquiátrico por las secuelas del cautiverio.

La internación se extendió por unos días. Hasta que regresó junto a su padre al departamento para buscar sus pertenencias.

En su testimonio, Vanesa contó que, además de violarla, “El Conde” la golpeaba, la seguía al baño y la obligaba a orinar frente a él.

"Yo espero que ese hombre quede preso, así no hay más Vanesas, más mujeres torturadas", refrendó.

Celos, golpes y vejámenes en el departamento del “terror”

En la investigación judicial se estableció que “El Conde” y Vanesa se conocieron en un bar de La Plata y, en la misma noche del encuentro, él le pidió que se quedara a vivir en su casa.

Los primeros dos días ella notó que era demasiado celoso; al tercer día la tiró de la moto, la arrastró por el asfalto, le quebró la muñeca y le desfiguró el ojo izquierdo de una piña.

Durante sus dos meses de “convivencia”, Martínez Poch la golpeó y después la curó con hielo, la lavó con lavandina y la maquilló, para que estuviera linda en público. La desnudó y la sacó al pasillo del edificio, la obligó a tener sexo con sus amigos y le hizo tomar su orina como un modo de sellar un pacto entre “almas gemelas”. Así lo denunció ella en la causa penal.

De las actuaciones se desprende además que Vanesa lo denunció seis veces y en seis lugares distintos. Pero sólo cuando su papá y los vecinos denunciaron que estaba secuestrada, fueron a buscarla. La encontraron así, atrapada en un cautiverio.

Vanesa dijo que “El Conde” tiene cinco hijos y no ve a ninguno, y antes de conocerla ya tenía 16 denuncias anteriores por violencia contra otras parejas y dos órdenes de restricción que le prohibían acercarse a dos de sus hijos.

Violencia de género, sin distinción de clases

Un sello emblemático de esta historia es que la violencia de género no distingue entre niveles sociales ni educativos. Vanesa Rial es abogada de familia y aún teniendo acceso a todas esas causas, no pudo o no supo cómo escapar de su propio calvario.

“El día que me tiró de la moto vino la policía y yo les dije que no pasaba nada, que estaba todo bien, no quería problemas. Al día siguiente fui a trabajar vendada y mentí, dije que me había caído”. Según contó, serían sus últimos días como empleada de ese estudio jurídico. Es que, cuando su jefe empezó a llamar para ver por qué no iba, el que atendía era él: “Vanesita está descompuesta”, decía. Finalmente, ella se quedó sin trabajo.

Luego la obligaba a tener sexo mientras la golpeaba, y la obligaba a tomarse su orina. La última vez, le quebró el tabique nasal en uno de sus brutales golpes.

Comentá la nota