El Concejo espera que Mourelle revise las formas y el contenido del Presupuesto

El Concejo espera que Mourelle revise las formas y el contenido del Presupuesto

Sus proyectos fueron devueltos desde el Concejo porque estaban "incompletos". Pero lo cierto es que varios concejales, incluso del oficialismo, no comparten varias de sus propuestas.

 

“Es un muy mal gesto” reflexionó este jueves el jefe de la bancada de Agrupación Atlántica, Guillermo Arroyo, cuando trató de evitar que, por iniciativa de concejales del interbloque de Cambiemos, el Concejo Deliberante le devolviera al gobierno municipal el proyecto del Presupuesto 2018.

La perspicaz intervención del concejal, definido por su padre, el intendente Carlos Arroyo, como alguien “brillante”, no alcanzó para evitar que ese expediente, junto a los proyectos de la Ordenanza Fiscal y de la Ordenanza Impositiva, regresaran al mismo lugar de donde habían salido: la Secretaría de Economía y Hacienda, conducida desde hace casi tres meses por Hernán Mourelle.

Claramente la decisión de que esas iniciativas desandarán el breve camino que habían recorrido puede ser interpretada como un “gesto” de descontento de un sector de la política local con la actuación del funcionario.

Inusitada desprolijidad

Es cierto que los proyectos fueron elevados por el Ejecutivo con una inusitada desprolijidad.

El presupuesto para el ejercicio 2018 llegó al Deliberativo el viernes 30, justo cuando concluía el plazo para su presentación.

El lunes siguiente el secretario del cuerpo, Juan Tonto, se vio obligado a llamar a la Secretaría de Economía y a las áreas administrativas de los entes descentralizados para que sus funcionarios acudieran al Concejo.

A todos ellos les pidió que colaboraran para corregir errores, algunos de ellos tan básicos como haber colocado en último lugar documentos que deberían haber sido ubicados en el primero.

Sólo así y después de varias horas de trabajo, la enorme pila de hojas adquirió un orden más o menos lógico en base al cual se pudo conformar un expediente.

Lo razonable hubiese sido que junto al presupuesto el Concejo también recibiera las ordenanzas Fiscal e Impositiva, que son las que definen qué tasas y derechos cobrará el municipio durante el próximo ejercicio y cuáles serán sus montos. Sin embargo esos proyectos ingresaron recién el martes, conteniendo varias sorpresas.

Entre ellas la decisión de dejar sin efecto numerosas exenciones para el pago de tasas otorgadas a diversas instituciones y actividades.

Entre los afectados figuraban las salas de cine y teatro, los martilleros y los profesionales en general. Mourelle ya había anticipado que impulsaría medidas de este tipo, pidiéndoles a los concejales que las acompañaran.

En una charla pública y en conversaciones privadas varios le dieron aliento. “Es técnicamente muy sólido”, dijo un concejal que se entrevistó con él días atrás.

El funcionario fue dejando esa misma impresión entre varios de los ediles con los que se reunió, quienes también interpretaron que desde su llegada a Mar del Plata, los principales resortes de la gestión comenzaron a pasar por sus manos.

“Por fin acertaron con alguien”, razonó un opositor, recordando los fallidos intentos de asignarle ese rol a otros circunstanciales funcionarios, locales y foráneos.

El presupuesto no sólo llegó al Concejo de manera desprolija, cuando el plazo para su presentación estaba a punto de vencer y sin las ordenanzas Fiscal e Impositiva. También fue elevado sin la ordenanza complementaria que entre otras cosas contiene el nomenclador de cargos del personal municipal, sus salarios, bonificaciones y compensaciones.

El Presupuesto llegó a China

Las buenas prácticas administrativas y políticas indican que los cuatro proyectos (Presupuesto, ordenanzas Fiscal Impositiva y complementaria) deberían ser elevados juntos. El incumplimiento de esta formalidad impulsó el jueves, en plena sesión, al concejal Nicolás Maiorano (UCR) a promover la devolución de los expedientes, imponiéndose con su planteo a la postura de Guillermo Arroyo, con quien comparte el interbloque de Cambiemos y es quien preside la comisión de Hacienda.

Maiorano mandó al Ejecutivo de regreso a su pupitre para que rehaga la tarea. No está claro cuáles son sus expectativas ni la de otros concejales que lo apoyaron. Pero hay señales que sugieren que se espera que Mourelle sea más prolijo con los deberes y que responda a las consignas de una manera diferente. Su propuesta de quitarles las exenciones a cines y teatros, por ejemplo, parece que ya no prosperaría.

La medida, ni bien fue hecha pública por LA CAPITAL, generó el inmediato rechazo de figuras del espectáculo, cuyas quejas llegaron hasta China, donde la gobernadora María Eugenia Vidal está de gira junto al ministro de Economía, Hernán Lacunza.

Este jueves, los productores teatrales estaban más serenos, confiados de que la quita de los beneficios a su actividad no prosperaría.

La historia contiene un ingrediente curioso. La secretaria de Cultura, Silvana Rojas, se enteró recién después de que fuera publicado por LA CAPITAL que las salas teatrales y cinematográficas de Mar del Plata se quedarían sin exenciones.

La anécdota lleva a preguntarse si al tomar esta y otras decisiones Mourelle creyó necesario compartirlas con otros funcionarios o incluso con el intendente Carlos Arroyo, para obtener su consentimiento.

Durante los pocos días que el presupuesto permaneció en el Concejo, algunos concejales detectaron medidas ante las cuales fruncieron el ceño.

Aumento de TSU

El tiempo apenas alcanzó para, por ejemplo, ponderar cuál es el aumento de tasas propuesto.

En el caso de la Tasa de Servicios Urbanos se advierte una suba del 24,4% en el valor del básico de cada inmueble. Pero la cifra por sí sola dice poco y nada.

Los porcentajes de los aumentos que afrontarían los contribuyentes recién surgen cuando se introducen otros valores dentro de una ecuación.

En algunos casos la cuenta arroja resultados impactantes. Eso sucede en especial con los terrenos baldíos, para los cuales pudieron ser registradas subas del 300% y más.

En la crónica de lo sucedido el jueves, quedó dicho que la mayoría del Concejo le devolvió al Ejecutivo el proyecto del presupuesto porque estaba “incompleto”.

Sin embargo en ese “mal gesto” parece que subyace otra intención: lograr que Mourelle, además de mejorar las formas revise -si está dispuesto a hacerlo- el contenido de algunas de sus propuestas.

 

 

 

 

 

 

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