Durante los últimos dos años en Comodoro Rivadavia se produjo un abuso sexual cada dos días como promedio. Así lo confirman las estadísticas a las que pudo acceder Diario Patagónico a través de fuentes oficiales de la Comisaría de la Mujer. Esta es una de las cuatro instituciones que registra denuncias vinculadas a la violencia de género y doméstica. Las otras son el Ministerio Publico Fiscal, la Defensoría de Familia y el Juzgado de Paz.

Los fríos números exhiben la crueldad humana en su máxima expresión. Entre 2013 y 2014 se denunciaron 256 abusos sexuales. De ese total 172 fueron abusos sexuales simples, considerados así por no haber acceso carnal. Estos últimos ascendieron a 84 casos.

En este marco, 2014 fue el año que mayor cantidad de denuncias registró, pero con una leve diferencia, casi irrelevante en comparación con el año anterior, registrándose 125 y 121 denuncias, respectivamente; 80 y 92 por abusos sexuales simples; y 41 y 43 con acceso carnal.

Lo más alarmante es que en la mayoría de los casos las víctimas son menores de edad. “La mayoría de los casos son niños, y son más los que se dan en el núcleo familiar, ya sea por abuelos, tíos, padrinos, gente conocida”, explicó la oficial Cintia Gallegos, titular de la Comisaría de la Mujer, dependencia policial creada durante 2005 en Chubut.

“Por eso muchas veces en algunos casos no se les cree porque nunca van a creer que fue un padre, un hermano, alguien conocido. También hay casos en la vía pública, pero son muy esporádicos. No son tan comunes, como los intrafamiliares”, agregó.

La situación preocupa sobremanera, teniendo en cuenta que los números que se conocen sólo revelan una parte de los casos y la cantidad de víctimas sigue aumentando. En lo que va de 2015 ya se denunció un caso de supuesto abuso contra una niña de 6 años, cuyo abusador habría sido su propio padrino.

Ocurrió en una casa de Los Ciruelos y Orestes Franzoni del barrio Máximo Abásolo, donde una familia festejaba la llegada del Año Nuevo. Ese día había hermanos, tíos, sobrinos y otros familiares. Luego llegaron un cuñado de la madre de la víctima y el padrino de la niña, un albañil de 38 años que la habría “tocado”, según contó la propia niña después de ser indagada por su madre al encontrarlos en una situación sospechosa.

TAMBIEN CRECEN OTROS

CASOS DE VIOLENCIA

Antes este tipo de casos no siempre veían la luz, muchas veces por la “vergüenza” familiar o la incredulidad ante la palabra del niño. Sin embargo, en las últimas décadas se comenzó a tomar mayor conciencia, principalmente por el trabajo de organizaciones no gubernamentales, el Estado y la demanda de la misma sociedad.

Siguiendo esta tendencia, en 2005 Chubut creó su Comisaría de la Mujer, apuntando a que fuera una dependencia que atendiese en forma exclusiva estas problemáticas, que son parte de la violencia de género y doméstica. En ese momento se decidió que la nueva institución y sus dependencias funcionaran en espacios propios, fuera de las comisarías y atendidos por mujeres, alejándose de cualquier tendencia machista.

Su implementación fue positiva, pese a los escasos recursos con los que cuenta (ver recuadro).

Sólo en ese primer año de trabajo en Comodoro Rivadavia la dependencia policial recibió 223 denuncias, vinculadas a distintas problemáticas, entre ellas violencia familiar, amenazas, lesiones, abusos sexuales simples y con acceso carnal, y transgresiones a medidas impuestas por la justicia.

En el último año fueron un total de 947 denuncias, 1.408 actas de presentaciones, 2.516 atenciones, 200 casos de violencia familiar, 481 amenazas, 356 lesiones y 135 abusos; 92 considerados que no incluyeron acceso carnal y 43 que sí.

Es decir que desde su creación cuadriplicó la cantidad de denuncias recibidas, alcanzando un total de 6.006 en nueve años. Mientras, en este 2015 ya son 190 (contabilizadas hasta el lunes último), es decir que se denuncia un promedio 2,5 casos de violencia por día, una situación preocupante.

Para Gallegos, este incremento en la cantidad de denuncias tiene que ver con un aumento de la violencia, pero también en un cambio de perspectiva de las mujeres y la promoción de esta institución. “Las mujeres saben que la comisaría está acá, pero también la sociedad está cada vez más violenta, se respeta menos al prójimo y a la familia”, argumentó.

“Se han perdido valores y principios, ya no se respeta ni siquiera un adulto, ni la presencia del niño. Las situaciones son más graves y esto hace que la mujer de alguna manera también salga a buscar ayuda”, agregó.

Esta realidad es el reflejo de un síntoma, una patología que daña no solo a la víctima, sino a familias enteras. Si bien cada caso es distinto, en todos confluyen la tristeza, angustia, y hasta desconcierto. Además, muchas veces las víctimas suelen llegar con sus hijos por el miedo de dejarlos con el victimario, o la nula posibilidad de que sean asistidos por otra persona. De esa forma los niños se vuelven testigos y víctimas de estas situaciones tormentosas.