Cómo sobrevivió golpeada, perdida y sin comer

Cómo sobrevivió golpeada, perdida y sin comer

Alejandra Bernabitti se recupera de las lesiones recibidas tras dos días de extravío, cuando cayó en una quebrada en su descenso del Champaquí.

Santa Rosa de Calamuchita. Alejandra Bernabitti (30) pasó dos días refugiada en una cueva, tomando agua de un arroyo y fraccionando un puñado de cerealitos que tenía como único alimento. Su bolsa de dormir ayudó a que pudiera soportar las bajas temperaturas nocturnas. Hasta vio rondar un puma a su alrededor. Desde una cama del hospital de Santa Rosa de Calamuchita, relató a este diario cómo fue sobrevivir en soledad y golpeada, en un sitio inaccesible de las Sierras, mientras cien bomberos, policías y lugareños la buscaban y ya pensaban en el peor desenlace.

“Yo venía un poco más adelante y en un momento me fui por los filos de un cerro, me resbalé y empecé a golpear con plantas y piedras, a rodar y caer hasta abajo en esa quebrada”, cuenta la mujer que resultó con una fractura en su brazo 
izquierdo, escoriaciones, raspaduras y traumatismos varios. Un golpe en su cabeza obligó ayer, por prevención, a que se 
le practicara una tomografía en Córdoba.

Aunque, según su relato, estaba orientada hacia el destino y no se extravió, el sitio donde fue hallada indica que había perdido el rumbo. “En lugar de ir hacia el noroeste, enfiló hacia el sudoeste”, precisó Fabián Vargas, coordinador de bomberos voluntarios de Calamuchita. Aunque ella parece no saberlo, del sendero hacia Villa Alpina se apartó unos dos kilómetros (o unas dos horas, en sentido contrario al que correspondía, según Vargas).

Cayó rodando por unos 15 metros, hasta el fondo de una quebrada. Según Alejandra, “con dolores por los golpes, mareada y cansada” no se movió casi de ese lugar, buscando protección en un alero de piedra.

Eduardo Glunz, bombero de Villa General Belgrano que participó del grupo que dio con ella, indicó que un día antes (el lunes), recorrieron ese sector. “La llamaron, pero seguramente no escuchó por el ruido del río, o quizás por su estado”, apuntó.

Alejandra dijo haber oído en varias ocasiones el paso del helicóptero. “Abrí la bolsa de dormir que adentro es roja, extendí ropa para que se vea y con piedritas armé un pedido de ayuda, pero no me veían. Es una zona muy escarpada y con muchísima vegetación. Y gritaba, pero no se escuchaba”, contó.

Su madre, en el hospital, aportó otros datos según lo que escuchó de Alejandra: “Ella quiso acortar camino, con lo que ahorraba muchos kilómetros, pero se resbaló y cayó”, indicó. En ese caso, se habría desviado del sendero marcado. Reiteró que Alejandra había escalado otros cerros cordobeses y del país, pero que era su primera vez en el Champaquí.

“Sola no hubiera podido salir, para llevarla hasta el camino y tomar la ambulancia, caminaron como tres horas de noche y la cargaron como a un bebé”, dijo la madre, tras agradecer el intenso operativo de búsqueda.

También contó que, según le relató Alejandra, su mayor susto fue cuando vio a un puma acercarse. “Se quedó quieta y al rato se fue”, indicó.

El primero que la vio

Aguja en el pajar. El comisario Sergio Romera, del GES (Grupo Especial de Salvamento) de la Policía, fue quien encontró a Alejandra. “Prácticamente llegando al final del río San Miguel, arriba, pude visualizar a la chica metida en la bolsa de dormir, en una especie de cueva, ahí era imposible verla desde arriba. Estaba en el fondo de una quebrada de más de 250 metros. Tampoco ella podía escuchar silbato o gritos, por la cercanía con el ruido del río. Estaba llena de espinas, es una zona tupida por zarzamoras. Se la veía agotada, ya no quería caminar y ahí se le hicieron los primeros auxilios. En esa zona, muy escarpada, hay poca arena y mucha piedra, pero encontramos cerca un par de huellas de un calzado chico, que seguimos, y eso ayudó, porque al final eran de ella”, contó Romera a La Voz del Interior.

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