Cómo pasan los días en la carpa de los municipales

Colaboraciones y organización, dos cuestiones muy presentes en la construcción que hoy cumple 20 días frente a la Casa Municipal. En su interior conviven los bártulos de cocina, un póster de Bergoglio, una imagen de la Virgen de Luján y un viejo televisor.
"La carpa es permanente. Es una carpa de la dignidad de todos los trabajadores", define Enrique Samuel Peñalba, secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales (STM) y alma mater de la precaria construcción que hoy cumplió 20 días.

La instalación no pasa desapercibida. Plantada sobre una de las veredas de la plaza Colón, la carpa está flanqueada por gran cantidad de banderas que exponen las consignas del conflicto entre municipales y el gobierno de Oscar Luciani. A esas banderas se le sumaron dos más, enormes, colocadas en el frente de la Municipalidad, una en cada lateral del ingreso.

Pero la carpa es todo un mundo. "Entre nosotros nos turnamos. Nunca queremos que haya menos de ocho o diez compañeros cuidando. Eso también sucede a la noche. Tenemos que custodiar las cosas y los trapos", explica Peñalba en el interior de la precaria construcción en la que convive un póster del papa Francisco, una imagen de la Virgen de Luján, una pechera del Movimiento Evita y un cartel que pide a todos "Limpiar lo que se usa. Mantener limpia la carpa".

Las comodidades son ínfimas. Un pequeño televisión y un equipo de música con grandes parlantes que ayudan con música y radio a pasar las horas y los días. Dos hornallas, una mesa de plástico, un puñado de ollas y algunos bancos de plaza, más un tanque cortado en el que siempre hay una fogata encendida.

Peñalba contó que la comisión directiva y los delegados del STM "son los encargados de sostener esta carpa y cuidar todo. Es una lucha y los trabajadores lo saben".

También explicó una cuestión de género y sindicalismo, si se quiere dos palabras que no suelen transitar la mejor convivencia en el país. "Hemos pedido a las compañeras que no se queden, pero algunas insisten en quedarse en apoyo y aquí son respetadas por todos", dijo Peñalba.

En la carpa hay trabajadores que duermen y también comen. "Al baño ahora sí podemos ir a la Casa Municipal, no como en una oportunidad anterior en la que no nos dejaban. Ahora nos abren y somos nosotros los que cuidamos todo", dijo el dirigente.

La economía de la carpa es propia de una lucha. No sobra nada. "Compramos cosas con la colaboración de algunos concejales y también de algún funcionario municipal. Lo que no podemos conseguir lo aportan compañeros de otros sindicatos. En la carpa estamos los tres sindicatos pero la organizamos nosotros", dijo Peñalba, con un pequeño tiro por elevación a sus colegas: "Hay compañeros de otros gremios que no vienen, pero sabemos que tienen problemas en sus instituciones. Por nuestra parte, hoy hay que dejar todas las diferencias de lado y participar".

Acerca de la simbología religiosa presente en la carpa, Peñalba contó que "hicimos una marcha a la Basílica y una misa antes del viaje del intendente a Roma. En esa ocasión le entregamos al sacerdote que dio la misa una carta de los trabajadores para que se la haga llegar al papa, ante todas las mentiras que el intendente fue a decirle".

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