El logo de YPF es una visión reconfortante para los conductores que recorren los extensos caminos y las numerosas ciudades de la Argentina.

De hecho, la red de la petrolera cuenta con una red de distribución que alcanza a más 1.500 estaciones de servicio en todo el país.

Para asegurar que la calidad del combustible que se carga sea la misma en cada uno de los puntos de la amplia geografía nacional, la empresa implementa un riguroso sistema de control.

Esto es fundamental para preservar las características de formulaciones de última generación, como las de las naftas Infinia.

El proceso comienza en la refinería (YPF posee tres plantas en la Argentina), donde las naftas reciben una primera certificación de calidad.

Mediante poliductos y barcos llegan a las terminales de despacho, donde se cargan en los camiones-tanque. Allí se realiza la segunda certificación de calidad, antes de su distribución capilar a las estaciones de servicio.

“En esta etapa del proceso, el combustible ya está totalmente formulado, con agentes especiales que permiten mantener limpio el sistema de inyección del vehículo”, explica el ingeniero José Luis Durán, gerente de Servicio Técnico de la firma.

La verificación final se realiza en los puntos de ventas. La descarga del combustible desde el camión a los tanques de las estaciones sigue procedimientos específicos muy cuidados.

Además, la gerencia de Servicio Técnico realiza auditorías permanentes mediante laboratorios móviles que se encargan de controlar la calidad del producto, los surtidores y los tanques de almacenaje.

Así es como YPF logra que sus naftas y diésel no sólo estén presentes en todo el país, sino también que preserven siempre todas las características de origen.