MPN, como Mao, elige enemigo principal

MPN, como Mao, elige enemigo principal

Ubicado en un contexto que combina la expectativa positiva con la tensión por un futuro que se sabe cierto aunque demorado, el MPN rumia sus estrategias en el gran estómago del debate interno, y en ese intercambio, protagonizado por los referentes de mayor vigencia en la actualidad, se intenta consensuar un dato no  menor para la política: ¿quién es el adversario principal, a quien se debe enfrentar o al menos prevenir?

La ubicuidad del MPN, probada en incontables situaciones en las que debió negociar con Dios y con el Diablo al mismo tiempo, se pone a prueba nuevamente en este año de transición, en el que todavía resta competir en una elección muy importante para el distrito neuquino, la de la capital.

El partido espera la asunción en el protagonismo de su nueva conducción, tanto en el Estado como en la estructura de conducción. Como se sabe, Omar Gutiérrez no solo es el gobernador que asumirá en diciembre, sino también el presidente de la Junta de Gobierno. Y Rolando Figueroa, no solo el vicegobernador y presidente de la Legislatura que asumirá el mismo día, sino también el presidente de la Convención emepenista.

La estrategia se consensua, a veces con diferencias de criterio. Pero Jorge Sapag ha logrado, con cierta dificultad, instalar la certeza de que la coyuntura es tan relevante como la necesidad del MPN de aprovecharla para recomponer un caudal de votos suficiente para garantizar la permanencia sempiterna de su reinado democrático. En ese sentido, hay coincidencia en que el partido no puede mostrar fisuras,  y menos entre sus más destacados referentes.

Para esto, en lo inmediato, se le hace necesario al MPN poner todos los huevos en la misma canasta de la elección capitalina del 4 de octubre. Es decir, terminar de limar las diferencias que todavía existen y ganar en un respaldo absoluto a los candidatos Pablo Bongiovani y Laura Plaza. Junto con esto, se escalona la determinación que se necesita tomar acerca del adversario principal, pues esa contracara es la que permitirá hacer entender cómo se estructuran las alianzas inmediatas, las movidas del período de transición, y las que se preparan para cuando ya esté definido quién será el nuevo Presidente de Argentina.

En este contexto, el MPN aplica aquella metodología popularizada el siglo pasado por la concepción maoísta del marxismo, cuando Mao Tse Tung desarrolló la fuerza de su partido gracias a clarificar acerca de quién era el enemigo principal en cada circunstancia, claridad que permitió definir a su vez con quién aliarse y con quién no.

Así, en este dinámico proceso de adecuación a la nueva coyuntura, no habrá sorpresas para la conducción del MPN. Incluso si, como se prevé, aquellos que fueron socios en la necesidad, pasan de pronto a ser los enemigos de quiénes cuidarse y a quienes derrotar.

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