El centro comercial de la calle San Juan es uno de los paseos de compras más emblemáticos de Mar del Plata. La instalación de la estación Ferroautomotora a fines de 2009 acrecentó el tráfico de personas en la zona y las ventas en los comercios. A pesar de ello, algunos de los comerciantes demostraron su preocupación en diálogo con 0223 ante los robos, la "ausencia policial" y los resultados de la temporada.

Matías, dueño de una sandwichería, fue víctima por última vez de un robo el pasado sábado por la noche. Si bien no lograron llevarse mercadería ni dinero, los delincuentes rompieron los candados de la puerta y una vidriera. Además, confesó que le robaron nueve veces en el último año y medio. En esta línea, expresó que la situación "es preocupante". "Te rompen un vidrio y gastás más de cinco mil pesos", lamentó.

Para Natalia, dueña de un local de artículos de limpieza,"la calle muchas veces está vacía". "La zona está brava. Por la noche San Juan es un desierto", comentó. Además, agregó que  "se nota mucho la diferencia"con respecto a la temporada anterior. "La del año pasado fue mucho mejor, ahora la gente compra lo justo y lo necesario", concluyó.

Para finalizar, Sabrina, dueña de un local de ropa para bebés, afirmó que "casi todos los días" algún comerciante es víctima de un robo y evidenció la "falta de presencia policial" en la zona. Por último, advirtió que "las pocas ventas" se deben a que "la zona no está promocionada". "La calle no creció, tiene el mismo nivel desde hace mucho años", indicó.

Ante la consulta de 0223, los comerciantes coincidieron en que muchos negocios se vieron obligados a cerrar sus puertas y bajar las persianas ante la ola de robos y los altos precios "imposibles de pagar" que deben abonar por los alquileres de sus comercios. "Pagamos alquileres muy altos porque funciona como un centro turístico pero no se lo promociona como tal", insistió Sabrina.

Frente a esta situación, los comerciantes del tradicional paseo de compras decidieron organizarse a través de un grupo de WhatsApp, en el que intentan alertar a los vendedores de posibles robos o estafas por billetes falsos. "Intentamos avisarnos entre nosotros pero a veces no basta", concluyó Natalia.