Coca Cola evidenció lo que muchas marcas y el consumidor se niegan a reconocer

Coca Cola evidenció lo que muchas marcas y el consumidor se niegan a reconocer

Coca-Cola puso en contexto que el consumidor aún quiere botellas de plástico. Muchas marcas dicen querer dejar de usar plásticos de un solo uso, pero no dicen que no lo harán de manera inmediata. El consumidor demanda marcas más conscientes, pero no necesariamente está dispuesto a pagar por ellas

 

Llevamos varios años hablando de la imperante necesidad de frenar la producción de desechos plásticos debido al daño ambiental y a la vida de miles de especies en el planeta. Sin embargo, y pese a que crece la conciencia de la población en estos temas, parece que aún existe demasiado trabajo por hacer, al menos esto es lo que se concluye de una cruda pero real declaración de Coca-Cola.

La gigante de bebidas asistió, así como un gran número de empresas privadas, a la 50ª edición del Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF), conocido como Foro de Davos, celebrada hace unas semanas, en donde además de exponer lo que hace la compañía en temas de sustentabilidad, planteó una situación que no todas las marcas y, muchos menos el consumidor, quieren reconocer.

Coca-Cola dijo algo que nadie quiere aceptar

Lo anterior debido a que, en su participación en el foro, Bea Perez, Head of Sustainability de la firma con sede en Atlanta, explicó que las botellas de plástico están lejos de desaparecer por la sencilla razón de que el consumido aún las quieren comprar. Sin embargo, la ejecutiva reconoció que la firma ahora tiene que ser “parte de la solución”.

Sus palabras pueden sonar frías, especialmente viniendo de una de las corporaciones más grandes a nivel global, no obstante, expuso argumentos que son tangibles o medibles, y que pueden modificarse, aunque no necesariamente a la velocidad que algunos sectores de la sociedad desean.

Por un lado, reconoció que crece la conciencia del consumidor en temas de sustentabilidad, algo que ya se traduce en exigencia a las marcas, por lo que estas están obligadas a reaccionar. “El negocio no funcionará si no nos adaptamos a los consumidores”, dijo Perez en entrevista con la BBC.

No obstante, señaló que no es tan sencillo como suena porque las botellas de plástico (de cualquier industria) son lo que los clientes realmente quieren, esto debido a que desean bebidas embotelladas en plástico resellable y liviano. Por lo tanto, esto no va a cambiar, al menos no en el corto plazo.

La Head of Sustainability de Coca-Cola expuso que no se trata de dejarlas de producir y ya, si se cambiara a aluminio o vidrio, la huella de carbono se incrementaría radicalmente. Entonces, usar materiales más verdes, puede derivar en mayor contaminación atmosférica, además de impactar sensiblemente en las ventas, dos cosas que las empresas no quieren, y la sociedad tampoco debería.

La contradicción del consumidor

Es cierto, las compañías, en particular, las de consumo masivo son señaladas de ser las productoras de la mayor cantidad de desechos plásticos en el mundo, muchos de los cuales terminan en los ríos, lagos y océanos, matando a una gran cantidad de especies.

Sólo en el último año, firmas como Coca-Cola, Nestlé, Pepsi-Co, Mondelēz, Unilever, Mars, P&G, Colgate-Palmolive, Phillip Morris y Perfetti fueron clasificadas como las 10 principales marcas contaminantes de plásticos del mundo, de acuerdo con la auditoría realizada por la campaña Break Free from Plastic.

No es un secreto que todas y cada una de ellas son firmas cuestionadas por el consumidor, uno que cada vez es más consciente y exigente respecto al impacto ambiental y lo que hacen las marcas al respecto.

Así lo revelan diversos datos, como los de un reciente estudio global de la consultora GfK, el cual apunta que el 76 por ciento de los consumidores considera que las marcas deben adquirir cierto nivel de compromiso ecológico; y añade que el 28 por ciento afirma que están obligadas moralmente a ser respetuosas con el medio ambiente.

De hecho, el 57 por ciento de los consumidores elegirían una marca sostenible pese a que esta sea más cara, incluso un 61 por ciento considerarían cambiar de marca si descubren que no es ecológica, según revela la última investigación de GlobalWebIndex.

Esto es irrefutable, crece la conciencia del consumidor, pero no necesariamente esto se traduce en hecho, o es un efecto generalizado. Sólo en México, por ejemplo, el 67 por ciento de los consumidores dice que solo adoptará iniciativas sostenibles si el inconveniente para ellos es pequeño o inexistente, de acuerdo con datos de TrendWatching.

Esto quiere decir que el consumidor no siempre estará dispuesto a asumir un costo mayor con tal que las marcas se vuelvan más responsables. Y esto algo que no ha cambiado en los últimos años en los que ha crecido la conciencia por el impacto ambiental.

Un ejemplo de ello es que, Coca-Cola, Unilever, PepsiCo, Mars y Nestlé, están entre las 10 corporaciones que controlan buena parte del mercado de consumo masivo y que producen las marcas y productos que más consumimos, de acuerdo con Convergence Alimentaire. Entonces, ¿son las más criticadas, pero también las más consumidas?

La realidad demuestra que crece la preocupación del consumidor y, afortunadamente (al menos así parece) también la delas empresas. Pero, vivimos en un mundo tan grande que no es una generalidad, por un lado todavía hay una gran parte de la población que no piensa cambiar sus hábitos de consumo en beneficio del medio ambiente, menos si le implica un mayor gasto y, por el otro, las gran mayoría de las compañías reconocen que hay un problema, pero no necesariamente reconocen que está lejos de ser resuelto y que no están dispuestas a sacrificar sus negocios para lograrlo más rápido.

Es un proceso lento y muy largo

Hasta ahora, está demostrado que la intención de cambiar existe, pero no la voluntad de hacerlo a la velocidad que desearían ciertos sectores de la sociedad u organizaciones y organismos como Greenpeace, Oxfam o Break Free from Plastic.

Se trata de un proceso muy lento y largo que demanda la participación de todos los actores de la sociedad y, aunque no guste a muchos, exige que las empresas sean parte importante de la evangelización. El consumidor puede ser más consciente, pero no hace que la gran mayoría busque el cambio de una manera inmediata; cuando cambiamos de envases de vidrio por metal y luego por plástico, esto fue impulsado por las empresas, no demandado por el consumidor, este se convenció u luego lo adoptó.

Es como lo explicó Bea Pérez en su entrevista con la BBC: “(…) al mismo tiempo que cambiamos nuestra infraestructura de embotellado, nos movemos hacia el reciclaje e innovamos, también tenemos que mostrar al consumidor cuáles son las oportunidades. Ellos cambiarán con nosotros”.

La empresas no quieren y no pueden poner en riesgos sus negocios para responder a una tendencia, deben buscarlo de manera que sea rentable para ellas.

En el último año hemos visto cómo crecen las intenciones y acciones anunciadas por una gran ifnicadad de corporaciones que buscan contribuir a esto. Si bien lo hará de una manera lenta y progresiva, al menos están dando un paso para lograrlo.

Unilever, PepsiCo, Burger King, Adidas, Anheuser-Busch InBev, Heineken Holding, Starbucks, McDonald’s, y Nestlé son sólo algunas que anunciaron inversiones y planes para reducir el uso de plástico de un sólo uso o ambiciosos proyectos de reciclaje.

Es un paso que parece pequeño y requiere de la participación del consumidor para que sea efectivo y permanente. Y, parece poco, pero un camino sólo se recorre por completo si se inicia el recorrido.

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