Con la cloaca al aire libre

Con la cloaca al aire libre

Vecinos del barrio Zona Oeste Quintas, uno de los sectores de la ciudad más castigados por la falta de infraestructura y mantenimiento, expresaron su preocupación debido a que un gigantesco cráter que contiene aguas servidas de las cloacas les está “arruinando la vida”. 

Hace más de 60 días que sufren este problema y lo peor de todo es que están expuestos a enfermedades respiratorias y a la proliferación de mosquitos e insectos. El grupo de vecinos aseguró a este diario que “hace pocos días, un nene de 12 años andaba a caballo, no vio el pozo y se cayó”. 

La esquina de las calles Castro y Posta de Yatasto es lo más parecido a una zona de guerra. Hay dos montañas de tierra que superan el metro y medio de altura y detrás un pozo de por lo menos tres metros de profundidad con agua de cloacas. Hace aproximadamente dos meses en ese sitio había una pérdida de agua. Era mínima, pero debía ser arreglada.

Más problemas.

Personal municipal se acercó “por una pérdida chiquita y nos dejaron un desastre”, manifestó un vecino. Dijeron que “en vez de hacer el pozo con una pala trajeron dos retroexcavadoras y rompieron un caño de las cloacas, ahí empezó todo este lío”. 

Finalmente, los desperdicios de las cloacas se mezclaron con agua de red, por lo que algunos vecinos tuvieron el servicio interrumpido por varios días. A este problema, se les sumó que, mientras los hombres trabajaban casi tiran una palmera que sostiene los cables de la electricidad, por lo que algunas viviendas estuvieron sin servicio de.

“Nadie nos atiende”.

El lugar es intransitable. Los desechos cloacales emanan un olor pestilente y el ambiente es irrespirable. La gran mayoría de las personas, sobre todo niños, padece problemas respiratorios. “Nos dicen que nos cuidemos de dejar recipientes con agua por el dengue y las enfermedades, pero así es imposible vivir”, expresó Claudia, dueña de un supermercado situado frente al cráter. “Es obvio que me complica el trabajo, pero acá lo importante es la salud de nosotros”. 

La mujer señaló que están “cansados de llamar a la municipalidad, pero nadie nos atiende. Y si lo hacen nos derivan a Obras Públicas, Hidráulica, pero nadie arregla nada”.

Profundo y peligroso.

El pozo con aguas servidas por las cloacas tiene por lo menos tres metros de profundidad, por lo que el peligro no está sólo emparentado con las enfermedades. Los riesgos de caer dentro son grandes y la cuadra está habitada por muchos niños. Uno de ellos, que andaba a caballo, no vio el pozo y se cayó. “Suerte que saltó antes”, dijo un hombre. El que no se salvó fue el caballo que quedó atrapado hasta que pudo salir.

Basura.

Otro problema es la recolección de basura. Para que el servicio se efectúe, el camión debe ingresar marcha atrás por Reconquista y, varios metros antes de llegar a la esquina de Castro detener la marcha para no caer al pozo que “trajo problemas en todos los sentidos”, argumentaron. 

El día del arreglo, que terminó siendo “el día de la rotura”, los empleados dejaron en el patio de una de las viviendas dos caños utilizados para la red de cloacas. Ahí están aún, tirados en el suelo. Aguardan que vayan a retirarlos, pero nadie se acercó.

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