Angustia y preocupación reina en los numerosos acreedores del contador Jorge Enrique Fuhr, quien recientemente fue acusado de evadir impuestos provinciales en operaciones financieras no registradas por lo cual el Estado le reclama más de 61 millones de pesos.

Entre los damnificados se encuentran abogados, comerciantes, empresarios y hasta personas ligadas al acusado por lazos familiares los que habrían depositado, además de dinero, su confianza en el acusado, y que hoy se sentirían perjudicados en cifras millonarias.

Cuando estalló el problema se habría dejado trascender que el motivo de la falta de pago de sus obligaciones fue un mal negocio agropecuario realizado con productores del interior de la provincia. (ver nota aparte)

Airado reclamo

Sin embargo, las explicaciones no alcanzaron en muchos casos, como el de un inversionista que acudió a las oficinas de Fuhr en la avenida Belgrano (S) al 800 y junto con otras dos personas que lo acompañaron, ingresaron y de inmediato le exigieron la devolución de una fuerte cantidad de dinero.

Tras un duro cruce de palabras, se habrían ido con una cifra cercana a los $ 30 mil y cheques que más tarde fueron devueltos presuntamente por falta de fondos.

A raíz de este incidente, ahora las oficinas habrían sido equipadas con cámaras de seguridad, según confiaron fuentes vinculadas al caso.

Por estos días, la preocupación también ganó a un contador que perdió un departamento en pleno centro y a un amigo del acusado que le había confiado una cifra millonaria en dólares.

Como se recordará, por evadir el impuesto a los Sellos e Ingresos Brutos, el Estado le reclama a Fuhr $ 41.791.754; a su hijo, $ 8.092.779 y a su esposa, $ 11.676.000.

Ésta última, según las mismas fuentes, habría realizado en mayo de este año un viaje al exterior con amigas.

Según se especulaba, el contador habría manejado cifras millonarias para invertirlas, a cambio del pago de “jugosos” intereses a sus inversores.