Ese creciente movimiento de personas y vehículos genera desde hace tiempo, una severa complicación para los más mínimos desplazamientos sobre una infraestructura para el tránsito y transporte, que está en el límite de sus posibilidades.

La desatención lleva años, el deterioro es evidente, lo sufrimos todos y la inversión necesaria para recuperar un mínimo digno para un centro urbano que funciona además como un gran receptor turístico, supera con creces las previsiones del modesto presupuesto comunal.

La ciudad necesita recursos, con los propios no es suficiente y una buena oportunidad es aprovechar parte de los $800 millones de crédito de un fondo nacional que la Provincia acordó con la Nación, a distribuir la mitad en Capital y la otra mitad en obras para el interior.

La distribución del fondo en el interior se acordó con los intendentes, pero en Capital la Provincia decidió por sí misma, sin consultar con el intendente de la ciudad.

Se generó entonces una escalada verbal bastante difundida, una tensión política innecesaria e inútil, entre el gobierno provincial y la Municipalidad de Salta, en la que están atrapados los ciudadanos que no pertenecen al proyecto del Gobernador o el Intendente.

La relación entre el Gobernador y el intendente no puede seguir así. Los habitantes de esta ciudad necesitan y esperan un mínimo de coordinación, que las autoridades conversen y asignen prioridad a las necesidades de la ciudad, que no son las del Intendente, ni las del Gobernador, son las de todos.

El acuerdo es para nosotros, los habitantes de la ciudad, no para el gobernador Juan Manuel Urtubey o el Intendente Gustavo Sáenz. No le estamos pidiendo amistad entrañable, sino un mínimo de coordinación y acuerdo, por favor.