Ciudad hídrica: No hay Centro para Evacuados y siempre termina pagando (más rota) la escuela

Ciudad hídrica: No hay Centro para Evacuados y siempre termina pagando (más rota) la escuela

Corrientes es una ciudad en alerta permanente. O bien por las lluvias o bien por la creciente de sus ríos. Siempre esta afectada en sus costas permeables, pero ningún gobierno intentó advertir el drama de su gente y elige trabajar obligado siempre sobre la coyuntura.

 La perversión alcanza el límite cuando desde el estado se usa de refugio la escuela. La misma que en la mayoría de los casos después debe educar y formar a los hijos -en muchos casos- de los propios inundados. La institución escolar otra vez ultrajada.  

Lo primero que se hace ante el avance de las aguas, sobre una periferia que nunca se tomó la decisión política de ordenar territorialmente, es hacinar a su gente en las escuelas que para colmo nunca están en óptimas condiciones.

La última vez que a alguien se le ocurrió un Centro de Evacuados fue en el año 1998 de la mano del ladrón tato romero feris. 

Paradojicamente fue el inicio de su caída en el poder porque en vez de ocupar el dinero para ese fin, junto a una larga lista de bandidos cómplices, se robó millones desde el estado provincial.

A manera de encontrar hoy una explicación, esa experiencia tal vez sirvió para que los "gobernantes actuales" no piensen siquiera en algo semejante. No sea cosa que terminen después como el mismo tato.

Hasta ahora los gobiernos buscan la más fácil al correr detrás del problema, hacinan "a los inundados" en las escuelas que ya de por sí terminan el año rengeando de rotas, los alimentan, los calzan, los visten y entretienen, todo hasta que baje el agua y por la misma fuerza evacue el problema.

Arroyos subterráneos, basura en la vía pública y crecimiento descontrolado espacial sobre lagunas y esteros, son algunos de los factores que influyen en las inundaciones y anegamientos que recurrentemente afectan a la capital.

Las escuelas quedan peor de lo que estaban cuando recibieron a los inundados, que a esta altura la mayoría no quiere retornar al lodo de sus precarias casas.

Por debajo de Corrientes corren cuatro arroyos y que a su vez estaba rodeada de 33 lagunas que desaparecieron. Mientras tanto esos desagües naturales están obstruidos por basura o los pluviales son insuficientes para el gran caudal de agua.  

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