El Círculo Rojo busca canasta alternativa para 2019

El Círculo Rojo busca canasta alternativa para 2019

Con cautela, el núcleo empresario mantiene diálogo con peronistas no K como Urtubey, Pichetto y Uñac. Alienta un bipartidismo como garantía política y de inversiones ante un Macri menos claro.

“Esto es una maratón, no una carrera rápida. El que piensa lo contrario se equivoca”, explica a Letra P uno de los más grandes empresarios del rubro salud y laboratorios. Habla de política, de la situación espinosa que viene atravesando el Gobierno y de la próxima gran batalla: las presidenciales del 2019. La figura, que apela al deporte runner, la aplica a uno de los temas del momento en el seno del Círculo Rojo, que aceleró la marcha en medio de la súper corrida al dólar y el pedido de auxilio al FMI.

La referencia es al panorama opositor y la necesidad, que plantean muchos CEOs, de reconstruir un bipartidismo que garantice estabilidad socio-política de mediano plazo; el nacimiento de un nuevo candidato que sea igual pero diferente al macrismo, para el año próximo o con perspectiva. Lo grafican como un futuro con algo de certeza que permitiría, según su prisma, dar claridad a la llegada de inversiones y al devenir de los negocios, todas cuestiones que hoy aparecen nubosas por dos razones:

-La crisis económico financiera y la inflación fuera de control derrumbaron la imagen de Cambiemos en las encuestas;

-lo que hasta hace dos o tres meses se vislumbraba como un triunfo nítido del oficialismo el año próximo da señales de menor intensidad, aunque el aliento siga a favor del Gobierno.

“Yo voté a Ménem, a De La Rua, a Kirchner, a Cristina y ahora a Mauricio Macri, siempre me dijeron oficialista. Y lo volvería a votar a Macri si la elección fuese hoy”, se sinceró un supermercadista con años en el metier. Pero aclaró que de lo que hablamos “es de otra cosa”. Esa otra cosa es lo que los empresarios creen que falta para equiparar fuerzas con el oficialismo: restablecer un ordenamiento que hoy no existe como tal.

El triunfo de la alianza de gobierno en 2017, de mucho valor simbólico para el oficialismo por haber vencido a Cristina Fernández, tiene otras lecturas en el núcleo empresario. La mayoría observa que, en aquel hito político, Cambiemos salió envalentonado como el kirchnerismo en 2011. El 54% de CFK popularizó el período del “vamos por todo” que los CEOs observan ocurrirá con el macrismo en 2019. Naturalmente, la situación es diferente, pero el riesgo de una empresa menos sencilla es casi el mismo.

El poder corporativo lee que, aún con una oposición sin candidato, un triunfo en primera vuelta en las presidenciales no es certeza. Por eso, debe haber una alternativa look alike a Cambiemos, que se asemeje y garantice continuidad de un régimen similar, con la fuerza política que sea. Este calco del oficialismo le garantizaría al Círculo Rojo un escenario distinto al de diciembre de 2015: una segunda vuelta que, de darse, tiene resultado incierto, con una paridad aún mayor que en el CFK vs. Macri, sin el componente de la polarización.

En tren de que eso ocurra, se han popularizado algunas figuras del peronismo “aceptable”, como lo denominan en privado; un PJ no K que incluye al siempre observado gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey; su par sanjuanino, Sergio Uñac, y Miguel Ángel Pichetto, titular del Bloque Argentina Federal en el Senado. Con todos ellos hubo reuniones y conversaciones telefónicas, además de coincidencias en diferentes eventos. La popularidad de Pichetto se forjó el año pasado, en el marco del Coloquio de IDEA en Mar del Plata, donde recogió elogios de los CEOs, que le destacaban la importancia de la distancia que había tomado con su ex líder política. Este pelotón le saca una ventaja a otro referente del filo peronismo, el tigrense Sergio Massa. Siempre tuvo una imagen difusa entre los CEOs, que no lograron decodificar, como gran parte de la población, qué intereses intenta representar y bajo que valores.

Medido por entidades empresarias, aún se observa una grieta entre macristas creyentes y agnósticos del modelo M. Hace unos días, Luis Betnaza, vice de la Unión Industrial Argentina y uno de los comisarios políticos del jefe de TechintPaolo Rocca, dejó un mensaje altamente positivo sobre el Gobierno. En una entrevista con el periodista Carlos Pagni, defendió la posición oficial en materia de tarifas y consideró que es la mejor opción política. Betnaza es un histórico en el vínculo con el radicalismo y la voz del holding en diálogo con Cambiemos. Además, integra el Foro de Convergencia Empresaria, el polo de CEOs que, a título personal, se involucraron en política en la etapa más dura del kirchnerismo. Ese núcleo, hoy, es el más fiel al Gobierno. Casi en soledad, demuestra unanimidad respecto al apoyo al oficialismo. Y hasta piensa que el plan B a Macri, si el escenario se endurece, no es el peronismo amigable, sino la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal.

En la UIA, la Cámara de la Construcción, CAME, la Bolsa, los bancos y la Cámara de Comercio, el panorama está más disperso. Entre los industriales hay más contacto directo con gobernadores, justo cuando el presidente de la UIA, Miguel Acevedo, está girando por el país relevando la actividad fabril en el interior. Una postura intermedia existe en la Asociación Empresaria Argentina (AEA), donde reinan ClarínArcor, Techint, laboratorios y automotrices. Allí también hay empresarios fabriles, muchos de los cuales le manifestaron sus diferencias al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, en el último almuerzo que compartieron en la sede de la entidad.

En general, la coincidencia entre los empresarios es que el contexto es complejo y que el Gobierno tiene errores concretos de política económica. Algunos optaron por apoyar con críticas subterráneas y, por ahora, muy pocos quieren exponer diferencias. Incluso aquellos que están en llamas contra las mega tasas de interés que aplicó Federico Sturzenegger para frenar el dólar. En este sentido, todos coinciden en que la renovación de la oposición tiene sus propios tiempos, pero que debe darse cuanto antes.

Naturalmente, señalan que el problema sigue siendo el volumen de votos y el nivel de conocimiento social de los candidatos del PJ en Buenos Aires. En paralelo, reconocen que aún CFK mantiene una base fuerte en una parte del Conurbano, pero que, en una hipotética segunda vuelta, esos votos se irían con el peronismo tradicional. “Hoy, incluso con lo más caliente de la crisis enfrente, ganaría Macri 80 a 20”, destacó un industrial y concluyó que “el año que viene, veremos”.

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