Hay cuatro indicadores económicos recienteS, más un quinto que llega la semana que viene, que preocupan al Gobierno de Macri e impactan en un sexto dato, el que mide la temperatura electoral: las encuestas. La opinión pública ha acentuado el disgusto hacia el gobierno nacional en relación a esos resultados económicos negativos.El primer indicador es el dólar, que cerró a $42,83 hoy debido a una tendencia que afectó a casi todos los países emergentes, incluída la Argentina. Los argentinos están preocupados no porque haya una escalada espectacular del dólar como la de abril del año pasado, sino por la larga historia de devaluaciones en la Argentina.El segundo indicador es la inflación y está atado en parte a la cotización del dólar. La inflación, como sabemos, fue de 3,8% en febrero, y con un pronóstico también muy alto para marzo. La idea de que quitando pesos del mercado y pagando altas tasas iba a bajar el dólar y que, con el freno de la actividad económica, iban a bajar los precios, no le está dando resultados al Gobierno.El tercer indicador es el desempleo, 9,1% en el último trimestre del 2018. Se esperaba un aumento del desempleo aún más alto, pero pasó que muchas empresas, en lugar de despedir, observaron que habían bajado sus costos laborales por la carrera de precios le había ganado a los salarios. Pero no se puede sostener que el empleo no acompará a la recesión en 2019.El cuarto indicador es la actividad económica, el PBI, que cayó un 2,59% en 2018, aunque había empezado con un buen primer trimestre de crecimiento, hubo una caída muy fuerte de la actividad económica a partir del segundo trimestre y ahora ese cuadro negativo proyecta un pronóstico de recesión para 2019.El quinto indicador, que se conocerá el lunes, es el de la pobreza. Y se espera un aumento. Este es un indicador que Macri utilizó políticamente desde el primer minuto, cuando pidió que se evalúe su gestión en base a este indicador.Los niveles de pobreza cayeron durante los dos primeros años de gestión de Macri, pero ahora están en aumento nuevamente. Es otro dato que tiene un contraste negativo para el gobierno nacional, con un presidente ya en campaña electoral.En estos últimos días, Macri subió al ring electoral a Roberto Lavagna , que no se oficializó como candidato del peronismo alternativo pero no hace falta que lo haga. Lo sube al ring porque está viendo la necesidad de replicar el escenario del 2015 en el 2019.En el 2015 hubo un candidato oficialista, Daniel Scioli , el propio Macri, y la tercera opción fue Massa. Ahora, Macri espera que Roberto Lavagna suba el nivel muy bajo que tiene el peronismo alternativo, llegue a un 20%, y que él y Cristina puedan disputar finalmente el ballotage.Para eso tienen que pasar tres cosas. Primero, que el Presidente mejore en su estado de opinión pública. Los indicadores de hoy no son buenos. Segundo, Macri necesita que Lavagna sume, aproximadamente, lo que sumó Massa en 2015. Tercero, se necesita la presencia de Cristina Kirchner como candidata presidencial. Porque la hipótesis de la ausencia de Cristina, con la que volvió a especularse con su viaje a Cuba, plantearía un escenario completamente diferente.La realidad de las encuestas hoy muestran que hay muchos desencantados con el gobierno de Macri, que Cristina tiene un polo opositor que la convierte en la dirigente más votada de la oposición, pero que con eso no le alcanza para ganar en una segunda vuelta, y hay, en la insatisfacción que generan tanto Macri como Cristina, una demanda de una tercera alternativa.Si hay un espacio para una tercera opción, lo veremos de aquí a junio. También de aquí a junio, es el momento en el que el Gobierno tiene la oportunidad de ganar o perder espacio en función a como evolucionen los cinco indicadores, que realmente influyen en forma decisiva en la campaña electoral.