El cierre de listas aumentó las tensiones y rispideces dentro del Frente para la Victoria (FpV), cuando la lapicera de La Cámpora inclinó la balanza a su favor y se llevó la mejor tajada en la distribución de cargos legislativos.
El dardo de aquellos que no lograron entrar en la repartija fue dirigido, sin más, al precandidato a vicegobernador provincial e intendente de La Matanza, Fernando Espinoza.
El presidente del PJ bonaerense, había jurado y perjurado que “trabajando con él” varios dirigentes obtendrían un lugar en las listas. Sin embargo, “chapeó” por demás sus valores peronistas y ahora crece el malestar en su contra.
Si bien el matancero había pedido cuatro diputados nacionales y dos senadores para su distrito, tuvo que conformarse con un solo lugar en la Cámara Alta provincial para renovar la banca de Daniel Barrera.
“Se olvidó de sus compañeros; dejó que José Ottavis –dirigente de La Cámpora- pusiera los nombres a su antojo”, señaló a NOVA una fuente cercana al jefe comunal.
Como era de esperar, los intendentes de Merlo, Raúl Othacehé y de Florencio VArela, Julio Pereyra sangran por la herida. Aunque no están solos. El mandatario de Berisso, Enrique Slezack, se había entusiasmado con una candidatura a senador por la Tercera Sección Electoral; pero todo fue una ilusión.
Por su parte, el diputado nacional Carlos Kunkel y su esposa, la senadora bonaerense Cristina Fioramonti, estallaron de la bronca luego de que ésta última no quedara en los primeros lugares de la lista de la Tercera Sección por el FpV.
En tanto, Mario Oporto, también quedó a la deriva sin poder renovar su banca como diputado nacional. Algo similar ocurrió con la pobre defensa que el precandidato hizo del diputado provincial Juan de Jesús y su hijo, el intendente del Partido de la Costa, Pablo de Jesús.
El cierre de listas dejó triunfadores y perdedores. Pero el pase de factura tuvo un solo destinatario: el hombre fuerte del Conurbano, Fernando Espinoza.
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