En cien minutos calientes, Kicillof mostró el lado más K del Frente de Todos

En cien minutos calientes, Kicillof mostró el lado más K del Frente de Todos

Un día después de la moderación albertista, gastó crédito en golpear la gestión de Vidal en un discurso más a lo Cristina. A diferencia del Presidente, no hizo anuncios. 

Por FACUNDO COTTET.

A las 16.52, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se sentó en el estrado de la Cámara de Diputados bonaerenses, saludó a los presentes y arrancó su primer discurso de apertura de sesiones. Durante las casi dos horas, el mandatario no ahorró en críticas a la gestión de María Eugenia Vidal y decoró esos reproches con altas cargas ideológicas y formas duras. Bromeó y esquivó la institucionalidad del acto en sí. Casi como lo hacía Cristina Fernández de Kirchner. 

Cristinista y en pleno proceso de adptación bonaerense, Kicillof apuntó a Cambiemos desde el minuto cero. El plan Macri, las consecuencias de Vidal y su nueva convivencia con el vecino Horacio Rodríguez Larreta fueron el plato principal del menú que ofreció el exministro de Economía. Dijo que por suerte ya no ocupaba ese rol de gestor de presupuestos al hablar de cómo la anterior administración “pisaba la caja”. Es decir, cómo dejaba de pagar a proveedores. 

Subió de tono en algunos pasajes del no discurso. De hecho, no leyó un texto armado. A diferencia del presidente Alberto Fernández, el gobernador optó por tener anotaciones y apuntes. En un momento pidió ayuda a su ministro de Salud, Daniel Gollán, cuando no recordó un dato puntual. 

Hablar y debatir es algo que le sienta cómodo al gobernador. Lo dicen quienes lo viven en el día a día. Se extiende en entrevistas, se extiende en discursos y se extiende en reuniones. Quizá la extensión propia del discurso de este lunes despertó la expectativa de escuchar grandes anuncios. No los hubo. 

Pero no por ello el gobernador fue medido. “Fue un gobierno que ni siquiera venía a la capital de la Provincia”, arrancó para hablar de la gestión de Vidal y compañía. “Ese estado de abandono se ve en la propia Casa de Gobierno y eso es solamente la parte exterior”, agregó. Causalmente, hace días finalizó parte de los trabajos de restauración de la fachada de la Gobernación. “Comenzamos a reparar lo que está roto; el gobierno ya está en marcha”, resumió. 

Aplaudían oficialistas, pero sin cánticos ni nada alusivo. Solo una bandera del gremio de UPCN colgaba de uno de los palcos. Miraba sus celulares la dirigencia opositora y negaba con movimientos de cabeza cada una de las palabras del mandatario. Kicillof no se metió con los bloques opositores, porque los necesita, sobre todo en el Senado. Pero fue fondo con Vidal, a quien nunca, en toda su alocución, nombró. “Ya está”, decía como dando a entender que lo que había hecho la exmandataria era parte del pasado. Igual, siempre volvió al período 2015-2019.  

Lo hizo cuando habló de salud, de la pérdida de puestos de trabajo registrados y del crecimiento de la pobreza, sobre todo en niños y niñas. Apoyó los datos en mediciones de la Universidad Católica. El arzobispo de La Plata, Víctor “Tucho” Fernández, no participó de la Asamblea Legislativa, como suele hacerlo el representante de la Iglesia católica. De haber ido, se hubiera puesto, quizás, la pulsera de acceso al recinto que tenían los ministros. Era un adhesivo color verde, a tono con la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. 

Sí lo hicieron las abuelas de Plaza de Mayo. Estela de Carlotto fue ubicada en un asiento especial dentro del recinto al costado de los ministros y las ministras. También estuvo el exgobernador bonaerense Daniel Scioli.

Antes del inicio, el diputado nacional referente de La Cámpora Andrés Larroque se sacaba una foto en el estacionamiento de la Legislatura con la ministra de Gobierno, Teresa García. Antes, pasaba el extitular del disuelto AFSCA Martín Sabbatella. No estuvo el presidente Fernández, tampoco la vicepresidenta, pero la línea kirchnerista no mermó ni un milímetro en el discurso que fue, en definitiva, la atracción principal.

PORTEÑOFOBIA. Desde hace un tiempo, el mandatario asumió su condición de bonaerense. Y, este lunes, se vanaglorió de ella como pocas veces hasta ahora. Criticó a los diarios La Nación y Clarín y le achacó a los dos grandes medios, también enemigos del kirchnerismo, su condición de “porteños” y el tratamiento con algunos temas.  

“Vamos a anunciar la reestructuración de la deuda. Nuestro canon no es lo que diga esa prensa porteña”, exclamó. Se llevó aplausos. "Obviamente, como en todo lo que venimos haciendo, cuántas operaciones mediáticas quieren soltar, quieren poner; no se trata de eso”, desafió y explicó que “hay un problema, el problema es objetivo; no hay soluciones mágicas, pero hay que empezar a resolverlo. A eso los voy a invitar durante todo este mandato, a resolver los problemas de la provincia, a no esquivar el bulto aunque los diarios de la ciudad de Buenos Aires, porteños, operen... no me importa”.

Con diferente énfasis terminó cuestionando, también, los recursos que recibe el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en desmedro de la jurisdicción bonaerense. 

“Si se suman los presupuestos de los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires, el total da 380 mil millones de pesos. La Ciudad de Buenos Aires cuenta con un presupuesto de 350 mil millones de pesos. Ellos tienen tres millones de habitantes y nosotros, más de 17 millones. Hay que pensar qué podemos hacer desde la provincia de Buenos Aires para que termine esta inequidad que hace que de un lado haya plazas colgando de las paredes y del otro, hambre y caminos de tierra. Hay que ser solidarios, hay que ser equitativos", reclamó. El mensaje –muy de costado y sin sacudir demasiado- también fue para la Casa Rosada. En primera fila escuchaba el ministro del Interior, su amigo Eduardo De Pedro. 

Sobre el cierre fue a la historia no reciente. Contó que escuchó en una radio que se lamentaban de que no había actos oficiales por los 200 años del Tratado de Pilar, el último 23 de febrero, el pacto entre Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires luego del triunfo federal en la Batalla de Cepeda. Una suerte de inicio de la organización territorial de la provincia de Buenos Aires que da lugar al bicentenario de la provincia. 

“Yo soy de los que quieren a nuestros próceres y a nuestra historia en nuestros billetes, en nuestras escuelas... en todos lados. Quiero a nuestros héroes. Soy de los que creen que de nuestra historia podemos aprender, no la podemos olvidar, la tenemos que recuperar”, convocó. Pidió no no dar vuelta la página ni nada por el estilo. La oposición le pidió hablar del futuro, de un plan de gobierno. El anuncio fue que seguirá haciendo lo que hizo en estos 82 días de gestión. La abundancia discursiva no cedió, casi como cuando abría las sesiones la expresidenta.

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