Chispazos PJ: dominio territorial y el último acto K del “Cristina dijo”

Caciques rebelados contra imposiciones. La pista firme de un (otro) cambio estructural del peronismo

Sentado en la cabecera de la larga mesa del salón del tercer piso de Matheu 130, Fernando Espinoza estrenó jefatura. Antes de jurar, antes de sortear siquiera el cepo electoral, el matancero se trajeó como jefe peronista y navegó sobre el caos primordial de un PJ bonaerense que, tras 20 años de mandos centralizados y sacralizados, enfrentó su primer cierre de listas sin un demiurgo que haga y deshaga a su antojo.

Espinoza sentó a un lado a José Ottavis, delegado de la Casa Rosada y al otro a Cristina Álvarez Rodríguez, ojos y voz de Daniel Scioli. Más allá, birome en mano, el apoderado Jorge Landau distribuyó, protocolar, las actas para que los candidatos firmen. Cada tanto, Eduardo "Wado" de Pedro, se sumó a ese jurado que habilitó las disputas y terció salomónicamente.

Fue, en el sentido riguroso, el fin del "Cristina dijo", la llave maestra que el ultrakirchnerismo invocó estos años como abracadabra para resolver cualquier entrevero.

- ¿Estás seguro que te lo dijo Cristina? -gruñó un cacique cuando Ottavis citó a la Presidente .

Espinoza miró el pulseo entre el poder de Olivos y el territorio. Como árbitro permisivo, dejó que se peguen.

- ¿Vos querés ir? Armá una lista y vamos a internas se encrespó un alcalde cuando Ottavis pidió un hueco para sí en la Primera Sección.

Implicaba voltear a Mariano West, lord mayor de Moreno. No ocurrió. Otro que amagó fue Hugo Curto: el metalúrgico se había despedido pero un clamor de sobremesa lo convenció, sin esfuerzo, de poner su gancho por la Primera junto a Raúl Otha-cehé y Alberto Descalzo.

Purezas

El armado de las listas habla. Entendido como globalidad, el PJ territorial se quedó con el manejo mayoritario del partido. Es más: los referentes K que consiguieron espacio, no fueron imposiciones gaseosas sino dirigentes con visibilidad en los campamentos. Diego Bossio, titular de ANSES, pero con despliegue en Tandil en la Quinta, y Sergio Berni, secretario de Seguridad y con juego desde hace rato en la Segunda, encajaron en los cierres sin necesidad de un telefonazo de Carlos Zannini.

Carlos Castagnetto, viceministro de Desarrollo Social de Alicia Kirchner, se soldó detrás de Alberto Pérez en la Octava (La Plata) por un acuerdo lejano con los hermanos Bruera que pusieron a su tío, Luis "Lucho" Lugones.

La presencia de Juan Manuel Abal Medina por la Tercera es producto de un mix. El territorio reservó una butaca para un ultra K, originalmente Carlos Kunkel. El nombre del jefe de Gabinete, que tiene domicilio en Lobos -el eco del derrotero familiar en los 70- apareció y no generó ruidos.

Otros, como Carlos "Cuto" Moreno, que un lustro secundó a Zannini en Legal y Técnica y cuidó la firma presidencial de Néstor Kirchner, no pasaron el filtro. Los caciques de la Sexta armaron un scrum para bloquear al diputado y apoderado del FpV.

La rebeldía de los caciques no trafica un desafío, al menos directo, a Cristina de Kirchner. Expone sí la demanda de autonomía que se mide en números: sobre 48 consejeros titulares, los territorios -sumando intendentes más los clanes de Florencio Randazzo y Julián Domínguez, que van juntos por Cuarta- suman con casi dos tercios, el jefe del PJ Espinoza, y al del Congreso, Martín Insaurralde.

Cosecha K

La cosecha K no fue mala. El atajo fueron las ramas: Ottavis, diestro en la negociación, y De Pedro, previa charla con Zannini, reinaron en la tira juvenil que deben integran militantes de menos de 30 años.

Ottavis resignó una butaca cuando le sugirieron que encabece la oferta de la Juventud. Dijo no. La JP bonaerense y La Cámpora propusieron a Denis Salazar, Débora Fredez (JP Berazategui),

Facundo Tignanelli (La Cámpora-Matanza), Ramiro Suescun (JP- Mar del Plata) y Juan Ottavis, hermano menor del vice de Diputados bonaerense.

El protagonismo de la juventud K engorda si se cumple la promesa de Espinoza de, en el próximo Congreso partidario, elevar de 4 a 6 la cantidad de consejeros por sección. En ese caso, además de los titulares César Valicenti (Séptima), Martín Alaniz (Octava) y Fernanda Raverta (rama femenina), conseguirá butacas para, entre otros, Marina Moretti (Segunda), Fabiana Bertino (Tercera, funcionaria de Fernando Gray), Nicolás Barbier (Cuarta), Alejandra Carli (Quinta) y Luis "Luli" Calderaro (Sexta), secretario Legislativo del Senado bonaerense. Ottavis, portavoz de Olivos pero dialoguista con los alcaldes, muñequeó esas barajas.

La ampliación del Consejo es una promesa incierta. En 2008, como placebo para evitar riñas, Alberto Balestrini susurró idéntica idea, pero nunca se operativizó.

Luego del renunciamiento de Daniel Scioli a mandar en el PJ, el sciolismo capturó tres titulares: Pérez, Cristina Álvarez Rodríguez por rama femenina y Néstor Álvarez (Sexta) y un suplente, Rodolfo "Manino" Iriart, que firmó por la Quinta.

Ayer, los últimos chispazos, fueron para ordenar la Segunda -duelo entre José María Díaz Bancalari e Ismael Passaglia, pulseo de vecinos de San Nicolás- y para dibujar el cupo femenino del 30% en las boletas como ordena la Carta Orgánica. Para que dé la cuenta, contaron los suplentes.

La Justicia electoral tendrá que validar esa interpretación, laxa de la letra.

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