China ya retira la carne brasileña de los supermercados

China ya retira la carne brasileña de los supermercados

Beijing pide al gobierno de Temer medidas más rigurosas para asegurar la calidad de los alimentos que exporta.

China y Hong Kong apremiaron a Brasil para que remita un completo informe sobre la crisis sanitaria animal que tiene en ascuas a los grandes importadores mundiales de alimentos. Las autoridades chinas exigieron, además, al gobierno de Michel Temer que adopte medidas más rigurosas para el control de calidad. Más aun, decidieron retirar de las góndolas de los hipermercados todos los productos derivados de la carne bovina y del pollo brasileños. Así lo informaron este miércoles los portavoces de grandes redes como Wal-Mart, Sun Art Retail y otros. La cadena Wellcome es otra de las que procedió a remover tanto carnes congeladas como frescas de ganado bovino y de aves de origen brasileño.

Hong Kong fue líder de la importaciones de carnes bovinas y derivados desde Brasil el último año con adquisiciones por 1.800 millones de dólares. En cuanto a los chinos, el embargo representa también un fuerte golpe a la economía del país sudamericano: las ventas al gigante asiático treparon el año pasado a 1.750 millones de dólares. Representa, además, 47% de las ventas de carne bovina brasileña en el exterior (3.700 el año pasado). Es más, decidieron resarcir a aquellos consumidores que hubieran comprado esta clase de alimentos brasileños, con la devolución del dinero gastado o el cambio por otros productos.

A pesar de los esfuerzos oficiales brasileños, los países que establecieron barreras temporarias contra sus carnes no parecen convencidos de los argumentos ofrecidos por el gobierno de Temer y por Itamaraty (sede de la diplomacia en Brasilia). En un documento girado a 165 países compradores, la cancillería brasileña pidió que los gobiernos no procedan “a embargos arbitrarios”. Hizo ese llamado en la Organización Mundial de Comercio en Bruselas, donde los negociadores de Brasil insistieron que el control sanitario “es sólido” y buscaron minimizar la dimensión del escándalo. Indicaron, también, que se afirma que se está frente a un problema de corrupción pero no de tipo sanitario. “En el espíritu de transparencia y cooperación, esperamos que los miembros (de la OMC) no recurran a medidas de restricciones arbitrarias al comercio internacional o que puedan ir en dirección contraria a los acuerdos dentro de la OMC”, reza el comunicado de Brasil al mundo.

Lo cierto es que el caso revela más sombras que certezas. Los investigadores policiales de la operación “Carne Débil” poseen “mucha más información que la revelada”. Así lo señaló el fiscal brasileño de sanidad animal Daniel Gouveia Teixeira, un funcionario de vigilancia sanitaria que denunció hace ya dos años el sistema de corrupción. En ese esquema, empresas frigoríficas de primera línea se asociaron con una banda delictiva instalada en el ministerio de Agricultura brasileño. En declaraciones radiales, Gouveia Teixeira insistió que “ni siquiera fue mostrado 1% de todos los datos que posee la Policía Federal”. Reveló, además, que “la interferencia de los políticos produjo el despido de fiscales rigurosos y colocó en sus puestos a otros que no interferían en los negocios”. Enfático aseguró que en dos años, la Federal brasileña “consiguió hacer lo que el ministerio de Agricultura no logró en una década”. El gobierno admitió ahora que el sistema de fiscalización sanitaria no responde a criterios profesionales. Los jefes de fiscales de sanidad animal, en cada estado provincial, fueron nombrados por los partidos políticos. Los últimos años, en que el ministerio de Agricultura estuvo en manos del PMDB, de las 27 superintendencias estaduales, responsables por la fiscalización e inspección de rebaños hay al menos 19 que son comandadas por directivos designados por distintos partidos y no por concurso público. El PMDB, partido que está hoy en el gobierno, controla 10 de esas oficinas; hay dos que posee el PSDB (socialdemocracia) que también es parte de la coalición oficialista. Otros 4 pertenecen al Partido Progresista (base del gobierno actual) y otros dos al Partido Laborista de Brasil (PTB). Esa distribución se corresponde con la importancia que cada una de estas agrupaciones, de la alianza oficial, tienen en sus respectivos estados.

Precisamente, la ex ministra de Agricultura Katia Abreu firmó, junto con la entonces presidenta Dilma Rousseff, a inicios de 2016 un decreto que establecía la profesionalización de los agentes fiscales y sus superintendentes. El decreto debía haber entrado en vigor hace ya tiempo; pero el proceso de impeachment de la ex jefa de Estado provocó el olvido de esa medida. Recién ahora el gobierno de Temer recuerda la existencia de la resolución. Pero en vez de ponerla en práctica ya, decidió demorar hasta el 10 de mayo próximo el inicio de su vigencia. Esto retrasará, sin dudas, la normalización de los mercados exteriores de las carnes brasileñas.

Un documento al que tuvo acceso el diario Folha de Sao Paulo revela que el gobierno brasileño tenía indicios de la existencia de un esquema fraudulento en la fiscalización de grandes frigoríficos. Al menos lo sabían desde octubre de 2015, cuando todavía estaba en la presidencia Dilma Rousseff. Un informe del Ministerio de Agricultura da cuenta de esa modalidad de corrupción.

Comentá la nota