Chicos bien

Chicos bien

HIJOS denunció que Horacio Aguilar dilata el juicio contra Pedro Blaquier por delitos de Lesa Humanidad. El amigo del gobernador Juan Urtubey defiende al empresario del azúcar, por 29 desapariciones forzadas.

La agrupación H.I.J.O.S. que nuclea a hijos e hijas de desaparecidos durante la última dictadura emitió un comunicado, donde pide que comience inmediatamente en Jujuy el juicio contra Pedro Blaquier, titular del imperio Ledesma, en la vecina provincia.

Los hijos por la identidad y la memoria quieren que el procesado empresario sea juzgado por “la noche del apagón”, cuando fueron secuestradas 400 personas, de las cuales 55 aún permanecen desaparecidas.

También denuncian en el comunicado al abogado Horacio Aguilar, quien es amigo personal de Juan Urtubey y defensor de Blaquier, quien está procesado en esta causa 29 de esas desapariciones.

H.I.J.O.S. dice textualmente: “Sabemos que los 30 años de impunidad y ahora la posibilidad del punto final biológico, puede dejar trunco el juicio oral y, por ende, la posibilidad de hacer justicia por los crímenes cometidos”.

Directamente apuntaron contra la defensa de Blaquier, que encabeza Horacio Aguilar.

Enfatizaron que el proceso judicial “es un ir y venir sin fin, plagado de actos de mala fe que no sólo dilatan y entorpecen el accionar de la justicia sino que, a su vez, demonizan a los testigos victimas”.

En el comunicado afirmaron H.I.J.O.S. que desde que se instruyó la causa, el proceso sufrió dilaciones por parte del juez jujeño, y de la Cámara Federal de Salta, que se tomó “dos años para confirmar esta medida”.

“Horacio Aguilar fue juez en la etapa de instrucción de la causa, en la que hoy ejerce la defensa del imputado y, además, intervino también como juez de Cámara de Salta y el otro, Diego D´Andrea Cornejo, participó previamente en el expediente como funcionario judicial”, remarcaron, para luego rematar: “son rentados con el fin de llevar adelante maniobras obstaculizadoras y así evitar lo inevitable: llevar a juicio oral al empresario”.

Entre las estrategias de Aguilar y D’Andrea denunciadas, destacaron una recusación general que congeló la causa en los cajones federales.

También, en el documento se decica unas lineas al juez Renato Rabbi Baldi Cabanillas, integrante de la Cámara Federal de Salta.

H.I.J.O.S dice que el salteño debió inhibirse de la causa, porque Baldi Cabanillas integra, desde julio de 2012, la llamada Academia Nacional de las Ciencias Morales y Políticas. Este espacio es compartido con Blaquier y, a través de un mensaje de solidaridad hacia el empresario, firmado y publicado por el mismo en un medio nacional, lo define como de “intachable trayectoria”.

En el comunicado además denuncian que la etapa de instrucción de la causa se cerró en el mes de abril pasado, pero una vez más, el hombre del Opus Dei y el codefensor presentaron otra “chicana judicial”, aún sin resolver en la Cámara Federal de Salta.

Horacio Aguilar es el poder detrás del poder.

Aguilar, además de ser haber sido asesor del Ministerio de DDHH de Salta, es amigo personal de Urtubey, y es sus principales hombres de consulta.

El pueblo a Horacio Aguilar no lo eligió nunca.

Apenas se le conoce la cara, pero su palabra es decreto.

Fue también el abogado de los familiares de las turistas francesas, durante todo el accionar de Martín Pérez.

Cuando el padre de Cassandre Bouvier se enteró de la amistad con Urtubey pidió que lo saquen del caso, pero ya los había “representado” dos años.

Como si no bastara, el abogado fue señalado por el narcopolicía Gabriel Gimenez, como el hombre -junto a Alfredo Petrón- que ordenaba en 2011 pinchar teléfonos de periodistas y opositores, entre ellos el entonces candidato a gobernador Alfredo Olmedo.

Públicamente a Horacio Aguilar se lo conoció como el juez federal reemplazante de Abel Cornejo (otro amigo de la casa), cuando este saltó a la Corte de Justicia de Urtubey.

Luego Aguilar le dejó el cargo al también amigo U, Julio Bavio, quien no investigó las pinchaduras telefónicas y aún no logró ser ratificado en el cargo por el Senado Nacional.

Una verdadera historia de chicos bien…o no tanto.

Comentá la nota