“Siempre  pecamos, el hombre nació pecador”, comentó Marcelo Cifuentes en su paso por el diván de “El Eco” en mayo de 2014. En esa entrevista, el escribano indicó además que reza antes de acostarse y por la mañana. Las declaraciones que realizó en aquella entrevista podrían no ser tan coloridas, puesto que el dirigente político y deportivo atraviesa una situación financiera que parece difícil, además de una denuncia penal por defraudación.

Según información del Banco Central, entre el 25 de noviembre del año pasado y el 19 de febrero de este año, fueron 364 los cheques rechazados (por falta de fondos) a nombre de Cifuentes. De esa cantidad, según se informa al día de hoy (los datos se actualizan cada aproximadamente diez días) 99 fueron abonados (lógicamente, después de su fecha de vencimiento). Es decir, el notario pagó el 27% de los cheques y el 25% de la deuda total (abonó 1 millón 164 mil pesos sobre 4 millones 526 mil). Hasta aquí los números más significativos.

La Afip señala que las actividades que realiza el escribano son: a) servicios notariales, b) servicios de asesoramiento, dirección y gestión empresarial realizados por integrantes de cuerpos de dirección en sociedades excepto las anónimas. Cabe preguntar si dichas actividades pueden, de manera natural, lógica, desembocar en más de trescientos cheques rechazados por parte de varios bancos. Los escribanos, claro está, teóricamente deben ser personas casi impolutas, intachables.

Por otra parte, vale recordar que el jueves se conoció que Nancy Della Rocca inició el 20 de febrero una denuncia penal contra Cifuentes por defraudación. El fiscal a cargo es Gustavo Morey, que deberá trabajar sobre una causa que no carece de intereses políticos.