Chávez, un presidente que marcó la necesidad de democratizar los medios de comunicación

Chávez, un presidente que marcó la necesidad de democratizar los medios de comunicación
Aquel 25 de mayo de 2003, el presidente venezolano Hugo Chávez luego de escuchar el discurso de Néstor Kirchner se mezcló entre la militancia y repartió a cada uno que se acercaba a saludarlo `La Revolución no será transmitida`, aquel documental que mostraba lo que los medios hegemónicos no.
Era aquel 25 mayo de 2003, cuando Argentina comenzaba a despertar y la relación entre Hugo Chávez y Néstor Kirchner daba sus primeros pasos en un camino que iba a encontrarlos en la búsqueda de la unidad y el rescate de la vieja utopía de la Patria Grande.

A esa altura el líder venezolano, de quien mañana se conmemora el primer año de su fallecimiento, entendió lo que estaba en juego en la región, y sobre el todo el rol que jugarían los medios hegemónicos.

Así fue que trajo consigo a la Argentina decenas de copias del documental `La Revolución no será transmitida` (2003), realizado por dos documentalistas irlandeses que exponían aquello que no contaban los grandes medios de comunicación.

Chávez lo repartía como quien divulga una verdad que ha sido ocultada por años: cada CD contenía las pruebas de que aquella madrugada del 11 de abril del 2002 su gobierno no había caído solo por el accionar de los dirigentes opositores sino también por la complicidad de varios medios de comunicación.

En la película dirigida por Kim Bartley y Donnacha O´Briain se relataban las horas en las que él había sido desplazado -"secuestrado", define un funcionario chavista durante el documental- de su despacho y trasladado hacia las afueras de Caracas, mientras el empresario venezolano Pedro Carmona juraba como presidente interino.

Ese nuevo gobierno, ilegítimo y avalado por los grandes medios de comunicación privados, tuvo que enfrentarse inmediatamente con protestas populares que se mantuvieron siempre firmes a favor de Chávez.

Carmona había asumido ilegalmente el poder y había encarcelado a funcionarios chavistas, además de haber cerrado varios medios de comunicación alternativos.

En las calles eran reprimidas las protestas que reclamaban la liberación de Chávez y la continuidad de su gobierno, que había sido elegido en elecciones democráticas en diciembre de 1998.

Los medios hegemónicos ocultaban esta situación: por ellos se paseaban los dirigentes opositores que acababan de usurpar la casa de gobierno. La revolución no era transmitida. El golpe, sí.

La movilización popular y el sector de militares que respondió al vicepresidente Diosdado Cabello lograron que el 14 de abril de 2002 Chávez fuera liberado y repuesto como jefe de Estado.

Ese hecho marcó la relación del líder bolivariano con los medios. El golpe "no hubiese sido posible sin el apoyo de los medios de comunicación", afirmó días después.

Fue entonces cuando comenzó a consolidarse la necesidad de creación de una ley que regule, desde una nueva óptica, la comunicación.

"El golpe no hubiese sido posible sin el apoyo de los medios de comunicación"

Hugo Chávez Así fue que en 2004 en Venezuela fue promulgada y sancionada la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión.

Esta norma, que marcó un antecedente regional en materia de regulación de medios de comunicación -desde una concepción de la información como derecho- estableció la importancia de fomentar el equilibrio democrático para promover la justicia social y contribuir con la formación de la ciudadanía, la democracia, la paz, los derechos humanos, la educación, la cultura, la salud pública y el desarrollo social y económico de la Nación.

En el marco de entender a la comunicación como una herramienta para el desarrollo político cultural de Latinoamérica, el gobierno de Chávez también creó el Ministerio de Poder Popular para la Comunicación y la Información. El desafío era orientar y promover el acceso de todos los venezolanos y las venezolanas a la información.

En materia de comunicación, también fue la Venezuela de Hugo Chávez la que impulsó, junto con Argentina, Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Uruguay la creación de Nueva Televisora del Sur, C.A., conocida como Telesur, una compañía pública que se creó en 2006 como un modo de contrapesar la agenda informativa de las cadenas extranjeras.

En 2009, cuando el presidente de Honduras, Manuel Zelaya, fue secuestrado por un grupo de militares y trasladado a Costa Rica, en una jornada en la cual se iba a realizar una consulta para reformar la Constitución, que fue suspendida por la Corte Suprema de Justicia, fue central el rol de la cadena Telesur.

Mientras CNN hablaba de que Zelaya había sido detenido, Telesur afirmaba que había sido secuestrado y fue esta cadena la que denunció y permitió seguir el desarrollo de los acontecimientos, señalando un nuevo antecedente en el rol de los medios como actores políticos determinantes a la hora de cuestionar gobiernos constitucionales, elegidos democráticamente, con el argumento de que no respetan la institucionalidad.

En nuestro país, el conflicto con las patronales agropecuarias, en 2008, marcó un escenario mediático que dejó al descubierto el impulso de los medios hegemónicos hacia los grupos económicos concentrados en defensa de sus intereses, dejando en evidencia sus modos de construcción informativa.

Esos días acunaron un debate sobre el rol del periodismo que tuvo como uno de los desencadenantes la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que muchos jóvenes, pertenecientes a la generación a la que Chávez le quiso entregar en mano ese documental, militaron e impulsaron.

Al igual que en América latina, con la llegada de Chávez al gobierno, un bloque ideológicamente uniforme de medios, representativo de los grandes intereses económicos, controlaba la agenda política.

Hoy ha pasado más de una década, y la región marca su agenda propia que se traduce -por ejemplo- en cada cumbre de UNASUR, Mercosur o Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).

Lo que siguió a la distribución del documental `La Revolución no será transmitida`, realizado por cineastas irlandeses que estaban en Venezuela para hacer una película sobre Chávez -y llegaron a poder retratar las horas del golpe dentro del Palacio de Miraflores-, fue el camino emprendido por el líder venezolano que marcó un relevante antecedente para entender las iniciativas de democratización de los medios de comunicación retomadas -luego- por otros gobiernos de la región.

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