Chau Chueco...

Chau Chueco...

La muerte de Juan Carlos “Chueco” Mazzón, en el comienzo de este fin de semana, habilita más que nunca el lugar común corriente de las necrológicas: con su partida también comienzan a decir adiós varias épocas distintas del peronismo, la fuerza política que sirvió hast

         

Sus últimas horas transcurrieron en el afán de colaborar con la candidatura presidencial de Daniel Scioli, volcando en esa tarea su reconocida experiencia de años al servicio de los presidentes Carlos Menem, Eduardo Duhalde, Néstor y Cristina Kirchner.

Nativo del norte de Santa Fe y mendocino por adopción, desde su juventud su personalidad combinó los perfiles del soldado de la causa que cuando llega el momento, puede devenir diplomático.

Como soldado, su figura preferida, sirvió a los presidentes mencionados en el triunfo y la derrota. Con diplomacia, arregló entuertos, brindó contención a todo el espectro del peronismo, siempre con el más bajo perfil.

Como ejemplo claro de esa forma de vivir la política, el Chueco, un hombre de Guardia de Hierro en los ’70, funcionario con oficina en el primer piso de la Casa Rosada en los últimos trece años, tuvo como su segundo todo ese período a su amigo Juan Carlos Sereno, un santafesino que hizo toda su militancia en la Tendencia.

Tres Líneas, que lo conoció y lo trató, lo despide como a un amigo que se extrañará, pero también como a un representante de una época de la política que ya no se repetirá.  

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