La Asociación de Bancos de la Argentina (ABA) felicitó al Gobierno por haber alcanzado el preacuerdo con Repsol por el 51% de las acciones de YPF, al interpretarlo como una buena señal que permitirá encarar la solución del resto de las cuestiones pendientes, entre las cuales destacó la presión impositiva sobre el conjunto de la economía.

En el marco del cóctel de fin de año para la prensa, el presidente de de ABA, Claudio Cesario, realizó un balance anual del sector, expresó su visión sobre la oportunidad que tiene el país a futuro y resaltó la necesidad de recrear la confianza mutua entre los distintos actores económicos.

“Podemos afirmar que no existe capacidad prestable ociosa en el sistema”, apuntó Cesario, quien comenzó su discurso señalando la importancia del acuerdo con Repsol para conseguir en el mediano plazo el financiamiento necesario para encarar diversos proyectos de inversión.

De acuerdo a los datos de la asociación, los depósitos del sector privado hoy alcanzan a $500.000 millones, mientras que los préstamos a este sector suman $470.000 millones. Así Cesario buscó derribar uno de los dos mitos a los que se refirió ayer: “los bancos no quieren prestar o lo hacen a quien no lo necesita”. A su vez, relativizó otra creencia extendida: “el sistema gana mucha plata”. La rentabilidad promedio nominal del sistema financiero en los últimos diez ejercicios fue de 11,3%, alcanzando al 11,8% para los bancos privados. “Pero si esa rentabilidad del 11,3% promedio se ajustara por el índice de precios del Indec, se ubicaría en el 2,3% y tendría signo negativo de -1,9% si se utilizara el índice de precios implícitos en el PBI”, explicó Cesario, al señalar que los bancos aportan al fisco una suma similar a la que destina al pago de salarios y a su propia rentabilidad. “En 2012, el sistema aportó $ 23.000 millones al fisco. A su vez, pagó más de $ 20.000 millones en concepto de remuneraciones, sin cargas sociales, beneficiando a casi 100.000 personas”, agregó.

En ese marco, Cesario destacó que la Argentina tiene en la actualidad la tasa más alta de la región: aumentó del 21 al 37% del PBI entre 2001 y 2012.