Cerca de 5.000 tucumanos quedaron aislados en el sur

Cerca de 5.000 tucumanos quedaron aislados en el sur

Monteagudo, La Ciudacita y Atahona, entre otros pueblos bañados por los ríos Chico, Gastona y Medina, quedaron bajo el agua. Algunos vecinos se negaban a ser evacuados por temor a los robos. La Madrid recobró algo de calma, pero sigue con temor

 

Las aguas errantes, que desbordaron el domingo de los ríos Medina, Gastona y Chico, avanzaron sigilosas, pero no menos ofensivas, por las comunidades del sudeste tucumano. Ayer dejaron totalmente aisladas a unas 5.000 personas, de las cuales unas 600 habían sido evacuadas y alojadas en la escuela de Monteagudo. La gente perdió muebles, electrodomésticos, ropa y otras pertenencias. Sus animales (vacas, ovejas, cabras y cerdos) fueron arrastrados por el agua. También acusaron la destrucción de plantaciones de caña de azúcar, hortalizas y cereales. “La creciente llegó anoche (por el lunes), de improviso, y apenas nos dio tiempo a levantar algunas ropas, a los chicos y enseguida disparar hacia la ruta. Aquí nos pasamos sentados en medio de la oscuridad, con el miedo a que el agua siga subiendo y nos arrastre” contó Mercedes Pérez, de Ciudacita. La mujer, al igual que otros varios vecinos, se refugió en la orilla de la ruta provincial 329. Esta carretera en el paraje Bajo Los Sueldos (7 kms al sudeste de La Trinidad) quedó sepultada.

La circulación en auto se debía hacer con extrema precaución. En Bajo Los Sueldos y en Ciudacita el drama de la inundación lo sufrían unas 50 familias. Los damnificados se quejaron de no haber recibido ayuda para enfrentar la emergencia. “Sólo nos trajeron agua, pero no tenemos cómo cocinar ni dónde dormir”, dijo Patricio Albornoz

Hasta expirar la tarde de ayer, personal del Grupo Cero de la Policía, de Defensa Civil, de la Policía Lacustre y Bomberos Voluntarios de Bella Vista estaban desplegados en botes y lanchas en los parajes Niogasta, Sud de Lazarte y Esquina, ubicados a la vera de la ruta x332, al este de Monteagudo. Procuraban rescatar varias familias que yacían amparadas en el techo de sus casas, lomas e incluso árboles. Las aguas, que asomaron durante la madrugada, alcanzaron hasta el metro y medio de altura en Ciudacita, Palomino, Los Pérez, Melcho, Los Valenzuela y Los Sandoval, en el departamento Simoca. El comisario general Mario Rojas, segundo jefe de la Policía, junto al comisario Humberto Ruesgas, jefe de la Regional Sur, sobrevoló en helicóptero las zonas afectadas. “Vamos a verificar los sectores que más ayuda están necesitando frente a esta contingencia” dijo. “En Sud de Lazarte las familias están desesperadas por salir de ahí y no regresar más a sus casas. Tienen temor de que el agua las lleve. Aunque no saben dónde ir a vivir, sólo quieren estar en un lugar más seguro”, contó Antonio Robledo, jefe de los Bomberos Voluntarios de Bella Vista. Sucede que esa zona, desde que comenzó el verano, sufrió más de cinco desbordes del río Chico. 

Resistencia

Mientras algunos esperan ser rescatados, otros se resisten a abandonar sus hogares por el temor a robos. Es lo que sucedió en Los Valenzuela y Los Sandoval. “Hay gente a la que ya se les arrebató algunas cosas. Prefieren sufrir el anegamiento en sus casas, cuidando lo poco que les dejó la creciente, a que lo termine llevando algún ladrón” dijo Ramón Juárez, director de la escuela Coronel Saavedra, de Atahona, cuyo edificio fue dispuesto en un primer momento como lugar de albergue de los evacuados, aunque después del mediodía se reasignó a la de Monteagudo. Atahona se inundó en el sector oeste de las vías del ferrocarril, pero ahí sólo fueron evacuadas cuatro familias. 

Indignados

Las aguas que desbordaron del río Medina comenzaban a acercarse a Monteagudo. Desesperado por evitar que la masa líquida ingrese al pueblo, el comisionado comunal, Arturo Guerra, mandó a sus obreros a romper la ruta 329 a la altura de Los Trejos. De esa manera, calculó, el agua se desviaría al otro extremo de la ruta, tomando hacia el río Chico. Una topadora inició la tarea, pero un grupo de vecinos se instaló en el lugar y exigió al maquinista que se detuviera. El agua ya había comenzado a pasar por la huella abierta. “Esto sólo va a servir para dejarnos totalmente aislados. Ahora por lo menos podemos ir al pueblo a comprar algo. Con esta acequia no vamos a poder hacerlo”, tronó uno de los manifestantes. “No se los va a abandonar. Ahora vamos hacia a ustedes con ayuda. Esto no lo dispuse yo, sino la gente que sabe del tema”, explicó Guerra. Sin embargo, la discusión comenzó a subir de tono. Otro poblador sentenció: “aquí nadie va a hacer nada porque de lo contrario esto va a terminar mal”. Para evitar problemas mayores el jefe comunal ordenó detener la tarea. Sucede que los vecinos ya no podían avanzar hacia el oeste a raíz del anegamiento de la ruta en Bajo Los Sueldos, con la apertura del desagüe al este, tampoco iban a poder salir hacia Monteagudo.

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