En el centro de San Luis ya trabajan 40 trapitos

En el centro de San Luis ya trabajan 40 trapitos

Vecinos aseguran que hay más lavacoches en las calles que antes. Hay menores de edad en la actividad.

Las calles del microcentro y particularmente las dársenas del Colegio Lafinur y plaza Independencia se han vuelto el lugar preferido para los trapitos de San Luis. En total hay 40 trabajadores informales dentro de las 4 avenidas. En el colegio Lafinur es donde más se concentran: hay 10 en todo el perímetro. En plaza Independencia hay 9 y el resto se distribuye mayoritariamente por Illia, Colón, Rivadavia, Lavalle, General Paz y Pringles.

 

En su mayoría, se trata de hombres, jóvenes y adultos, entre los 20 y 40 años. En el relevamiento que hizo El Diario de la República, se identificó a una sola mujer entre los trapitos y 3 niños. La mayoría de ellos ofrece limpiar las ventanas de los autos en las esquinas; en algunas calles como en Pedernera, en el Colegio Lafinur y en plaza Independencia, preguntan si pueden cuidarlos, casi siempre  por un monto "a voluntad". 

 

Los vecinos tienen distintas opiniones sobre los trapitos. “Es una cara que ya nos es familiar, y eso nos genera una sensación de seguridad. Cuando se va el estacionamiento medido, y se va la Policía, sólo queda el trapito. Si algo malo llega a pasar, él nos ayudaría. Es algo que siempre hablo con gente de otros comercios de la cuadra”, comentó una comerciante de calle Pedernera.

 

“Considero que los trapitos son producto de una sociedad sin inclusión, sin empleo. En general son padres jóvenes, están en una familia muy numerosa, y tienen que encargarse de eso”, opinó Graciela, otra vecina.

 

“Hay pibes buenos y malos. Pero a ellos no les queda otra. Habría que darles una oportunidad, que los registren por ejemplo”, apuntó como solución Marta una transeúnte habitual del centro.

 

“Hay el doble de los que había. Y si no le pagás o das algo, fuiste. Te pegan un rayón o te rompen la óptica”, afirmó Gastón, un automovilista de la zona. “En plaza Independencia te rayan el auto si les decís `no quiero lavarlo´ o `gracias no me lo cuides´”, coincidió Nora.

 

 “No se puede legislar o regular una actividad irregular porque nadie puede cobrar por el uso del espacio público que es de todos. Así como el mantero usa la vereda para su actividad y el trapito la calle, en ambos casos se trata de bienes de dominio público municipal. Sólo se puede regular la actividad comercial”, remarcó el concejal de la Unión Civica Radical, Francisco Guiñazú, sobre la problemática.

 

“Hay claramente un uso indebido del espacio público. Hay que buscar una solución para que no queden sin trabajo, porque lo necesitan. Como por ejemplo cuando se creó la cooperativa de limpieza que trabajó para Transpuntano”, afirmó el concejal del Frente Para la Victoria, Federico Cacace. “Este año este y otros puntos serán materia de análisis”, aseguró el edil quien confirmó que el ultimo año no se presentó ningún proyecto en el Concejo Deliberante para regular la actividad.

 

Casi ninguna de las autoridades municipales quiso prestar declaraciones sobre la situación. Sólo Diego Nicola del Cuerpo de Inspectores Municipales, aclaró que su área se encarga tan sólo de inspecciones de comercio.

 

Sin embargo los trapitos no parecen tener problemas periódicos en el centro. El año pasado sólo se registró un incidente en el que intervino la policía. Los antecedentes más graves fueron las muertes de dos trapitos en 2016 en la capital y 2013 en Villa Mercedes, pero en ambos casos fueron por grescas entre los trabajadores informales, fuera de sus calles de trabajo.

 

El punto más grave de la situación parece ser el trabajo infantil. El Diario observó a tres niños sobre avenida Lafinur y Junín, con sus baldes y trapos, expectantes junto a los semáforos. "El menor no puede ser detenido porque no está cometiendo ningún delito. Está en una situación de riesgo, es una contravención”, explicó Pablo Vieytes, subjefe del Departamento Judicial, de la Comisaría del Menor.

 

“La gran mayoría de ellos ya han sido identificados. Se los retira, se los traslada a la dependencia policial y se llama a los padres para que los vengan a buscar. Muchos padres no vienen y la policía debe llevarlos a sus hogares. Y de ahí vuelven a la calle”, detalló.

 

Otra dificultad que existe es que calles cercanas a las plazas de la ciudad, como Pedernera, Colón, Pringles y Rivadavia tienen el sistema de estacionamiento medido, por lo que muchos vecinos además de pagar el impuesto municipal, deben darle un monto al lavacoches de turno.  "Si pagamos estacionamiento medido no los deberían dejar estar. Me siento estafada", dijo Liliana, otra cliente del informal y creciente negocio.

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